domingo, 25 de septiembre de 2011

Capitulo 35. Otra vez en el Bosque


Capitulo 33. Otra vez en el bosque

El solo título del capítulo les generó más dudas, miraban las hojas faltantes y se decían que estaba por terminar todo, solo unos capítulos más y descubrirían porque fue enviado el libro, la razón detrás de todo.

Al fin la verdad. Tirado con la cara contra la polvorienta alfombra de la oficina donde una vez creyó estar aprendiendo los secretos de la victoria, Harry entendió al fin que no estaba destinado a sobrevivir.

-Claro que lo hará—rugió Lily—yo me aseguraré de ello.

-Y no estarás sola—prometió james con mirada sombría—te lo juro, nuestro Harry no tendrá que pasar por nada de eso.

-Ya verás pelirroja—aseguró sirius—la única persona de la que Harry tendrá que huir será de ti después de descubras alguna de sus travesuras.

 Su tarea suponía ir tranquilamente en busca de un abrazo de bienvenida dado por la muerte.

Lily había perdido la batalla contra las lagrimas, james tenía un profundo y grueso nudo en la garganta que le impedía hablar, Alice se aferraba a Frank, y con esfuerzo lograba retener las lagrimas, sirius y Ángela escuchaban atentamente, ambos completamente consternados y preocupados por la inminente muerte de Harry, no podían soportarlo.

A lo largo del camino, debía deshacerse de los vínculos que mantenían a Voldemort vivo, de modo que cuando se interpusiera él en su camino, sin levantar la varita a modo de defensa, el final fuera limpio, y el trabajo que debería haber sido hecho en el Valle de Godric, quedara acabado.

-Nada quedará acabado—sollozó Lily—Harry nunca tuvo que estar inmiscuido en esta guerra, no es justo.

 Ninguno viviría, ninguno podía sobrevivir. Sentía el corazón palpitándole ferozmente en el pecho. Qué extraño era que, en medio del pavor de la muerte, palpitara con máximo esfuerzo, manteniéndolo gloriosamente vivo.

Bien era cierto que Lily y james, sentían pánico por la muerte de su hijo, sin contar que a los demás  les afectaba de igual modo, también lo era que los Potter se sentían inmensamente orgullosos del modo en que su hijo aceptaba su muerte, por supuesto estaban decididos a que no pasara, pero, la actitud de  Harry frente a su sacrificio les mostraba hasta donde llegaba su inmensa generosidad.

Pero habría de parar, y pronto. Sus latidos estaban contados. ¿Cuánto tiempo le quedaba para, mientras se levantaba y caminaba a través del castillo por última vez, atravesar los terrenos e ir al bosque?

Remus forzaba a las palabras a salir de sus labios, ignorando el dolor propio que le causaba pronunciarlas, no podía dejar de pensar en el inmenso aguijón que debía estar clavándose con fuerza en el corazón de james y Lily.

El terror lo cubría mientras se tiraba en el suelo, con el latido fúnebre de su interior.

-por supuesto que tiene miedo—Lily temblaba en brazos de su esposo—es solo un niño, no tiene que estar entregándose a la muerte.

-Lily—intentó Alice—cálmate

-¿Cómo te sentirías si fuese Neville?—le contestó con acritud

-Yo..—Lily jamás le había hablado de ese modo pero Alice no se lo reclamaría por lo tanto no encontró nada que decirle

-Cielo—la previno james en el oído y Lily pareció recobrar la cordura

-Lo siento Alice—se excusó la pelirroja—es que la situación me supera.

-No hay cuidado—la tranquilizó Alice—pero quiero que sepas que todos aquí protegeríamos a Harry con nuestra vida.

-Y haríamos lo mismo por Neville—aseguraron james y Lily al tiempo.

 ¿Dolería el morir? Todas esas veces que había pensado que estaba a punto de ocurrir pero había escapado, no había pensado realmente en ello: su voluntad de vivir había sido siempre más fuerte que su miedo a morir.

Ángela se preguntaba donde estaba ella en ese futuro, le tenia mucho cariño a Lily, ella y Alice eran sus mejores amigas, no entendía como dejaba a Harry a la deriva, esperaba que hubiese un muy buen motivo para no intentar ayudarlo.

 Con todo, en ese momento no se le ocurrió intentar escapar, correr más que Voldemort. Se había acabado, lo sabía, y todo lo que quedaba era morir.

James miró con reproche a Dumbledore, con esa mirada lo culpaba, lo culpaba por dejar a su hijo con la misión de los Horrocruxes, lo culpaba por haberle ocultado tantas cosas y sobre todo lo culpaba por no haber encontrado una salida donde su hijo sobreviviera.

¡Si hubiera muerto aquella noche de verano en que abandonó el número cuatro de Privet Drive por última vez, cuando la noble varita de pluma de Fénix le salvó! ¡Si hubiera muerto como Hedwig, tan rápido que no se hubiera dado cuenta de qué sucedía! O si hubiera podido interponerse entre una varita y alguien a quien amara...

-Es realmente noble—dijo Alice con la voz cortada

-Es un gran chico—convino Lily—no puedo estar más orgullosa de el.


Ahora envidiaba incluso las muertes de sus padres. Esta despiadada caminata hacia su propia destrucción requería una clase distinta de valentía.

-Requiere muchísimas más valentía—dijo james quien no había podido evitar el par de lagrimas que resbalaban por sus mejillas—eso demuestra la excelente persona que eres, mucho mejor que nadie a quien haya conocido y me siento tremendamente orgulloso de decir que es mi hijo.

Sentía que sus dedos temblaban levemente e hizo un esfuerzo por controlarlos, aunque nadie podía verlo, pues los retratos de las paredes estaban todos vacíos.

-Nadie te juzgaría por tener miedo—dijo sirius con voz rota.

-Y si lo hacen son unos malditos infelices—dijo Remus con una sombra del hombre lobo en sus ojos y su voz—porque ellos no serian capaces de hacer lo que Harry se dispone a realizar.

Lentamente, muy lentamente, se incorporó, y al hacerlo se sintió más vivo y más consciente de su propio cuerpo que nunca. ¿Por qué nunca había apreciado el gran milagro que él mismo era, el cerebro, los nervios, el palpitante corazón? Todo eso desaparecería… o, al menos, desaparecería de él.

Sirius dejó caer la cabeza entre sus manos en gesto de profundo abatimiento, había fallado, primero se dejó engañar por Peter y eso causo la muerte de james y Lily y después se dejó asesinar por Bellatrix dejando solo a Harry, se sentía la peor persona del mundo.

Su respiración se volvió lenta y profunda, y su boca y su garganta se quedaron totalmente secas, pero más lo estaban sus ojos.
La traición de Dumbledore no era casi nada.

-¡¿Casi nada?!—gritó Lily histérica, Dumbledore no dijo nada—¿casi nada?—repitió—solo te está enviando a la muerte, ¿por qué eso habría de molestarte?

