2. El ascenso del señor tenebroso

1. El Ascenso del señor tenebroso

- Bueno, eso no suena nada bien - dijo Lily después de que Sirius leyera el título del capítulo. James frunció en el entrecejo y compartió miradas preocupadas con los demás.

- ¿Pero qué tiene que ver esto con Harry? - pregunto Sirius, James se encogió de hombros

 - No sé, pero si quizá si lees lo averiguaremos - dijo Remus volviendo a dirigir la mirada al libro.

En un estrecho sendero bañado por la luna, dos hombres aparecieron de la nada a escasos metros de distancia. Permanecieron inmóviles un instante, apuntándose mutuamente al pecho con sus respectivas varitas mágicas, hasta reconocerse.

-¿Mortifagos?—inquirió Remus mientras los demás se encogían de hombros—¿o miembros de la orden?

-Esperemos que la segunda—susurró Lily—sin embargo, por el título del capítulo…--dejó la frase sin concluir y sirius se apresuró a leer.

Entonces las guardaron bajo las capas y echaron a andar a buen paso en la misma dirección.

- ¿Buenas noticias? - pregunto el de mayor estatura.

-Excelentes - replico Severus Snape.

-¡Snape! - grito James y al mismo tiempo Sirius gruñía:

- Quejicus -. Lily frunció el seño.

-¿Por qué esta Snape en un libro que trata sobre mi hijo? - pregunto Lily.

- Sigue leyendo, Sirius - dijo Remus después de haberse encogido de hombros.

El lado izquierdo del sendero estaba bordeado por unas zarzas silvestres no muy crecidas, y el derecho, por un seto alto y muy cuidado. Al caminar, los dos hombres hacían ondear las largas capas alrededor de los tobillos.

- Temía llegar tarde - dijo Yaxley, cuyas burdas facciones dejaban de verse a intervalos cuando las ramas de los árboles tapaban la luz de la luna -. Resultó un poco mas complicado de lo que esperaba, pero confío en que él estará satisfecho. Pareces convencido de que te recibirá bien, ¿no?

-¿Quién va a estar satisfecho? - pregunto Sirius mientras ponía mala cara bajando el libro.

-Supongo que su señor—escupió james con asco, especialmente la última palabra—espero que sea lo que sea, voldemort no quede satisfecho.

 Snape asintió, pero no dio explicaciones.

Los merodeadores gruñeron al unisonó, sirius leyó el nombre con profundo desprecio.

Torcieron a la derecha y tomaron un ancho camino que partía del sendero. El alto seto describía también una curva y se prolongaba al otro lado de la impresionante verja de hierro forjado que cerraba el paso. Ninguno de los dos individuos se detuvo; sin mediar palabra, ambos alzaron el brazo izquierdo, como si saludaran, y atravesaron la verja igual que si las oscuras barras metálicas fueran de humo.

Lily ahogo un grito - ¡Snape es un mortifago! – Los demás la miraron rodando los ojos

-Eso siempre lo hemos sospechado, pelirroja—le recordó sirius—pero como siempre no tenemos pruebas.

 - Ahora las tenemos—dijo con tristeza—¡Es el brazo izquierdo! ¡Ahí es donde marcan la marca tenebrosa!

Todos miraron a Lily con algo de pena, pero también con la determinación grabada en sus expresiones

-Siempre supimos que no iba por el buen camino—concluyó sirius antes de reemprender la lectura.

El  seto de tejo amortiguaba el sonido de los pasos. De pronto, se oyó un susurro a la derecha; Yaxley volvió a sacar la varita mágica y apunto hacia allí por encima de la cabeza de su acompañante, pero el origen del ruido no era mas que un pavo real completamente blanco que se paseaba ufano por encima del seto.

-Y luego dicen que el arrogante soy yo—se burló james y Lily le dio un pequeño golpe a lo que su esposo rió con entusiasmo.

-Lucius siempre ha sido un engreído. ¡Bah, pavos reales! - Yaxley se guardó la varita bajo la capa y soltó un resoplido de desdén.

-¿Lucius? - Preguntó Remus - ¿Lucius Malfoy?

-¿Ese bicho raro que estaba cuatro años por encima de nosotros en Hogwarts? - pregunto James impresionado - ¿es un mortifago?

-Figúrate - dijo Sirius fastidiado - todos los Slytherins son Mortifagos.

Lily le hizo una seña para que siguiera leyendo.

Una magnifica mansión surgió de la oscuridad al final del camino; había luz en las ventanas de cristal emplomados de la planta baja.

-engreído - murmuro James, los demás lo miraron con incredulidad, pero aún así no hicieron comentario alguno, aunque tal vez fue la mirada que Lily le envió a sirius lo que lo persuadió de no abrir la boca para algo diferente a leer lo que ponía el libro.

