domingo, 25 de septiembre de 2011

Capítulo 27. Gringotts



Fue una noche relativamente tranquila, pero a pesar de lo tarde que se habían acostado, se levantaron antes de las 8 de la mañana, a excepción de sirius y james que tuvieron que ser despertados por Ángela y Lily respectivamente, kreacher ya había preparado un suculento desayuno para todos, y solicitó permiso a sirius para ir a la mansión Black, el animago todavía adormilado y aún sorprendido por la nueva actitud del elfo, le indició que podía ir y regresar a valle de Godric cuando lo deseara.

Una vez desayunaron, y se asearon, y justo después de vestir a los niños, se sentaron en el salón de la casa que estaban usando para leer, james tomó el libro, y con las miradas de todos clavadas tanto en el merodeador como en el libro, la lectura se reemprendió.


Capitulo 26. Gringotts

El solo nombre del capítulo causo un estremecimiento de miedo en Lily, y aunque james y los demás se controlaron mejor, estaban igualmente asustados por la suerte de los chicos al intentar colarse en el lugar más seguro del mundo, y enfrentarse a una horda de duendes furiosos, en caso de que los descubrieran.

Sus planes estaban hechos, los preparativos completos; en el dormitorio mas pequeño un solo cabello negro, largo y grueso (tomado del jersey que Hermione había estado usando en Malfoy Manor) estaba enrollado dentro de un pequeña ampolleta de cristal sobre la repisa de la chimenea.

-Qué asco—escupió sirius que al igual que los demás había entendido lo que los chicos planeaban con ese cabello.

—Y estarás usando su propia varita, —dijo Harry, señalando hacia la varita de nogal—, así que considero que resultaras muy convincente.
Mientras la levantaba, Hermione parecía asustada como si la varita pudiera picarla o morderla.

-Creo que yo me sentiría igual—dijo Lily—el solo hecho de que haya pertenecido a Bellatrix hace que la odie.

-Y pobre hermione—intervino sirius—tener que beber poción Multijugos con un cabello de esa arpía, debe saber verdaderamente asqueroso.

-Tienes razón—dijeron todos con muecas de asco en sus caras.

—Odio esta cosa, —dijo en voz baja—. Realmente la odio. Se siente tan mal, no funciona bien para mí… Es como un poco de ella.

-¿no era hermione la que decía que no había diferencia en la varita que usaras?—preguntó sirius sarcástico.

Todos lo ignoraron.

Harry no podía evitar recordar como Hermione había desechado su aversión por la varita de endrino, cuando esta no funciono tan bien como la suya, insistiendo en que se estaba imaginando cosas, diciéndole que simplemente practicara. Opto por no repetirle su propio consejo, de todas formas, la víspera de su intento de asalto a Gringotts parecía el peor momento para contrariarla.

-y creo que es una decisión inteligente—opino Remus—sobre todo porque para alguien como hermione va a ser muy difícil imitar correctamente a Bellatrix.


—Sin embargo, tal vez te ayude a meterte en su personalidad —dijo Ron—. Piensa en todas las cosas que esa varita ha hecho.

-Creo que ese es precisamente el problema—dijo Alice—esa bruja ha hecho daño a mucha gente, ha asesinado a demasiados.

-Me pregunto que varita estará usando ahora—Ángela se puso pensativa.

-No lo sé, pero espero que sea la que sea que esté usando no le funcione correctamente—deseo james antes de seguir leyendo.

—¡Pues ese es mi punto! —Dijo Hermione—. Esta es la varita que
James interrumpió bruscamente su lectura asuntándolos a todos, Lily, sentada a su lado, aterrada por la reacción de su esposo, miró el libro, y ahogó un grito, tapándose la boca con las manos.

-¿Qué ocurre?—preguntaron Remus y Ángela al tiempo con idénticas notas de miedo en su voz.

James tragó con dificultad y leyó


Esta es la varita que torturó a los padres de Neville,

Un silenció profundo se instaló en el cuarto, solo roto por el sonido de sus respiraciones y de lo que balbuceaban entre si los niños.

-Bueno—dijo Frank abrazando protectoramente a su esposa—no sería la primera vez que nos enfrentamos a la maldición cruciatus, no es para tanto.

-No creo que sea tan sencillo—dijo james sombrío—para que ellos sepan que Bellatrix los torturó…

-Debe ser porque algo grave pasó—terminó con voz ahogada Alice preguntándose que habrá sido de ella en su futuro.

-Pero al menos no dice que estamos muertos—Frank intentaba convencerse de que estaban bien, más por su esposa e hijo que por el mismo.