Por supuesto que había un plan mayor: Harry había sido simplemente demasiado estúpido para verlo, ahora se daba cuenta. Nunca se había preguntado por qué Dumbledore lo quería vivo.

-Mi hijo no es un juguete, ni un animal de crianza—Lily estaba verdaderamente furiosa—ni mucho menos una marioneta de nadie y si se atreve a utilizarlo de esa forma de nuevo—amenazó a Dumbledore mientras james intentaba contenerla—voldemort le parecerá un cachorrito comparado con lo que yo puedo hacer.—Remus consideró prudente interrumpir cualquier otra cosa que quisiera decir Lily y reemprendió la lectura.

Ahora veía que sus años de vida los había determinado cuánto tiempo tardara en eliminar todos los Horrocruxes. ¡Dumbledore le había pasado el trabajo de destruirlos, y él, obedientemente, había continuado acabando con los vínculos que ataban, no sólo a Voldemort sino a sí mismo, a la vida! Cuán hábil y elegante había sido, para no perder más vidas, pero sí darle la peligrosa tarea al muchacho que ya había sido marcado para la matanza, y cuya muerte no sería una calamidad, sino un soplo contra Voldemort.

-Claro—ironizó Lily—¿a quién podría importarle que un chico de 17 años tuviese que sacrificarse para salvar el mundo?


Y Dumbledore sabía que Harry no iba a eludir su responsabilidad, que llegaría hasta el final, aunque fuera su final, porque se había tomado la molestia de conocerlo bien, ¿o no? Dumbledore sabía, igual que Voldemort, que Harry no dejaría que ninguna otra persona muriera por él ahora que había descubierto que la fuerza para parar todo aquello estaba en sí mismo.

-No es por ti por lo que murieron—dijo Ángela mientras acariciaba el cabello de sirius que seguía con la cabeza entre los brazos—es por culpa del infeliz de voldemort y su absurda búsqueda del poder.

Se forzo a recordar las imágenes de Fred, Lupin y (Remus tragó saliva con fuerza) Tonks cayendo muertos en el Gran Comedor, y por un momento apenas pudo respirar

Remus se sorprendió un poco cuando tuvo que hacer más esfuerzo para leer el hecho de que dora estuviese muerta que a leer su propio nombre.

La muerte estaba impaciente...Pero Dumbledore lo había sobrestimado. Había fallado: la serpiente sobrevivió.

-No por mucho—prometió james con fiereza—yo mismo voy a destruir todos los Horrocruxes y seguiré con el infeliz de su creador.

Un Horrocrux aún ataba a Voldemort a la tierra, incluso después de haber matado a Harry. Cierto, eso significaría un trabajo más fácil para alguien. Se preguntaba quién lo haría... Ron y Hermione sabían qué debía hacerse, por supuesto... Ése debía ser el por qué de que Dumbledore quisiera que confiara en ellos dos... De modo que si él cumplía su destino un poco antes, ellos pudieran continuar...

Dumbledore se preguntaba si realmente había actuado de esa manera, ¿es que todo lo que paso con Grindelwald y las consecuencias no le había servido par nada?

Al igual que la lluvia en una ventana fría, esos pensamientos repiquetearon contra la fría superficie de la innegable verdad, que él debía morir. Debo morir. Debo terminar. Ron y Hermione parecían algo muy lejano ya, en un país remoto; sentía como si se hubiera separado de ellos hacía mucho tiempo.

James se preguntó que sentiría en el lugar de su hijo. ¿Habría decidido ir a despedirse de sirius y Remus? ¿les habría contado todo y les habría suplicado que cuidaran de Lily y Harry?, no, no lo haría, sabia que si les contaba algo como eso, sus dos amigos se negarían a dejarlo marchar solo, intentarían impedirlo, además, ellos no necesitaban que les pidiera que cuidaran de Lily y Harry, james sabia que lo harían, ellos sabrían que eso era lo que él habría querido.

 No habría despedidas ni explicación alguna, estaba decidido. Este era un viaje que no podrían emprender juntos, y los intentos que ellos pudieran hacer para pararlo sólo le harían perder un valioso tiempo. Miró hacia el estropeado reloj de oro que había recibido por su decimoséptimo cumpleaños. La mitad de la hora que Voldemort le había dado para su rendición casi había transcurrido.

Frank solo podía hacerse una ligera idea de lo que james podría estar sintiendo, no lograba imaginar un destino tan terrible para su hijo, estaba seguro de que james preferiría estar muerto que permitir que Harry pasara por todo eso.

Se incorporó. Su corazón golpeaba contra sus costillas como un pájaro frenético. Quizás él sabía que le quedaba poco tiempo, quizás estaba decidido a cumplir con los últimos latidos antes del final. No miró hacia atrás cuando cerró la puerta de la oficina.

Lily jamás se había sentido tan desgraciada, ¿Qué según el libro moriría en menos de un año?, no le importaba Harry estaría bien, ¿Qué james también moriría intentando protegerla a ella y a su hijo?, le dolía, pero podía vivir con eso, sabia que era la forma en la que su esposo querría morir, ¿Qué voldemort seguía vivo varios años en el futuro?, sabia que había gente dispuesta a hacerle frente, pero que su bebe, que su pequeño estuviese destinado a morir era algo que sencillamente no podía soportar, se sentía morir con cada palabra que Remus pronunciaba.

El castillo estaba vacío. Se sentía como un fantasma al cruzarlo solo, como si ya hubiera muerto. La gente de los cuadros todavía estaba ausentes de sus marcos; el lugar al completo aún resultaba espeluznante, como si el resto de su sangre estuviera concentrada en el Gran Comedor, donde se apiñaban los muertos y los heridos.

Pese a su dolor por su hijo, james no pudo evitar pensar en Remus, el miedo afloró rápidamente en Alice y Frank al preguntarse por la suerte de Neville, y sirius sintió que no podría soportar más malas noticias, todo lo que se oía en la habitación era la voz de Remus y los ahogados sollozos de Lily.

Se puso la capa de invisibilidad y descendió varios pisos, hasta que en el último descendió la escalera de mármol del vestíbulo. Quizás una minúscula parte de sí mismo esperaba ser detectado, ser visto, ser detenido, pero la capa era, como siempre, impenetrable, perfecta, y alcanzó las puertas delanteras fácilmente.

James se sentía totalmente impotente, ahora él como Lily pensaban que el libro había sido enviado porque Harry no había podido vencer, y porque voldemort finalmente se había hecho con el control del mundo mágico, quizá ya gobernaba también a los muggles y el estatuto del secreto había sido eliminado.

Entonces Neville pasó caminando muy cerca de él.

Frank y Alice no pudieron evitar saltar en sus asientos y aproximarse un poco  a Remus, a la espera de saber cómo estaba su hijo.