En algún punto del oscuro jardín que se extendía más allá del seto borboteaba una fuente. Snape y Yaxley, cuyos pasos hacían crujir la grava, se acercaron presurosos a la puerta de entrada, que se abrió hacia dentro, aunque no se vio que nadie la abriera.

El amplio vestíbulo, débilmente iluminado, estaba decorado con suntuosidad-

-Te lo dije - dijo James—nosotros tenemos más dinero que ellos—aseguró sonriente—solo que no vamos luciéndolo por ahí en extravagancias.

-¿Y que nos dices de la mansión Potter?—preguntó Sirius con burla.—sin contar las otras casas regadas por gran Bretaña y otros lugares

-Bueno, a cada esposa Potter, y alguno que otro hombre le ha gustado alguna casa y la ha comprado, luego son heredadas a la siguiente generación, como ya les dicho antes—les recordó mientras Lily sonreía—y en cuanto a la mansión, ha estado en la familia por varias generaciones—se encogió de hombros—y solo la usamos para eventos grandes e importantes, lástima que no pudimos celebrar la boda allí—le dijo cabizbajo a su esposa—te habría encantado.

-Me encantó nuestra boda—lo corrigió Lily—solo porque tú me esperabas al final del corredor para decir si quiero.

James sonrió encantado y besó a su esposa, sirius, aguantando la carcajada empezó a leer cuando los Potter se separaron.

-decorado con suntuosidad y una esplendida alfombra cubría la mayor parte del suelo de piedra. La mirada de los pálidos personajes de los retratos que colgaban de las paredes siguió a los dos hombres, que andaban a grandes zancadas. Por fin, se detuvieron ante una maciza puerta de madera, titubearon un instante y, acto seguido, Snape hizo girar la manija de bronce.

-Idiota—dijo james por lo bajo mientras Lily sentía profunda tristeza por confirmar el camino final de aquel que fue su amigo por tantos años.

El salón se hallaba repleto de la gente sentada alrededor de una larga y ornamentada mesa. Todos guardaban silencio. Los muebles de la estancia estaban arrinconados de cualquier manera contra las paredes, y la única fuente de luz era el gran fuego que ardía en la chimenea, bajo una elegante repisa de mármol coronado con un espejo de marco dorado. Snape y Yaxley vacilaron un momento en el umbral. Cuando sus ojos se acostumbraron a la penumbra, alzaron la vista para observar el elemento mas extraño de la escena: una figura humana, al parecer inconsciente, colgaba cabeza abajo sobre la mesa y giraba despacio, como si pendiera de una cuerda invisible, reflejándose en el espejo y en la desnuda y pulida mesa.

Remus miro el libro por un largo tiempo. Lily giraba el anillo de bodas en su dedo, con la mano,  era evidente su nerviosismo

-No creen que Harry este ahí ¿verdad?  - pregunto Lily, pero James negó con la cabeza y le tomó de la mano.

- Estoy seguro de que Harry está bien - dijo James, pero dio una nerviosa mirada Sirius, el cual lo tomo como una señal para que siguiera leyendo.

Ninguna de las personas sentadas bajo esa singular figura le prestaba atención, excepto un joven pálido, situado casi debajo de ella, que parecía incapaz de mirarla cada poco.

-          Yaxley, Snape - dijo una voz potente y clara desde la cabecera de la mesa -, casi llegan tarde.

-No se puede llegar casi tarde—se burló sirius ignorando imprudentemente la mirada de Lily—o se llega temprano o se llega tarde, pero no casi tarde.

-Black, sigue leyendo si valoras tu vida—le amenazó Lily.

-Está bien, pelirroja—contesto sirius como si lo hubiese ofendido—pero no me insultes, tu hasta me caías bien.

-No te he insultado—reclamó Lily

-Oh, si, si lo hiciste—dijeron los tres merodeadores y ante la mirada interrogante de Lily sirius se explicó—hace mucho deje de ser Black, soy un Potter honorario.

Lily rió, y sirius, después de dedicarle una sonrisa burlona, volvió a leer.

Quien había hablado se sentaba justo enfrente de la chimenea, de modo que al principio los recién llegados sólo apreciaran su silueta. Sin embargo, al acercarse un poco mas distinguieron su rostro en la penumbra, un rostro liso y sin una pizca de vello, serpentino, con dos rendijas a modo de orificios nasales y ojos rojos y refulgentes de pupilas verticales; su palidez era tan acusada que parecía emitir un resplandor nacarado.

       - Aquí, Severus - dijo Voldemort señalando el asiento que tenía a su derecha -. Yaxley, al lado de Dolohov.

Hubo un grito colectivo del grupo.

- ¡¿Así es como se verá Voldemort en el futuro?! - pregunto Remus conmocionado.