-Vamos, Frank!—dijo Alice preocupada pero convencida—no pensarás que ellos saben que fuimos torturados por Bellatrix, solo porque alguien se los contó, para que haya puesto nuestro ejemplo—hablaba rápidamente pero con seguridad—es porque algo grave debió pasar, de lo contrario no tendrían porque saberlo, Bellatrix ha torturado a muchos, incluida Lily—le recordó—no creo que sea casualidad.

-Está bien—aceptó abatido Frank—pero no voy a permitir que eso pase, sea lo que sea, Bellatrix no va a tocarte—prometió—yo me encargaré de ella.
-Te ayudo—se ofreció sirius y Frank asintió con la mirada sombria.

James reemprendió la lectura

y a quién sabe a cuanta gente más. Y sobre todo

De nuevo  james se quedó en silencio, pero ahora además de miedo había furia en su mirada.

-NO!—se lamentó Lily y miro a sirius de forma extraña.

-¿Qué ocurre, james?—Remus estaba preocupado, el director los miraba fijamente.

James, se aclaró la garganta y con profunda ira terminó la oración

¡Esta es la varita que mató a Sirius!

-NO!—esta vez fue Ángela la que gritó y sirius la abrazó para tranquilizarla, el mismo estaba en shock, Remus de nuevo sintió esa sensación de soledad, ese vacío que le recordaba que estaba solo, que sus mejores amigos estaban muertos.

Ángela estaba asustada, si bien ya sabían todos que sirius había muerto, no tenían idea de que había sido Bellatrix quien había puesto fin a su vida.

-No puedo creer que permití que esa arpía me matara—dijo sirius cuando pudo hablar—¿Qué demonios ocurrió para que ella me venciera en un duelo?.

-Hermano—dijo james—te lo juro, si se te ocurre dejarte matar por la loca de tu prima, yo mismo encuentro la forma de revivirte para asesinarte con mis propias manos ¿lo has entendido?

-Yo misma voy a matar a esa asquerosa mortifaga—amenazó Ángela ya más calmada.

-Creo que todos aquí deseamos ver a Bellatrix muerta—dijo Remus con un tono de voz que pocas veces le escuchaban y que causo escalofríos en los demás—pero recordemos que no somos asesinos.

-Es cierto—intervino el director con voz tranquila—no podemos ponernos a su nivel.

-No pienso permitir que esa mujer toque a mi esposa o a mi hijo—expuso Frank con furia—y si tengo que convertirme en asesino para conseguir que ellos estén a salvo, entonces creo que lo haré.

-Frank—dijo Alice abrazándolo—me alegra que me ames a tal punto, pero Remus y Dumbledore tienen razón: no podemos rebajarnos a su nivel, a menos claro que no tengamos más remedio.

-Lo sé—dijo abatido Frank—es solo que el solo hecho de pensar que les pase algo me aterra.

-Creo que todos nos sentimos así—dijo Ángela sujetando con fuerza la mano de sirius, quien tenía la mirada seria—pero estoy de acuerdo con Alice, debemos intentar atraparlos vivos, y solo en caso extremo usar medidas extremas.

Después de que Ángela dijera esto, james retomó la lectura.

Harry no había pensado en eso; miro hacia la varita y fue invadido por un impulso brutal de romperla, de partirla por la mitad con la espada de Gryffindor, que estaba apoyada contra la pared detrás de el.

-Pobre hermione—se lamentó Lily

—Extraño mi varita, —dijo Hermione miserablemente—. Desearía que el Sr. Ollivander me hubiera hecho otra varita a mi también.
Esa mañana el Sr. Ollivander le había enviado una nueva varita a Luna. En ese momento ella estaba afuera en el jardín trasero, probando sus capacidades bajo el sol del atardecer.

-Es una chica afortunada—comentó Alice—creo que no hay nada tan incomodo para un mago o una bruja que no contar con una varita.—los demás asintieron de acuerdo.

Dean, que había perdido su varita con los carroñeros, estaba mirándola un tanto melancólico.

Harry bajo la mirada hacia la varita de espino que alguna vez había pertenecido a Draco Malfoy. Se había sentido sorprendido, pero satisfecho al descubrir que le funcionaba por lo menos tan bien como lo había hecho la de Hermione.

-Gano la lealtad de esa varita—anunció Dumbledore

-Y me alegra—dijo james—al menos ahora tiene una varita que le obedece completamente

Recordando lo que les había dicho Ollivander de los funcionamientos secretos de las varitas, Harry creyó que sabia cual era el problema de Hermione. Al no haberla tomado personalmente de Bellatrix, no había podido ganarse la lealtad de la varita.