Estaba trasladando un cuerpo desde los terrenos junto con otra persona.

Lagrimas bajaban también por las mejillas de Alice, no podía creer que su pequeño tuviese que ver tanta muerte, y por lo que habían leído, su hijo había liderado un pequeño ejército en esa guerra.

Harry echó un vistazo hacia abajo y sintió otro soplo de tristeza en el estómago: Colin Creevey, aunque menor de edad, debía haber entrado furtivamente, tal y como lo habían hecho Malfoy, Crabbe y Goyle. Era diminuto aun estando muerto.

-No Conocemos a ningún Creevey ¿verdad?—preguntó Ángela con voz ahogada.

-No, a lo mejor es hijo de muggles—indicó Frank después de forzarse a pasar saliva

-McGonagall le ordenó que se marchara—les recordó Lily entre hipidos—pero el decidió quedarse a luchar por lo que consideraba correcto.

-Es solo un pequeño—sollozó Alice—su mayor preocupación deberían ser los exámenes o conseguir a la chica que le gusta, no prepararse para una batalla y morir en ella.

–¿Sabes qué? Puedo llevarlo solo, Neville –dijo Oliver Wood, y levantó a Colin sobre su hombro en un movimiento de bombero, cargándolo hasta el Gran Comedor.
Neville se inclinó contra el marco de la puerta por un momento y se limpió la frente con la parte posterior de su mano. Parecía un hombre mayor.

-Claro que parece un hombre mayor—protestó Alice—está llevando una carga muy pesada sobre sus hombros.

Entonces miró de nuevo hacia atrás, en la oscuridad, en busca de más cuerpos para recuperar.

Las dos madres miraron a sus pequeños, profundamente dormidos, ajenos a los horrores que les esperarían en unos años, pero también ignorantes de que sus padres y varios más estaban decididos a evitarles todos esos horrores.

Harry echó un vistazo por detrás de la entrada del Gran Comedor. La gente se movía alrededor, intentando reconfortarse unos a otros, bebiendo, arrodillándose al lado de los muertos, pero no podía ver a nadie a quien amara, ninguna pista de Hermione, Ron, Ginny, o cualquier otro Weasley, ni tampoco de Luna.

-C-creo que es…es mejor así—balbuceó james—si los ve, no tendrá..no podrá..no será capaz de marcharse

-Y ellos no lo dejaran marchar—aseguró sirius levantando violentamente la cabeza y con una mirada feroz

-Y en caso de que lo dejen, será porque lo acompañaran—la voz de Remus no dio lugar a discusión—y morirán con él.


Sentía que habría dado todo el tiempo que le quedaba con tal de verlos por última vez; pero, entonces, ¿habría tenido fuerzas para dejar de mirar? Era mejor así.

No había nadie que no tuviese el rostro marcado por un rastro de lagrimas, Remus parpadeaba furiosamente para alejarlas de sus ojos y poder leer, pero la voz se le cortaba, Dumbledore se sentían inmensamente culpable, jamás, en toda su vida había sabido de alguien con tal grado de sacrificio.

Bajó los escalones y se adentró en la oscuridad. Eran casi las cuatro de la mañana, y la calma mortal de los terrenos era como si también ellos estuvieran respirando, esperando para ver si él podría hacer lo que debía hacer.
Harry se movió hacia Neville, que se doblaba sobre otro cuerpo.
–Neville.
–¡Ostras, Harry, casi haces que me dé un ataque!

Ahora todos fruncieron el ceño.

-¿Qué pretende?—cuestionó Lily evidentemente confundida.

-Asegurarse—contestó james—quiere estar seguro de que no será en vano, le dará a Neville alguna pista de lo que debe hacer.

-Neville no lo dejará marcharse—intervino Frank—evitara que se entregue

-No si Harry no le dice lo que pretende—negó james—y estoy seguro de que no se lo dirá.

Harry se había quitado la capa: la idea le había surgido de repente, nacida del deseo de estar totalmente seguro.
–¿A dónde vas solo? –preguntó Neville suspicazmente.

Frank asintió, orgulloso de su hijo.

–Es todo parte del plan –dijo Harry. –Hay algo que tengo que hacer. Escucha... Neville...
–¡Harry! –Neville parecía asustado de repente-.Harry, ¿no estarás pensando en entregarte?
-No, no lo está pensando—dijo Lily con voz completamente derrotada—lo tiene ya decidido.

–No –mintió Harry con facilidad-. Por supuesto que no... Esto es algo diferente. Pero tal vez desaparezca de la vista durante un rato. ¿Conoces a la serpiente de Voldemort, Neville? Él tiene una serpiente enorme... Se llama Nagini...
–He oído hablar sobre ella, sí... ¿Qué pasa con eso?
–Hay que matarla. Ron y Hermione lo saben, pero en caso de que ellos...

-No lo pienses—susurró james muy bajito—ellos estarán bien.

El horror de esa posibilidad le aturdió durante un momento, le hizo imposible seguir hablando. Pero volvió a recomponerse: era algo crucial, debía ser como Dumbledore, mantener la cabeza fría, asegurarse de que habría reemplazos, otros que continuarían. Dumbledore había muerto sabiendo que quedaban tres personas que sabían lo de los Horrorcruxes; ahora Neville ocuparía el lugar de Harry: quedarían tres que conocerían el secreto.

-Pues ahora ninguno de los tres tendrá que hacer nada—Ángela habló con resolución—vivirán tranquilos y solo se dedicaran a estudiar y a sacar de quicio a sus padres.

Los Potter y los Longbotton la miraron con profundo agradecimiento.

–¿Matar a la serpiente?–
–Matar a la serpiente –repitió Harry.
–De acuerdo, Harry... ¿Estás bien, verdad? –
–Estoy bien. Gracias, Neville –
Pero Neville le agarró la muñeca, cuando Harry quise ponerse en movimiento.
–Todos vamos a seguir luchando, Harry. Lo sabes, ¿cierto? –
–Sí, yo…–

Dumbledore se daba cuenta de la cantidad de personas dispuestas a hacerle frente a voldemort que había en esa  nueva generación, eran más que en la actual, pero quizá, solo se debiera a que las cosas no estaban ni la mitad de mal en ese momento que varios años en el futuro.

Un sentimiento sofocante extinguió el final de la frase; no podía continuar. Neville no pareció encontrarlo extraño. Acarició el hombro de Harry, le soltó y se alejó en busca de más cuerpos.

Lily sintió como si un balde de agua helada hubiese sido vaciado sobre ella, tenía la esperanza de que Neville descubriera los planes de Harry y los evitara, pero evidentemente eso no sería así.

Harry volvió a ponerse la Capa y echó a andar. Alguien se movía no muy lejos, observando otra figura tendida en los campos. Estaba a sólo unos metros de ella cuando se dio cuenta de que era Ginny.