- ¿Quejicus es la mano derecha de Voldemort? - exclamaron James y Sirius al mismo tiempo. Lily solo movió lentamente su cabeza en negativa.

-Esto no puede ser cierto - susurro Lily, con esto James frunció el ceño y coloco un brazo alrededor del hombro de su esposa, e hizo un gesto con la cabeza a Sirius.

Los aludidos ocuparon los asientos asignados. La mayoría de los presentes siguió la mirada a Snape, y Voldemort se dirigió a él en primer lugar.

- ¿Y bien?

- Mi señor, la Orden del Fénix planea sacar a Harry Potter de su actual refugio el próximo sábado al anochecer.

-James se sentó recto, lívido - ¡Ese asqueroso gusano! ¡Estúpido! ¿Qué cree que hace? ¡¿Vender a mi hijo a Voldemort?!

Se volvió de nuevo hacia Lily, y entonces se dio cuenta de las lágrimas en sus ojos. Sirius se precipito a seguir leyendo.

El interés de los reunidos se incremento notoriamente: unos se pusieron en tensión, otros se rebulleron inquietos en el asiento, y todos miraron alternativamente a Snape y Voldemort.

-Apuesto que ama la atención - dijo Sirius amargamente entre un párrafo y otro - bicho raro grasiento.

- Con que el sábado… al anochecer - repitió Voldemort. Sus ojos rojos se clavaron en los de Snape, negros, con tal vehemencia que algunos de los presentes desviaron la vista, tal vez temiendo que también a ellos los abrasara su ferocidad.

No obstante, Snape le sostuvo la mirada sin perder la calma y, pasados unos instantes, la boca sin labios de Voldemort esbozó algo parecido a una sonrisa.

Los cuatro se estremecieron ante esto.

-Bien. Muy bien. Y esa información procede…

-De esa fuente de la que ya hemos hablado - respondió Snape.

- Me pregunto quién sería lo suficientemente estúpido como para darle información a Snape - dijo James con voz curiosa. Sirius lo pensó un momento y luego se encogió de hombros, para luego volver al libro grueso que estaba en sus manos.

-Mi señor… - Yaxley, sentado al otro extremo de la mesa, se inclinó un poco para mirar a Voldemort y Snape. Todas las caras se volvieron hacia él -. Mi señor, yo he oído otra cosa - dijo, y callo, pero en vista de que Voldemort no respondía, añadió -: A Dawlish, el auror, se le escapó que Potter no será trasladado hasta el día treinta, es decir, la noche antes de que el chico cumpla diecisiete años.

Snape sonrió y comento:

James fulmino con la mirada al libro y apretó con fuerza el brazo que tenía alrededor del hombro de Lily.

-Mi fuente ya me advirtió que planeaba dar una pista falsa; debe de ser esa. No cabe duda de que a Dawlish le han hecho un encantamiento confundus. No sería la primera vez; todos sabemos que es muy vulnerable.

- Le aseguro, mi señor, que Dawlish parecía muy convencido - insistió Yaxley.

-Es lógico imbécil—se mofó james—si le hicieron un confundus lógicamente parecerá convencido.

- Si le han hecho un encantamiento confundus, es lógico que así sea - razonó Snape -.

-Genial—se enfadó james—ahora Quejicus y yo decimos las mismas cosas—sirius en medio de una sonrisa burlona volvió a leer.

 Te aseguro, Yaxley, que la Oficina de Aurores no volverá a participar en la protección de Harry Potter. La Orden cree que nos hemos infiltrado en el ministerio.

- En eso la Orden no se equivoca, ¿no? - intervino un individuo rechoncho sentado a escasa distancia de Yaxley, soltó una risa espasmódica y algunos lo imitaron.

- ¿Los mortifagos se han infiltrado en el ministerio? - susurro Lily con los labios entumecidos. James le froto y le apretó su hombro; Sirius hecho una mirada a Remus, el cual le hizo una seña con la mano para que siguiera la lectura.

Pero Voldemort no rió; dejaba vagar la mirada por el cuerpo que giraba lentamente suspendido encima de la mesa, al parecer absorto en sus pensamientos.

- Mi señor - continuo Yaxley - Dawlish cree que utilizaran un destacamento completo de Aurores para trasladar al chico…

-¡Y así debe de ser!f--dijo james y sirius asintió vigorosamente en seña de acuerdo.

El señor Tenebroso levantó una mano grande y blanca; el hombre enmudeció al instante y lo miró con resentimiento, mientras escuchaba cómo le dirigía de nuevo la palabra a Snape:

-¿Dónde piensan esconder al chico?