-Exactamente—se lamentó Lily

-Espero que pueda domarla—dijo Alice a su vez

-Es muy posible que lo haga—Dumbledore estaba pensativo—las varitas reconocen el carácter, y hermione lo tiene de sobra, probablemente le cueste un tiempo, pero terminará por controlar esa varita.

La puerta de la habitación se abrió y Griphook entro. Por instinto, Harry se estiró para asir la empuñadura de la espada y la jalo cerca de él, pero lamento la acción inmediatamente. Podría asegurar que el gnomo lo había notado. Intentando distraer la atención sobre el bochornoso momento, dijo, —Estábamos revisando los detalles de último minuto, Griphook. Le hemos dicho a Bill y Fleur
que nos vamos mañana y que no se levanten para vernos partir.

-Espero que todo salga bien—dijo Lily en un murmullo que solo james escuchó, este sujetó su mano y siguió leyendo.

Se habían mantenido firmes sobre este punto porque Hermione necesitaría transformarse en Bellatrix antes de que se fueran, y cuanto menos supieran o sospecharan Bill y Fleur, acerca de lo que iban a hacer, mejor.

-Bill debe estar preocupado—dijo Remus—al menos en este tiempo Ron, y los demás estaban seguros en su casa, bill podía vigilarlos al menos un poco, pero ahora, de nuevo se irán, y con lo que sospecha de su trato con el duende, debe estar realmente preocupado por la seguridad de los chicos.

-Yo me preocuparía también por la cordura—dijo sirius divertido—mira que querer robar en Gringotts.

-Pues es algo que tal vez tengamos que hacer—comentó james.

-Es verdad—lo apoyó Lily—si en realidad hay un horrocrux escondido en la cámara de los Lestrange, tendremos que conseguirlo.

-Y dudo mucho que los duendes se muestren deseosos de ayudar—continuó Alice asintiendo.

-Nos preocuparemos por eso más adelante—dijo el director—primero agotaremos otros medios antes de considerar una incursión a Gringotts, por ahora, james continua leyendo por favor.

También les habían explicado que no iban a regresar. Como habían perdido la vieja tienda de Perkins la noche que los carroñeros los capturaron, Bill les había prestado otra. Estaba ahora empacada dentro del bolso de cuentas, el cual, Harry quedo sorprendido al enterarse, Hermione había protegido de los carroñeros con el sencillo y oportuno hecho de esconderlo dentro de su calcetín.

-No me cansaré de decirlo—dijo Remus—esa chica es brillante, sin duda la mejor bruja de su generación.

-Y Harry es muy afortunado de tenerla—apoyó Lily

A pesar de que extrañaría a Bill, Fleur, Luna y Dean, sin mencionar las comodidades hogareñas que habían disfrutado por las últimas semanas, Harry estaba ansioso de escapar del confinamiento de Shell Cottage. Estaba cansado de tratar de cerciorarse que no eran escuchados por casualidad, cansado de estar encerrado en la pequeña y oscura habitación. Sobre todo, deseaba librarse de Griphook.

Todos compartían la opinión de Harry, ese duende no le agradaba a ninguno de ellos, y estaban esperando el momento en que el destino del trío y del duende fuese por caminos separados

Sin embargo, exactamente cómo y cuando dejaría al gnomo sin devolverle la espada de Gryffindor  continuaba siendo una pregunta para la cual Harry no tenia respuesta. Había sido imposible decidir como iban a hacerlo, porque el gnomo raramente dejaba solos a Harry, Ron y Hermione por más de cinco minutos seguidos. —Podría darle lecciones a mi madre, —gruño Ron—, mientras los largos dedos del gnomo continuaban apareciendo en las orillas de las puertas.

-Sospecha de ellos—adivinó Frank sin dificultad.

-Es obvio—siguió su esposa—ya sabemos cómo es el pasado, y por lo que hemos leído, el futuro de las relaciones de magos con duendes, rara vez terminan bien.

-Pues esperemos que esta vez sí termine bien—dijo Lily con voz aguda y Alice se abstuvo de decir algo más.


Con la advertencia de Bill en mente, Harry no podía dejar de sospechar que Griphook estaba cuidándose de una posible triquiñuela. Hermione desaprobaba tan apasionadamente el engaño planeado que Harry había dejado de intentar recurrir a su inteligencia sobre la mejor forma de hacerlo.