De bueno james se preguntó por su proceder en caso de estar en el lugar de su hijo. Si viera a la mujer que ama, al amor de su vida, camino a entregarse a la muerte ¿Qué haría? ¿Delataría su presencia? ¿pasaría de largo? ¿Sería capaz de marcharse sin decirle cuanto la amaba?

Se detuvo. Se inclinaba sobre una chica que susurraba llamando a su madre.
–Tranquila –decía Ginny. –Todo va bien. Vamos a llevarte dentro.
–Pero quiero ir a casa –susurró la chica –¡Ya no quiero luchar más!.

Remus sentía una opresión en el pecho, ¿Cuántos inocentes tendrían que morir antes de que voldemort y sus secuaces cayeran por fin?

–Lo sé –dijo Ginny, y su voz se quebró. –Todo irá bien.
Corrientes de aire frío le recorrían. Quería gritar a la noche, quería que Ginny supiera que él estaba allí, quería que ella supiera a dónde iba. Quería que le detuvieran, que le sujetaran, que le arrastraran de vuelta a casa...

Ninguna frase había producido tal dolor en Lily y james que esa, por primera vez Harry pensaba como un niño más, uno que no tiene que preocuparse por nada, uno que tenia la esperanza de que los demás, los adultos tomaran las decisiones por él, un niño que no tenía ese gran peso sobre los hombros.

Pero estaba en casa. Hogwarts era el primer y el mejor hogar que había conocido. Tanto él como Voldemort y Snape, los niños abandonados, habían encontrado su hogar allí.

-No te compares con Voldemort—rugió james furioso

-En parte tiene razón—dijo sirius ganándose una mirada furiosa de james y una compasiva de Lily—Hogwarts es un hogar para muchos y nos dio a nuestra verdadera familia—endureció un poco la voz antes de continuar—y asesinaré a cualquier que amenace a mi familia.

Ginny estaba arrodillada al lado de la chica herida, sosteniéndole la mano. Con un enorme esfuerzo, Harry se obligó a seguir.

-No puedo imaginar lo difícil que debe ser—dijo james abrazando con fuerza a Lily, como si alguien fuese a aparecer de repente a separarla de su lado—dejarla así…sin poder decirle nada.

-Lo sé—dijeron sirius y Frank al tiempo mirando a su respectiva pareja.

Creyó ver que Ginny miraba a su alrededor cuando pasó a su lado, y se preguntó si había sentido algo moviéndose cerca de ella, pero no le habló y tampoco miró atrás.

-Estoy segura de que si lo sintió—aseguró Lily respirando profundamente—es algo como un sexto sentido, no se si me entienden.

La cabaña de Hagrid apareció en la oscuridad. No había luces, ni se oía a Fang arañando la puerta, dando la bienvenida con ladridos. Todas esas visitas a Hagrid, el brillo de la tetera de cobre puesta al fuego, los pasteles como piedras y las larvas gigantes, y Ron vomitando babosas, y Hermione ayudándole a salvar a Norberto... Siguió andando, alcanzó el borde del bosque y entonces se detuvo.

-Al menos sabemos que ha tenido muy buenos momentos, pese a todo—dijo Lily en un intento de consolar a james y consolarse a si misma.

-Claro que si—james besó con ternura su frente—ya te lo dije, amor—le sonrió con tristeza—los Potter siempre encontramos muy buenos amigos, están en nuestra sangre.

Un enjambre de Dementores volaba entre los árboles; podía sentir el frío que emanaban, y no estaba seguro de que pudiera pasar con seguridad entre ellos.

-No podrá hacer un Patronus en ese estado—dijo Lily casi sin fuerza—antes es capaz de obligarse a caminar—ni james ni nadie pudo decir algo, Remus solo atinó a seguir leyendo.

No le quedaban fuerzas suficientes para lanzar un Patronus. Ya no podía controlar más sus temblores. Después de todo, no era tan fácil morir.

Sirius dejo escapar un gruñido de impotencia, y Ángela le sujetó la mano en un intento de transmitirle un consuelo que ni ella sentía.

Cada segundo que respiraba, el olor de la hierba, el aire fresco en su cara, eran tan deliciosos... Saber que la gente tenía años y años, tanto tiempo que desperdiciar, tanto tiempo para vivir lentamente, y él se aferraba a cada segundo. Al mismo tiempo que pensaba que no iba ser capaz de continuar, sabía que debía hacerlo. El interminable juego llegaba a su fin, la snitch dorada había sido atrapada, ya era hora de dejar el aire...

Era evidente el estado de Lily al no soltar el habitual “Quidditch” con el tono despectivo que siempre usaba para rechazar la obsesión de la gente con ese deporte.

La snitch. Sus nerviosos dedos juguetearon durante un momento con la bolsita de piel de topo, que colgaba de su cuello y la sacó. Me abro al cierre.

Los ojos de todos se volvieron hacia Dumbledore.

-Ese es el cierre—dijo Ángela con un grito ahogado

-Su mu-mu.. ese momento—balbuceó Lily—ese es el cierre, pero ¿Qué hay dentro?—los demás se encogieron de hombros.

Respirando fuerte y rápido, se quedó observándola. Ahora que deseaba que el tiempo pasara lo más lentamente posible, se sentía acelerado, y la comprensión le llegaba tan rápido que parecía atravesarle. Éste era el final. Éste era el momento.
Presionó el metal dorado contra sus labios y susurró: "Estoy a punto de morir".
La voz de Remus se apagó en la última palabra, Lily sollozó más fuerte y james sintió que mil crucios impactaban en su cuerpo, todos al mismo tiempo, sirius negaba con la cabeza mientras Ángela lloraba en su hombro y Frank intentaba tranquilizar a Alice.

El caparazón de metal se rompió y se abrió. Bajó su temblorosa mano, alzó la varita de Draco por debajo de la capa y murmuró: "Lumus".
La piedra negra con la grieta irregular que le atravesaba por el centro contemplaba las dos mitades de la snitch. La Piedra de la Resurrección se había agrietado más, siguiendo la línea vertical que representaba a la Antigua Varita.

-Tu..crees—Lily tragó saliva—¿piensas que podríamos aparecer?—le preguntó a su esposo.

-Estoy seguro—dijo james con voz rota, una voz que hacia evidente que luchaba por no empezar a llorar sin control.

Todavía podían verse el triángulo y el círculo que representaban a la Capa y a la Piedra. Y de nuevo Harry lo comprendió sin siquiera pensarlo. No se trataba de hacerles volver, pues estaba a punto de unirse a ellos. No tenia que atraerlos, eran ellos los que le estaban llamando.

-N-no p-pued-do, james—lloró Lily—no p-puedo s-sopor…soportarlo—se aferraba a su pecho con fuerza y james acariciaba su espalda intentando tranquilizarla.