- En casa de un miembro de la Orden - contestó Snape -. Según nuestra fuente, le han dado a ese lugar toda la protección que la Orden y el ministerio pueden proporcionar. Creo que una vez que lo lleven allí habrá pocas probabilidades de atraparlo, mi señor-

-¿QUÉ? - grito Lily, los chicos retrocedieron asustados - ¡Lo matare! ¿Qué quiere decir con "atraparlo"? ¡Es mi hijo! ¡Es un chico de diecisiete años!

-Lily - comenzó James, pero fue silenciado por una mirada fulminante.

- Sigue leyendo, Sirius - dijo Lily con los dientes apretados.

Sirius asintió, apenas conteniendo la risa por la cara de James.

-a menos, por supuesto que el ministerio haya caído antes del próximo sábado, lo cual nos permitiría descubrir y deshacer suficientes sortilegios para burlar las protecciones que resten.

Lily clavo las uñas en el hombro de James.

- ¿Qué opinas, Yaxley? - Preguntó Voldemort mientras el fuego de la chimenea se reflejaba de una manera extraña en sus encarnados ojos -. ¿Habrá caído el ministerio antes del próximo sábado?

La voz de Sirius no podía dejar de temblar y Remus le miro con simpatía mientras le decía:

-Por lo menos el ministerio sigue en pie - dijo optimista.

-Por ahora - dijo James con los ojos oscuros, mirando la pared opuesta.

Sirius tragó saliva con dificultad.

Una vez mas, todas las cabezas se volvieron hacia Yaxley, que se enderezó y replico:

- ¿Soy yo? o a ustedes tampoco les gusta Yaxley - pregunto Sirius, y los tres sacudieron la cabeza.

-Mi señor, tengo buenas noticias a ese respecto. Con grandes dificultades y tras ímprobos esfuerzos, he conseguido hacerle una maldición imperius a Pius Thicknesse.

Lily ahogo un grito drásticamente, y los merodeadores la miraron.

-Si él ahora esta muy arriba en el Departamento de seguridad Mágica, imagínense en que puesto estará dentro de veinte años desde ahora.

Los tres se estremecieron, con solo pensar en Thicknesse del lado oscuro.

Los que se hallaban cerca de Yaxley se mostraron impresionados, y su vecino Dolohov - un hombre de cara alargada y deforme -, le dio una palmada en la espalda.

- Algo es algo - concedió Voldemort -. Pero no podemos basar todos nuestros planes en una sola persona; Scrimgeour debe estar rodeado por los nuestros antes de que yo entre en acción. Si fracasara en mi intento de acabar con la vida del ministro, me retrasaría mucho.

-¿Scrimgeour? ¿El de las nuevas prácticas para auror? ¿Es el ministro de magia? - pregunto Sirius algo choqueado.

-Aparentemente - dijo Lily fastidiada por no poder oír hablar sobre donde estaba su Harry.

-Sí, mi señor, tenéis razón. Pero Thicknesse, como jefe del Departamento de Seguridad Mágica, mantiene contactos regulares no sólo son el ministro, sino también con los jefes de todos los departamentos del ministerio. Ahora que tenemos controlado a un funcionario de tan alta jerarquía, creo que será fácil someter a los demás, y entonces trabajaran todos juntos para acabar con Scrimgeour.

Lily gimoteo. Ella había tenido razón.

-Siempre que no descubran a nuestro amigo Thicknesse antes de que él haya convertido a los restantes - puntualizó Voldemort - En todo caso, sigue siendo poco probable que me haya hecho con el ministerio antes del próximo sábado. Si no es posible capturar al chico una vez que haya llegado a su destino, tendremos que hacerlo durante su traslado.

-En eso jugamos una ventaja, mi señor - afirmo Yaxley, que parecía decidido a obtener cierta aprobación por parte de Voldemort -, puesto que tenemos a algunos hombres infiltrados en el Departamento de Transportes Mágicos. Si Potter se aparece o utiliza la Red Flu, lo sabremos de inmediato.

James apretó mas el brazo de su esposa, la cual tenía el entrecejo fruncido y miraba fijamente el libro como si le echase la culpa de todo.

- El tipo, Yaxley, no se cansa de querer complacer a Voldemort, es patético ¿verdad?—terció sirius

-Ya lo creo que si…

-Paras de hacer comentarios, Sirius o sino leeré yo - dijo Lily furiosa.

-NO, no, ya sigo yo. - dijo Sirius, y bajo la mirada para seguir leyendo.

-No hará ninguna de esas cosas - tercio Snape -. La Orden evita cualquier forma de transporte controlada o regulada por el ministerio; desconfían de todo lo que tenga que ver con la institución.

-Una cosa - dijo Sirius descansando el libro sobre su regazo - ¿Cómo diablos esta tan bien informado Snape?

Ninguno de ellos tenía la respuesta, y Lily ya estaba que echaba humo, así que Sirius rápidamente siguió la lectura.

-Mucho mejor - repuso Voldemort -. Porque tendrá que salir a campo abierto, y así será mas fácil atraparlo. - Miró otra vez el cuerpo que giraba con lentitud y continuó-: Me ocupare personalmente del chico. Ya se han cometido demásiados errores en lo que refiere a Harry Potter, y algunos han sido míos. El hecho de que Potter siga con vida se debe mas a mis fallos que a sus aciertos.

-Exactamente ¡¿Cuántas veces ese psicópata ha tratado de matar a mi hijo?! - grito James hecho una mirada a la cuna donde dormía Harry. Lily fue a comprobarlo por él. Sirius siguió leyendo, con la esperanza de que no empeoraran las cosas.

Todos lo miraron con aprensión; a juzgar por la expresión de sus rostros, temían que se los pudiera culpar de que Harry Potter siguiera existiendo.

Los cuatro estaban totalmente conmocionados con ese comentario.

Sin embargo, Voldemort parecía hablar consigo mismo, sin recriminar nada a nadie, mientras continuaba contemplando el cuerpo inconsciente que colgaba sobre la mesa.

- He sido poco cuidadoso, y por eso la suerte y el azar han frustrado mis excelentes planes.

-El debe tener tu buena suerte, Lils - bromeo débilmente James, Lily le dio una leve sonrisa.

Pero ahora sé qué he de hacer; ahora entiendo cosas que antes no entendía. Debo ser yo quien mate a Harry Potter, y lo haré.

-¿Por qué quiere matar a Harry?- preguntó Remus, echando un vistazo al inocente bebe dormido en su cuna blanca.- ¡Míralo! ¡Es tan inocente!

Sirius sonrió levemente ante esto, pero no se burló, el pensaba exactamente igual que Remus, sacudió la cabeza y luego bajo la mirada para seguir leyendo el condenado libro.

En cuanto hubo pronunciado estas palabras y como en respuesta a ellas, se oyó un gemido desgarrador, un terrible y prolongadísimo alarido de angustia y dolor. Asustados, muchos de los presentes miraron el suelo, porque el sonido parecía provenir de debajo de sus pies.

-Colagusano - dijo Voldemort sin mudar el tono serio y sereno y sin apartar la vista del cuerpo que giraba -, ¿no te he pedido que mantengas callado a nuestro prisionero?

En los dos últimos párrafos, todos ahogaron gritos.

 -No creo...- dijeron Lily y James, y miraron a Sirius.

-¿Qué: que ese Colagusano es Peter y él nos traicionó a todos, o que Harry se encuentra prisionero y torturado?- Preguntó Sirius con la garganta seca. Remus sacudió su cabeza.

-Estoy seguro de que no es él- afirmó james—o a lo mejor si lo es—dijo repentinamente aterrorizado—y los mortifagos lo han capturado o lo tienen bajo un imperius.

-Ya averiguaremos que es—dijo sirius decidido—y entonces veremos que hacer, no podemos permitir que los mortifagos capturen a ninguno de nosotros.

-Sí, m…mi señor - respondió resollando un individuo bajito situado hacia la mitad de la mesa; estaba tan hundido en su silla que, a primera vista, ésta parecía desocupada.

-Es imposible - dijo James, refiriéndose al hecho de que Peter se sentaba así en las clases.

Sirius asintió lentamente. Peter no podía ser un mortifago. ¿Peter? ¡Oh vamos!

Se levanto del asiento y salió a toda prisa de la sala, dejando tras de sí un extraño resplandor plateado.

Remus se paralizo notablemente extrañado.

-Como iba diciendo - prosiguió el Señor Tenebroso, y escudriño los tensos semblantes de sus seguidores -, ahora lo entiendo todo mucho mejor. Ahora sé, por ejemplo, que para matar a Potter necesitare que alguno de vosotros me preste su varita mágica.

Las caras de los reunidos reflejaron sorpresa; era como si acabara de anunciar que deseaba que alguno de ellos le prestara un brazo.

-¿No hay ningún voluntario? Veamos… Lucius, no sé para qué necesitas ya una varita mágica.

- Genial - dijo James con voz venenosa - Ese sádico maniático se lo merece… Lo siento Lily.

Lucius Malfoy levantó la cabeza. Tenía los ojos hundidos y con ojeras, y el resplandor de la chimenea daba un tono amarillento y aspecto céreo a su cutis. Cuando habló, lo hizo con voz ronca:

-¡Yuck! Su aspecto nunca fue la gran cosa, quiero decir… Lo siento Lily - dijo Sirius, el aludido sacudió la cabeza e hizo que unos mechones de su cabellos le taparan su rostro.

- ¡Mi señor!

- La varita, Lucius. Quiero tu varita.