Cerró los ojos y giró la piedra en su mano tres veces.
Supo lo que había sucedido porque oyó suaves movimientos a su alrededor, que sugerían la presencia de frágiles cuerpos pisando el terreno arenoso, lleno de ramas, que marcaba el borde exterior del bosque. Abrió los ojos y miró a su alrededor.

Sirius y Remus se preguntaron si ellos también aparecerían, esperaban que si, esperaban poder acompañar a Harry en ese momento en que el muchacho tanto lo necesitaba.

No eran ni fantasmas ni cuerpos vivientes, eso podía verlo. A lo que más se parecían era al Riddle que había escapado del diario hacía ya tanto tiempo, y había sido una memoria casi sólida.

-¿Escapado del diario?—preguntó Frank confundido—¿del horrocrux?

-Debía de ser un mecanismo de defensa que voldemort puso en el diario—dijo Dumbledore que hasta entonces había mantenido total silencio—debemos tener cuidado cuando nos hagamos con el diario, destruirlo tan pronto lo tengamos en nuestro poder.

-Tan pronto tenga cualquiera de esas cosas cerca—afirmó james—dejaran de existir en un abrir y cerrar de ojos.

Con menos sustancia que cuerpos vivientes, pero mucho más que simples fantasmas, se movieron hacia él. Y en cada cara, la misma cariñosa sonrisa.
-Al menos estaremos con él—dijo Lily segura de que ella y su esposo estarían ahí para Harry.

-Siempre hemos estado con él—le corrigió james con dulzura—aunque él no pudiera vernos.

James era exactamente de la misma estatura que Harry. Llevaba la misma ropa que cuando murió, con el pelo despeinado y revuelto, y las gafas un poco ladeadas, como las del señor Weasley.

El aludido sonrió, al igual que lo hacia Remus mientras leía, pues ambos habían comprendido, sin necesidad de explicación, que Harry se alegraba de verlo allí.

Sirius parecía alto y guapo, y muchísimo más joven de lo que Harry le había visto en su vida. Caminaba a zancadas con estilo, las manos en los bolsillos y una amplia sonrisa en su cara.

-Igual que siempre—sonrió Lily tristemente—tan engreído como siempre.

-No puedo perder el estilo mi estimada pelirroja—le contestó sirius intentando bromear—muchas mujeres lo resentirían.

-Más les vale mantenerse alejadas de ti—apuntó Ángela sonriendo.

Lupin también tenía un aspecto más joven y mucho menos desgastado, su pelo estaba más espeso y oscuro. Parecía feliz de haber regresado a ese lugar tan familiar, escenario de tantos vagabundeos adolescentes.

En ese momento la sonrisa de Remus se amplió, por supuesto que debía estar feliz de estar de nuevo con sus amigos, si cuando supo de la muerte de sirius y james sintió un profundo desazón, teniéndolos a su lado, no podía imaginar como su yo futuro había afrontado la perdida, sin contar a Lily, quien siempre lo había tratado de forma maravillosa, contrario a muchos otros que al enterarse de su condición lo habían despreciado y le habían dado la espalda.

-¿Lo ves, Lils?—dijo james—lunático no es el santo que todos piensan, en también extraña las travesuras que hacíamos en Hogwarts.

-Ustedes dos son una mala influencia—sentenció Lily en un amago de regaño


La sonrisa de Lily era la más amplia de todas. Se echó atrás la melena mientras se acercaba a él, y sus ojos verdes, tan parecidos a los de él, exploraron su cara con ansia, como si jamás fuera a cansarse de mirarle.

-Jamás me cansaría de mirarle—aseguró Lily con ojos brillantes por las lagrimas—podría pasar mi vida entera contemplándole.

–Has sido tan valiente...

-Totalmente—estuvieron de acuerdo todos.
Él no podía hablar. Sus ojos se recrearon en ella, y pensó que le gustaría quedarse allí y mirarla eternamente, y que no querría nada más.

-Oh!—sollozó Lily—me quiere james, mira, nuestro Harry me quiere.

-Claro que te quiere—le sonrió james—¿Quién no lo haría?, eres la persona más maravillosa del mundo.

–Ya casi has llegado –dijo James. –Estás muy cerca. Estamos... tan orgullosos de ti.

-Sería imposible estar más orgullosos—afirmó james—Eres mejor persona de lo que yo jamás podría ser.

-Se parece más a ti de lo que crees—afirmó Lily.

-Creo que se parece más a ti—corrigió james

-Yo pienso que tiene lo mejor de los dos y algo más—opinó Remus con una sonrisa ladeada.

–¿Duele?
La pregunta infantil había salido de los labios de Harry sin poder evitarlo.
–¿Morir? Nada en absoluto –dijo Sirius. –Es más rápido y más fácil que quedarse dormido.

-Gracias, canuto—dijo james de corazón compartiendo una mirada con el animago.

-No tienes nada que agradecer cornamenta—contestó—Harry es mi ahijado, ustedes—señaló la habitación—son lo más importante para mi, lo más importante que he tenido jamás.

–Y él querrá que sea rápido. Quiere que esto acabe ya –dijo Lupin.

-Y tu lunático—dijo james con voz quebrada—el último merodeador en pie, gracias por todo lo que sé que llegas a hacer por mi hijo.

-Cornamenta—replicó Remus—tu sabes que adoro a Harry como si fuera mi propio hijo, sin contar que por ti y por Lily haría cualquier cosa.

-Y nosotros por ti—aseguró Lily—no lo dudes.

–No quería que murieras –dijo Harry. Estas palabras le salieron sin querer- –Ni ninguno de ustedes. Lo siento... –se dirigió especialmente a Lupin, suplicándole –...justo después de nacer tu hijo... Remus, lo siento...

-Estoy seguro de que Remus jamás te culparía—afirmó james.

–Yo también lo siento -dijo Lupin. –Siento no poder conocerle... Pero él sabrá porque morí y espero que lo entienda. Yo intentaba construir un mundo mejor, uno donde el pudiera ser más feliz.
-Y lo será—prometió Lily—te juró Remus, tendrás tu familia, tendrás tu bebe y tendrás una vida plena y feliz.

-Ya tengo una—aseguró Remus—ustedes me la dieron.

-Bueno, pues tendrás que hacer lugar para una esposa y al menos un hijo—decidió James—porque te juro que los tendrás.

Una fría brisa que parecía emanar del corazón del bosque llevó el aire hasta la frente de Harry. Supo que no le dirían que continuara, que tendría que ser su decisión.

-¿Cómo podríamos decirle que continuara?—dijo Lily devastada-¿Quién podría decírselo?

–¿Se quedarán conmigo?

-Hasta el final—aseguró james mientras sirius y Remus asentían.

–-Hasta el final -dijo James.

-Cuando por fin apareces no haces más que repetirte—intentó burlarse Sirius.

–¿No podrán verlos? -preguntó Harry.
–Somos parte de ti -dijo Sirius, –Nadie más puede vernos.