- Yo…

Malfoy miró de soslayo a su esposa. Ella, casi tan pálida como él y con una larga melena rubia que le llegaba hasta la cintura, miraba al frente, pero por debajo de la mesa sus delgados dedos ciñeron ligeramente la muñeca de su esposo. A esa señal, Malfoy metió una mano bajo la túnica, sacó su varita mágica y se la entrego a Voldemort, que la sostuvo ante sus rojos ojos para examinarla con detenimiento.

-¿Quién fue lo suficientemente estúpida para casarse con Malfoy? - dijo James sin poderse detener. Lily le fulmino con la mirada.

- La misma persona suficientemente estúpida para casarse con James Potter - gruño Lily, para luego cambiar su voz a una dulce - sigue Sirius -. Sirius escondió detrás del libro su sonrisa.

-Dime, Lucius, ¿de qué es?

- De olmo, mi señor - susurro Malfoy.

- ¿Y el núcleo central?

- ¡Fantástico! - exclamó Voldemort. Sacó su varita y comparó la longitud de ambas.

Lucius Malfoy hizo un fugaz movimiento involuntario con el que dio la impresión de que esperaba recibir la varita de su amo a cambio de la suya. A Voldemort no se le pasó por alto; abrió los ojos con malévola desmesura y cuestionó:

-¡Oh! - Dijeron los cuatro y luego murmuraron -: Idiota.

-¿Darte mi varita, Lucius? ¿Mi varita, precisamente? - algunos rieron por lo bajo -. Te regalado la libertad, Lucius. ¿Acaso no tienes suficiente con eso? Sí… es cierto, me he fijado en qué últimamente ni tú ni tu familia parecen felices… ¿Tal vez os desagrada mi presencia en vuestra casa, Lucius?

-Oh, lo va a conseguir - dijo Sirius sonriendo de oreja a oreja.

-¡No, mi señor! ¡En absoluto¡

- Mientes, Lucius…

La voz de Voldemort siguió emitiendo un silbido incluso después de que su cruel boca hubiera acabado de mover los labios. Pero el sonido fue intensificándose poco a poco, y uno o dos magos apenas lograron reprimir un escalofrío al notar que una criatura corpulenta se deslizaba por el suelo, bajo la mesa.

Una enorme serpiente apareció y trepo con lentitud por la silla de Voldemort; continuo subiendo (parecía interminable) y se le acomodo sobre los hombros. El cuello del reptil era tan grueso como el muslo de un hombre, y los ojos, cuyas pupilas semejaban dos rendijas verticales, miraban con fijeza, sin parpadear. El señor Tenebroso la acaricio distraídamente con sus largos y delgados dedos, mientras observaba con persistencia a Lucius Malfoy.

 -Mierda - susurro Lily, luego se inclino y se recostó sobre el pecho de James, quien la envolvió con sus brazos, y se mordía el labio inferior.

-¿Por qué será que los Malfoy se muestran tan descontentos con su suerte? ¿Acaso durante años no presumieron, precisamente, de desear mi regreso y mi ascenso al poder? Con esto los cuatro ahogaron gritos.

-¿Regreso? - preguntó Sirius con los ojos como platos.

- Entonces eso significa… - dijo James, sin atreverse a emocionar.

- ¡Significa que se fue en algún momento! - dijo Remus feliz. Lily miro a James impresionada.

- ¡Genial! – fue todo lo que james pudo decir

-Pero ¿cómo?—preguntó Lily—y aún más importante ¿por qué?

-¿Por qué?—inquirió sirius confundido.

-Si, actualmente esta ganando más y más poder, entonces, y no es que me moleste, pero ¿por qué se fue?—cuestionó, nadie tenia respuesta para eso, por lo que con la esperanza de que el libro les diera respuestas, sirius siguió la lectura.

- Por supuesto, mi señor - afirmo Malfoy y, con mano temblorosa, se enjuago el sudor del labio superior -. Lo deseábamos… y lo deseamos.

La esposa de Malfoy, sentada a la izquierda de su marido, asintió con una extraña y rígida cabezada, pero evitando mirar a Voldemort o a la serpiente. Su hijo, Draco,-

-Pues entonces lo demuestra-, dijo Sirius y Remus se dirigió a él, confundido.

- ¿Demuestra qué?

- Demuestra que se casa con Narcissa. Me sonaba que la descripción se asemejaba a ella, y Draco se ajusta a la tradición de los Black de colocar nombres de Constelaciones. Me imaginaba que ella se casaría con un sangre pura, - dijo Sirius, escupiendo la última palabra como si se tratara de algo vil que aterrizó en su garganta. Sus amigos no sabían nada mejor que decir, así que él sólo siguió la lectura.

Que se hallaba a la derecha de su padre observando el cuerpo inerte que pendía sobre ellos, lanzo un vistazo fugaz a Voldemort y volvió a desviar la mirada, temeroso de establecer contacto visual con él.