Sirius sintió que después de todo no lo había hecho tan mal, Harry le quería, y confiaba en él, así que no podía haber hecho todo tan mal si una persona como Harry le tenia en buen concepto.

Harry miró a su madre.
–Quédate a mi lado –dijo suavemente.

-Siempre—dijo Lily, las lagrimas bajaban por sus mejillas sin control alguno, pero ella no se molestó el limpiarlas.

Y empezó a moverse. El frío de los dementores no le atemorizó; pasó a través de ellos junto con sus compañeros, que actuaron como Patronus para él, y juntos marcharon entre los viejos árboles que crecían apretadamente, sus ramas se enredaban, sus raíces se retorcían y enroscaban bajo sus pies.

Todos Eran consientes de que a cada palabra leída por Remus, se acercaba el momento en que Harry se enfrentaría a su final, james no sabía que hacer, quería ser fuerte por Lily pero el dolor lo estaba derrumbando por dentro, no podría soportar mucho más.

Harry sujetó fuertemente la Capa a su alrededor mientras avanzaban en la oscuridad, viajando a lo más profundo del bosque, sin saber en realidad dónde estaba exactamente Voldemort, pero seguro de que le encontraría.

Ángela miraba con preocupación a Lily, pues la pelirroja parecía a punto de sufrir un colapso en cualquier momento, sus ojos, siempre llenos de vida y calma estaban ahora llenos de lagrimas y con evidente pánico, su piel, blanca y con brillo ahora se veía deslucida lo que hacia que las pecas de su cara resaltaran más, aferraba sus dedos entorno al brazo de james, parecía que el cualquier momento se vendría abajo.

A su lado, sin hacer apenas ruido, caminaban James, Sirius, Remus y Lily, y su presencia le daba coraje, y era lo que le permitía seguir poniendo un pie enfrente del otro.

Los cuatro sintieron un pequeñísimo instante de alivio, al ver que su presencia le hacía a Harry un poco más llevadero el camino, internamente daban gracias a Dumbledore, por haberle dado a Harry la piedra y con eso una herramienta para darle fuerza en sus últimos momentos.

Notaba su cuerpo y su mente extrañamente desconectados, con las costillas trabajando sin instrucciones conscientes, como si fuera un pasajero y no el conductor del cuerpo que estaba a punto de abandonar. Los muertos que caminaban a su lado, atravesando el bosque, eran mucho más reales para él, en ese momento, que los vivos que había dejado atrás en el castillo; Ron, Hermione, Ginny y todos los demás eran fantasmas, mientras caminaba como atontado hacia el final de su vida, hacia Voldemort...

James apretó la mandíbula con fuerza, ese desgraciado de voldemort le había quitado la vida a su Lily, pero al menos Harry había sobrevivido, y ahora su hijo también iba a morir por culpa de ese monstruo, james no podía permitirlo, tenía que hacer algo, matar a voldemort el mismo, aunque fuera lo último que hiciera en su vida.


Un golpe y un susurro: alguna otra criatura viviente se había agitado muy cerca. Harry se detuvo bajo la Capa, atisbando a su alrededor, escuchando, sus padres, Remus y Sirius se detuvieron también.
–Hay alguien ahí –sonó un áspero susurro muy, muy cerca. –Tiene una Capa de Invisibilidad. ¿No será...?

-Una capa impenetrable—dijo james con furia—el no es como ustedes, no se va a escabullir, eso es cosa de cucarachas asquerosas como ustedes.

Dos figuras aparecieron desde detrás de un árbol cercano: sus varitas resplandecieron, y Harry vio a Yaxley y Dolohov escudriñando la oscuridad, directamente hacia el lugar en que estaban Harry, sus padres, Sirius y Lupin. Daba la impresión de que no podían ver nada.
–He oído algo, seguro –dijo Yaxley. –¿Crees que habrá sido un animal?

La tensión se sentía en el ambiente, todos estaban al limite, se acercaba la muerte de Harry y con ello probablemente caerían las esperanzas de los demás y quizá voldemort ganaría la maldita guerra.

–Ese grandulón de Hagrid guardaba un enorme montón de cosas raras por aquí –dijo Dolohov, echando un vistazo sobre su hombro. Yaxley bajó la mirada hasta su reloj.
–Ya casi es el momento. Se ha cumplido la hora de Potter. Y no viene.
–Será mejor que volvamos –dijo Yaxley. –Nos enteraremos de cuál es ahora el plan.

-Idiotas—escupió sirius con asco.

Dolohov y él se volvieron y se adentraron más en el bosque. Harry les siguió, sabiendo que le guiarían exactamente a donde quería ir. Miró de un lado a otro, su madre le sonrió y su padre asintió, dándole ánimos.

De nuevo, Lily y james agradecieron a Dumbledore mentalmente por haberle dado a Harry la piedra, solo de ese modo su hijo los veria, pues si de algo estaban seguros era de que pese a que estuviesen muertos y Harry no los pudiera ver, ellos estaban allí, velando por él, acompañándolo siempre.

Habían avanzado durante sólo unos minutos cuando Harry vio luz frente a él, Yaxley y Dolohov llegaron a un claro, que Harry reconoció como el lugar donde el monstruoso Aragog había vivido en otra época.

-Maldición—juró Lily—de nuevo ¿a cuántos monstruos se ha tenido que enfrentar mi hijo?

Aún quedaban restos de su gigantesca red, pero su enjambre de descendientes había sido expulsado de allí por los Mortífagos, para que luchara por su causa.

-Pues es evidente que no funcionó—se mofó sirius—porque atacaron a todos sin importar si era mortifago o defensor del colegio.

Había un fuego ardiendo en el medio del claro, y su luz parpadeante iluminaba una multitud de mortífagos completamente silenciosos y vigilantes. Algunos de ellos aún llevaban máscara y capucha; otros mostraban sus caras. Dos gigantes estaban sentados en el extremo del grupo, arrojando enormes sombras en la escena, de caras crueles y rugosas, como talladas vastamente en roca.

Lily tembló al visualizar a su pequeño frente a la escena que se describía, mortifagos, gigantes, y el mismo voldemort era algo que incluso a magos especializados y mucho más preparados que un muchacho de 17 años les costaba enfrentar.

Harry vio a Fenrir, merodeando, mordiéndose las largas uñas; el enorme y rubio Rowle estaba tocándose delicadamente su labio, que sangraba.

Como siempre que se nombraba a Fenrir, Remus se sentía personalmente agraviado, así que cuando leyó el nombre del hombre lobo lo hizo con profundo desprecio.

Vio a Lucius Malfoy, que parecía derrotado y aterrado, y a Narcissa cuyos ojos estaban hundidos y llenos de aprehensión.

-Deben Estar preocupados por su hijo—dedujo Lily sin dificultad—después de todo, sin importar el lado del que se luche, en una guerra se pierden vidas.

-Pues gracias a Harry es que su hijo está bien—dijo sirius sin pizca de compasión—y aún así ellos verán sin intervenir como ese maniático lo mata.

Cada ojo estaba fijo sobre Voldemort, que estaba parado, con su cabeza inclinada, y sus manos blancas dobladas sobre la Varita de Sauco delante de sí. Tal vez estaba contando silenciosamente en su mente, y Harry, parado en la orilla de la escena, pensó absurdamente en un niño contando, jugando al escondite.

-Dudo Que alguna vez Voldemort haya jugado al escondite—dijo Alice decidida—estoy segura que desde siempre ha sido igual de cruel y despiadado.

-Lastimosamente no te equivocas—le confirmó Dumbledore con tristeza—desde niño, Tom Ryddle siempre se mostró dispuesto a lastimar a todo aquel que considerara inferior a él.

Detrás de su cabeza, todavía enrollándose y girando, la gran serpiente Nagini flotaba en su brillante jaula encantada, como un halo monstruoso.

-No puede atacarla—comentó james con una mezcla de tristeza y furia—si lo hace todos los mortifagos lo atacaran a el.

Cuando Dolohov y Yaxley se reunieron en el círculo, Voldemort miraba hacia arriba.
–Ninguna señal de él, mi Señor –dijo Dolohov. La expresión de Voldemort no cambió. Los ojos rojos parecían brillar junto a la luz del fuego. Lentamente, extrajo la Vieja Varita entre sus dedos largos.

Dumbledore sabía que pese a la actitud de voldemort, el mago tenebroso debía estar intrigado y furioso por la ausencia de Harry, porque pensaba que el plan no había salido como él deseaba.

–Mi señor –Bellatrix había hablado.

-Ya me encargare yo de ella—juró sirius—lo último que verá, si tiene suerte y no la asesino, serán las paredes de su celda de Azkaban.

Se sentó lo más cerca posible de Voldemort, despeinada, con la cara un poco ensangrentada pero ilesa.

-No es justo—protestó sirius—Remus, Fred y Dora están muertos y ella está perfectamente bien—dio un puñetazo—¿dónde está la justicia en eso?

-No la hay, cielo—le dijo Ángela con suavidad—pero nosotros nos encargaremos de que se haga justicia, te lo aseguro.

Voldemort levantó la mano para silenciarla, y ella no soltó una palabra más, lo miró con fascinación, adorándole.
–Pensé que vendría –dijo Voldemort con voz fuerte y clara, sus ojos aún en las llamas saltarinas. –Esperaba que viniera–.

-Porque tienes que amenazar a un chico de 17 años para conseguir lo que quieres—james estaba furioso.

Nadie habló. Parecían estar tan asustados como Harry, cuyo corazón estaba palpitando contra sus costillas, tratando de escapar de aquel cuerpo que estaba a punto de caer a un lado. Sus manos sudaban mientras se quitaba la capa de Invisibilidad y la guardaba junto a su túnica, con su varita. No quería verse tentado a pelear.

Lily y james se estremecieron, Remus y sirius se controlaron mejor, Alice dejó escapar un gemido que solo Frank escuchó y Ángela tomó aire con precipitación, todos preocupados y aterrados ante la imagen de un Harry parado frente a voldemort sin una varita, pese a que sabían que el chico iba a entregarse, les mataba saberlo tan desprotegido.

–Creo que..me equivoqué –dijo Voldemort.
–¡No lo hiciste! –dijo Harry con la voz más alta que pudo, con toda la fuerza que pudo reunir.

Lily miraba a su bebe, profundamente dormido.

-Míralo—le susurró a su esposo.—allí acostado, tan inocente, ¿Cómo es posible que todo eso le haya pasado a  nuestro bebe?

-No lo se, Lils—contestó james forzando por mantener la voz firme—todo es culpa de Voldemort, tenemos que detenerlo.

-Y lo haremos—prometió sirius antes que nadie más hablara.

-Ya lo verán—intervino Remus—en unos años todo esto no será más que un mal sueño y Harry estará despidiéndose de ustedes en la plataforma 9 ¾

No deseaba sonar asustado. La Piedra de la Resurrección se deslizó por entre sus dedos entumecidos, y por el rabillo de sus ojos vio que sus padres, Sirius y Lupin desaparecieron cuando caminó hacia delante de la luz del fuego.

-Ahora estará solo—se lamentó Lily con tristeza.

-No es verdad—negó james—Harry sabe que estamos con él, el sabe que nunca lo vamos a dejar solo.

 En ese momento sentía que nadie importaba excepto Voldemort. Eran simplemente los dos. La ilusión se fue tan pronto como llegó. Los gigantes rugieron como los Mortífagos y se levantaron juntos, había muchos gritos, lamentos, incluso risas.

-¿RISAS?—dijo Lily histérica—un chico de 17 años se va a sacrificar por acabar con la guerra—rugió entre aterrada y furiosa.

Voldemort estaba congelado donde estaban parados, sus ojos rojos se habían encontrado con los de Harry, y miró fijamente en cuanto se movió hacia él, con nada más que el fuego entre ellos. Entonces una voz gritó:
–¡HARRY! ¡NO! –

-¿A quién capturaron?—se aterro Alice adivinando correctamente que quien gritaba era alguien de su bando.

-No se pero sea quien sea es cercano a Harry—dijo Sirius preocupado—lo llamo por su nombre, no por su apellido—explicó.

Se dio vuelta y vio a Hagrid,

-Al menos esta vivo—intento animarlos Ángela pero no funcionó nada bien

estaba atrapado y atado a un árbol cercano. Su cuerpo macizo agitó las ramas sobre la cabeza cuando luchó por zafarse, desesperado.
–¡NO! ¡NO! HARRY, ¿QUÉ HACES…?

-Re-recuérdame—empezó Lily

-Lo sé—la cortó james con dulzura—juntos agradeceremos a Hagrid.

–¡CÁLLATE! –gritó Rowle, y con un golpecito de su varita, Hagrid fue silenciado.

Nada, ni siquiera la presencia de Hagrid lograba que Lily se sintiera más tranquila, su hijo iba a entregarse voluntariamente a la muerte y nada cambiaria la sensación de desasosiego que la llenaba.

Bellatrix, que había saltado sobre sus pies, miraba con impaciencia de Voldemort a Harry, su pecho se agitaba.

Sirius apretó los puños con furia, odiaba profundamente a aquella mujer, nada deseaba más que mantenerla apartada de Harry y de sus demás seres queridos, ese deseo solo se comparaba con sus ansias de ver vencido a voldemort.

Las únicas cosas que se movieron eran las llamas y la serpiente, enrollándose y desenrollándose en la jaula que brillaba detrás de la cabeza de Voldemort.