-Mi señor- dijo con voz emocionada una mujer morena situada hacia la mitad de la mesa - es un honor alojaros aquí, en la casa de nuestra familia. Nada podría complacernos mas.

Se sentaba al lado de su hermana, pero su aspecto físico -cabello oscuro y ojos de párpados  gruesos

Todo el mundo miro a Sirius cuando este gruño.

- Bellatrix - escupió Sirius, como si eso lo explicara - mi prima desquiciada - y con rapidez volvió a dirigir su mirada al libro.

-era tan diferente del de aquella como su porte y su conducta: Narcisa adoptaba una actitud tensa e impasible, en tanto que Bellatrix se inclinaba hacia Voldemort, pues las palabras no le bastaban para expresar sus ansias de proximidad.

-Ella me repugna,- dijo Sirius, - Es vil, infame, malévola..."no sabía cómo llamarla de la peor manera, y redujo sus ojos, volviendo al libro. Maldecía a Bellatrix por ganar, incluso veinte años en el futuro.

-<Nada podría complacernos más> - repitió Voldemort ladeando un poco la cabeza mientras la miraba -. Eso significa mucho viniendo de ti, Bellatrix.

La mujer se ruborizo y los ojos se le anegaron en lágrimas de gratitud.

-¿Ni siquiera lo compararías con el feliz acontecimiento que, según tengo entendido, se ha producido esta semana en el seno de tu familia?

-Me pregunto a que se refiere - dijo Remus. Sirius salto de la risa, haciendo que el libro saltara de sus manos y callera al suelo. Luego de calmarse, y antes de que Lily tomara el libro, lo recogió y siguió leyendo.

Bellatrix lo miró con los labios entreabiertos y evidente desconcierto.

-No sé a qué os referís, mi señor.

- Me refiero a tu sobrina, Bellatrix. Y también vuestra, Lucius y Narcisa. Ella acaba- En ese punto Sirius no pudo mas, y le entrego el libro a James

- Es la hija de Andrómeda… ¡ella tiene siete ahora! Ella… ella…

James leyó lo que seguía y la risa se duplico, por lo que tuvo que entregarle el libro a Lily, pero ella solo sonrió cuando leyó:

Acaba de casarse con Remus Lupin, el hombre lobo. Deben de estar orgullosos.

Cuando termino de decir es James y Sirius se rieron mas, y Remus se sonrojo fuertemente. Una vez recuperados Sirius dijo:

-¡Lupin se casa con una niña de siete años! - haciendo que se volvieran a reír.

Lily oculto su sonrisa detrás del libro, y diez minutos mas tarde Sirius le dio una palmada en la espalda y siguió leyendo. Remus no le quito la vista de encima.

Hubo una erupción de risotadas alrededor de la mesa. Muchos se inclinaron hacia delante para intercambiar graciosas miradas, algunos golpearon la mesa con los puños. La serpiente gigante, no contenta con el disturbio, abrió la boca muy grande y siseo enojada, pero los Mortifagos no la oyeron, tan alegres estaban por la humillación de Bellatrix y los Malfoy.

-Genial - dijo Sirius malévolamente - se lo merecen.

La cara de Bellatrix, antes sonrojada de felicidad, se había puesto de un feo y manchado rojo.

-Ella no es nuestra sobrina mi Señor,-gritó por sobre la explosión de júbilo. -Nosotras -Narcisa y yo - ya no hemos vuelto a poner los ojos en nuestra hermana desde que ella se casó con ese Sangre Sucia. Esa mocosa no tiene nada que ver con nosotros, ni tampoco esa bestia con la que se casó.

-Remus no es ninguna bestia—estalló james cuando Lily con profundo desprecio leyó las ultimas palabras.

-Claro que no lo es—aseguró Lily

-Gracias, chicos yo…--empezó Remus

-No empieces con eso de que no lo mereces—le amenazó james—o te juró lunático que te hechizo—Remus le sonrió con agradecimiento.

Por último Sirius dijo:

-Bueno ya ven porque la odio - con una absurda voz calmada. Los demás solo asintieron.

-¿Qué dices tú Draco?, -preguntó Voldemort, y aunque su voz era calmada, se superpuso claramente por sobre los abucheos y protestas. -¿Cuidarás de los cachorros?

-La hilaridad aumentó, Draco Malfoy miró con terror a su padre, quien tenía la vista clavada en su regazo, entonces topó con la mirada de su madre. Ella negó con la cabeza casi imperceptiblemente, entonces llevó su mirada inexpresiva hacia la pared opuesta.

-¡Bien hecho Remus! - dijo Sirius dándole unas palmaditas en la espalda - hubiera dejado que te casaras con Niphie aunque solo fuera para que  humillaran a Bellatrix.