Lily se dio vuelta y se aferró al pecho de su esposo, escondió su rostro en él y su cuerpo se movía por las sacudidas que provocaban sus sollozos, sabia que en contados segundos Remus leería la línea donde se narraba la muerte de su hijo, no lo podía soportar, james también dejaba escapar lagrimas pero intentaba consolar a su esposa, con poco o nulo éxito.

Harry podía sentir la varita contra su pecho, más no hizo ningún intento de cogerla. Él sabía que la serpiente estaba demasiado protegida, sabía que si conseguía apuntar a Nagini, cincuenta maldiciones lo golpearían primero.


Sirius y Remus no podían creer todo lo que leían, James y Lily habían muerto intentando proteger a Harry y ahora el chico tenía que entregarse voluntariamente a la muerte, se sacrificaría por un bien mayor, por ver destruido al mago que tantas vidas había destruido.

Entretanto, Voldemort y Harry se miraban el uno al otro, y ahora Voldemort inclinaba su cabeza un poco para un lado, considerando lo que tenía en frente, y una sonrisa particularmente decepcionada surgió de sus labios.

Lily no tenia fuerza ni para insultar a voldemort, seguía aferrada al pecho de su esposo, ahogando su llanto e intentando no desfallecer.

–Harry Potter –dijo muy suavemente. Su voz podría ser parte del fuego que saltaba. –El niño que vivió….
Ninguno de los Mortífagos se movieron. Esperaban: Todos esperaban. Hagrid se debatia, y Bellatrix jadeaba, y Harry pensó inexplicablemente en Ginny, y su mirada ardiente, y la sensación de sus labios en los suyos.

Lily sollozó más fuerte, james apretó su brazo imaginando el amor que Harry debía tenerle a Ginny para pensar en ella justo en ese momento.

-Debe..amarla más de lo…d-de lo que imaginábamos—balbuceó Alice entrecortadamente.

-Y ahora n.

-Y ahora por favor Remus sigue leyendo—interrumpió james a Ángela pues estaba seguro de que la chica diría que era una injusticia que Harry y Ginny no pudiesen vivir su amor.

Voldemort había levantado su varita. Su cabeza todavía estaba inclinada de lado, como un niño curioso, preguntándose qué sucedería si procedía.

-Lógico—se burló sirius—si no pudo matarlo siendo un bebe—soltó una risa amarga—miedo es lo que tienes, asqueroso reptil.

Harry devolvió la mirada a los ojos rojos, y deseó que sucediera de una vez, rápido, mientras aún podía permanecer de pie, antes de que perdiera el control, antes de que le traicionara el miedo...

James jamás había sentido tanto orgullo en la vida, su hijo se enfrentaba a la muerte como un héroe, era realmente valiente.


Vio cómo se movía la boca y un rayo de luz verde, y todo desaparecio.

-No!..no..no—lloraba Lily y le daba golpes a su esposo quien no hacia nada por detenerla—mi b-bebe..no..

-Lily—intervino Remus corriendo hacia ella mientras sirius corría a apoyar a james—Lily necesito que te calmes—la chica parecía no escucharlo—por favor…escúchame

-James—decía sirius pero su amigo no reaccionaba—por favor, cornamenta, amigo—lagrimas resbalaban por los mejillas de los dos animagos, Alice lloraba sobre Frank y Ángela se abrazaba a si misma y veía la escena con pena—no pasara, te lo juro, míralo

-Está allí—insistía Remus—míralo Lily, esta frente a ti, dormido.

-Harry está bien—dijo sirius sacudiendo un poco a james—nos tiene a todos para cuidarlo, moriría antes de permitir que le pasara algo, lo sabes

-James, Lily—dijo Ángela con voz ahogada por las lagrimas que luchaba por contener—no puedo decir que entiendo lo que sienten, solo puedo hacerme una idea de lo duro que es—Lily paro de forcejear y con ojos enrojecidos por el llanto se volvió hacia Ángela, James solo la miró imperrito—pero, deben comprender, a menos de que terminemos de leer lo que falta no podremos garantizar que Harry sobreviva.

-¿Leer que?—dijo james furioso y enceguecido por el dolor—¿leer sobre como el infeliz de voldemort se hace con el control del mundo mágico? ¿leer como el sacrificio de mi hijo, de mi Harry no sirvió de nada?

-Eso no lo sabemos, James—intervino Sirius que mientras Ángela hablaba se había limpiado las lagrimas, aunque nuevas amenazaban por salir—no sabemos si voldemort fue derrotado y no sabemos si en las páginas faltantes descubriremos algo importante

-Yo también me siento mal—dijo Remus—también me duele todo lo que hemos leído, los dos saben eso—dijo a los Potter—pero también sé que solo hay una manera de evitarlo y es tomando tanta información sobre el futuro como podamos, solo así podremos darle a Harry, Neville y todos los demás la vida que queremos para ellos.

-T-tu—Lily no lograba hablar con claridad tuvo que inspirar profundo para calmarse lo suficiente—tú n-no entiendes..mi..b-bebe..mi hijo..harry es lo más importante para mí, lo u-unico que no toleraría perder.

-Lo entiendo—contradijo Remus—pero debes ser fuerte, tan fuerte como siempre—le dijo con firmeza—igual tú james, solo así podremos terminar con esto

-Se me p-parte el corazón—dijo Alice desde los brazos de Frank con voz acongojada y triste—de solo pensar que fuese Neville, pero también quiero mucho a Harry, es mi a-ahijado—sollozó—y no quiero que nada malo le pase—inspiró hondo—y voy a luchar hasta mi último aliento por defenderlo—afirmó totalmente decidida—porque sé que si muero..no no me interrumpan—ordenó cuando vio que varias bocas se abrieron—ustedes cuidaran de mi Neville, y tanto él como Harry crecerán en un mundo donde vale la pena vivir.

-Gracias—dijo Lily con el corazón en la mano—yo..simplemente..n-no tengo palabras.

-Sí—confirmó james—gracias a todos—se volvió hacia sirius—sé que cuidaras a Harry con tu vida—Miró a Remus—al igual que tú, son los mejores amigos que pudiera tener, gracias a Merlin por el día en que los conocí.

-Ni lo menciones—dijeron ambos con sonrisas de aliento.

-Bien, creo que es hora del siguiente capitulo—Ángela tomó el libro—ya no falta mucho—inspiró y después de que sirius se acomodara a su lado se dispuso a leer.
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Bien, aquí quedamos en potterfics, el siguiente capitulo será totalmente nuevo, mil gracias a todos los que me siguieron hasta aquí, durante y después de la eliminación de la historia en potterfics, mil gracias.

El final se acerca y aún hay un par de cosas que no decido, como la muerte de voldemort, osea la forma en que ocurria, ni sé aún si Snape va a sobrevivir o no, así como otros detallitos que tengo pendientes, pero todavia tengo un poco de tiempo para pensarlo..de nuevo gracias y hasta el siguiente capitulo.