Remus se sonrojo y murmuro-: Solo sigue leyendo, Sirius.

-Suficiente, -dijo Voldemort, acariciando a la serpiente enojada. -Suficiente-. Y las risas murieron en un segundo.

-Varios de nuestros árboles genealógicos se vuelven un poco enfermizos con el tiempo,-dijo mientras Bellatrix le miraba, sin aliento e implorando. -Deben limpiar el suyo, ¿No debe estar saludable? Arranquen aquellas partes que amenazan la salud del resto.

-Si mi Señor, -susurró Bellatrix, y sus ojos se llenaron de lágrimas de gratitud otra vez. -¡A la primera oportunidad!

-La tendrás, -dijo Voldemort. -En tu familia y en el mundo... debemos deshacernos de la úlcera que nos infecta hasta que solo los de sangre pura prevalezcan...

James fue el primero en recuperar la capacidad de hablar. –Partida de imbéciles!-, Dijo—me tendrán que matar para dejar que toque a alguno de los míos.

-No solo a ti, james—aseguraron los otros en perfecta sincronía.

-Voldemort levantó la varita de Lucius Malfoy, apuntando directamente a la figura que lentamente se movía suspendida sobre la mesa, y dio una pequeña sacudida. La figura regreso a la vida con un quejido y comenzó a luchar contra lazos invisibles.

-¿Reconoces a nuestra huésped Severus?, -preguntó Voldemort.

-Snape levantó los ojos hacia el rostro por encima de él. Todos los Mortifagos miraban al cautivo ahora, como si se les hubiese dado permiso de mostrar curiosidad. Mientras se revolvía para quedar de frente a fuego, la mujer dijo en una rota y aterrada voz, -¡Severus!, ¡ayúdame!

Lily sabia, que aunque Snape quisiera ayudarla, cosa que lastimosamente dudaba, no podría hacerlo, pues seria con su vida que tendría que pagar por contravenir a voldemort.

-Ah, si…-dijo Snape mientras la prisionera se volteaba de nuevo.

-¿Y tu Draco?, -preguntó Voldemort, acariciando la nariz de la serpiente con la mano que no sostenía la varita. Draco asintió apenas. Ahora que la mujer estaba consciente, parecía incapaz de mirarla mas.

-Igual que su padre - murmuro Sirius,

-Pero tú no habrías tomado sus clases, -dijo Voldemort. -Para aquellos que no lo saben, nos acompaña esta noche Charity Burbage quien, hasta hace poco enseñaba en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.

Hubo pequeñas muestras de comprensión alrededor de la mesa. Una ancha y encorvada mujer con los dientes puntiagudos cacareó.

-Si... la Profesora Burbage les enseñó a los niños de magos y brujas todo acerca de los Muggles...como es que no son tan diferentes de nosotros...

-Por que no lo son—aseguró james fehacientemente mientras los demás asentían

Uno de los Mortifagos pateó el piso. Charity Burbage se volteó para ver a Snape de nuevo.

-Severus... por favor... por favor...

-Silencio, -dijo Voldemort, con otro movimiento de la varita de Malfoy y Charity se quedó en silencio como con una mordaza. -No contenta con corromper y ensuciar las mentes de nuestros hijos magos, la semana pasada la Profesora Burbage escribió una apasionada defensa de Sangre Sucias en el Profeta. Los Magos, dijo, deben aceptar a esos ladrones de conocimiento y magia. La falta de Sangre Puros es, dice la profesora Burbage, una circunstancia mas deseable... nos quiere todo amistad con Muggles... o, sin duda hombres lobo...

Los cuatro estaban tensos, James y Sirius parecían dispuestos a gritar.

Nadie rió esta vez. No había equivocación en el enojo y descontento en la voz de Voldemort. Por tercera vez, Charity intento ver a Snape. Las lágrimas caían de sus ojos a su cabello. Snape la miró, impasible mientras ella intentaba lentamente verlo otra vez.

-¡Avada Kedavra!

Lily grito y se echo a llorar al hombro de su esposo. James acaricio su espalda, y le dio una mirada torpe a Sirius. Sirius levanto las cejas y siguió.

El brillo de luz verde ilumino cada rincón de la habitación. Charity cayó con un resonante choque sobre la mesa de abajo, la cual tembló y tronó. Varios de los Mortifagos se hicieron para atrás en sus sillas. Draco se cayó de la suya hacia el piso.

-La cena, Nagini -dijo Voldemort suavemente, y la gran serpiente se balanceó y deslizó de sus hombros hasta la pulida madera.

-Ese es el final del capítulo - dijo Sirius suavemente, Lily se restregó los ojos. James dejo salir un suspiro y Remus dijo:

-¡Wow!

Lily le quito el libro a Sirius.

-Voy a leer el siguiente capítulo - dijo tranquilamente.

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