-No debería actuar así—se indignó sirius—si tiene un plan debería decirlo.

-No si eso traiciona lo que considera correcto—la defendió Dumbledore.

Ron, en las raras ocasiones que habían tenido la oportunidad de robar unos pocos momentos libres de Griphook, había salido con nada mejor que: Tendremos que improvisar, colega.

-Que idea tan brillante—dijo Lily sarcástica—van a robar en el segundo lugar más seguro del mundo y ni siquiera tienen el plan terminado.

-Tranquila Lils—dijo james—tú sabes que los planes raramente salen exactamente como se espera y por lo general hay que improvisar, ya nos ha ocurrido.

Lily, que sabía que su esposo tenía razón, no tuvo más remedio que guardar silencio.

Harry durmió mal esa noche. Yaciendo quieto en las primeras horas, pensó de nuevo en la manera en que se había sentido la noche anterior a que se hubieran infiltrado en el Ministerio de Magia y recordó haberse sentido decidido, casi excitado. Ahora estaba experimentando sacudidas de ansiedad, dudas persistentes; no podía sacudirse el miedo de que todo fuera a ir mal.

Sin duda esos pensamientos atormentaban también a Lily y james que tenían pavor porque algo fuese a pasarle a su hijo o a sus amigos, otro tanto le ocurría a sirius y Remus, sin dejar de lado a Frank, Ángela, Alice y Dumbledore.

Seguía repitiéndose que su plan era bueno, que Griphook sabia a lo que se estaban enfrentando, que estaban bien preparados para todas las dificultades que podrían encontrarse, aun así se sentía inquieto. Una o dos veces escucho a Ron revolverse y estaba seguro de que también estaba despierto, pero estaban compartiendo la habitación con Dean, por lo que Harry no hablo.
-Me preguntó porque sigue Dean allí—dijo sirius—debieron enviarlo a casa de tía Muriel, igual que a Luna.

-Tal vez fleur y bill quieren esperan para marcharse todos juntos—especuló Remus—a lo mejor cuando Harry, ron, hermione y Griphook se vaya, se marcharan todos juntos a casa de Muriel, eso si no planean quedarse en el refugio, después de todo también tienen un fidelio allí.

-Creo que se quedaran—opinó Lily—son recién casados, querrán disfrutar aunque sea un poco esa nueva vida, y si se van con los weasley sería como si nada hubiese cambiado, creo que querrán estar solos, probablemente movilicen a luna y Dean, pero ellos no se irán a menos que sea necesario.

Fue un alivio cuando llegaron las seis en punto y pudieron escurrirse de sus bolsas de dormir, vestirse en la penumbra, y salir al jardín, donde iban a encontrarse con Hermione y Griphook. El amanecer era frío, pero ahora que estaba llegando Mayo había poco viento.

-un mes más—se lamentó Lily—por cuánto tiempo estarán así.

-Creo que no falta mucho, Lils—james miró lo que faltaba de libro—el final debe estar cerca.

Lily estaba dividida entre el deseo de saber el final y el miedo porque su hijo no lo sobreviviera.

Harry miro hacia las estrellas que aun brillaban tenuemente en el cielo oscuro y escucho el mar golpeando al avanzar y retirarse contra el acantilado; iba a extrañar el sonido.

-Eso sin contar con que allí estaban protegidos—dijo Frank.

Pequeños brotes verdes estaban forzando su camino sobre la tierra roja de la tumba de Dobby, dentro de un año el montículo estaría cubierto de flores.

-Sigo preguntándome quien lo habrá enviado—la voz de Ángela demostraba su curiosidad.

La piedra blanca que tenía grabado el nombre del elfo ya había adquirido una apariencia desgastada. Ahora se daba cuenta que difícilmente podrían haber encontrado un lugar más hermoso para que Dobby descansara, pero Harry se lleno de tristeza al pensar en dejarlo atrás.

-Se nota que quería mucho a ese elfo—dijo Lily con tristeza.

-Es una lástima que tuviese que morir—acordó Ángela compungida.

-Los inocentes siempre caen primero—dijo Dumbledore con la mirada triste.

Mirando hacia la tumba, se pregunto de nuevo como había sabido el elfo a donde ir a rescatarlos.

Era evidente que no solo a Harry le preocupaba.

Sus dedos se movieron distraídamente hacia el pequeño bolso que colgaba de su cuello, a través del cual podía sentir el fragmento de espejo en el que había estado seguro que había visto el ojo de Dumbledore.

El director pensaba en las posibles personas que pudiesen tener ese espejo, pero la única que se le venía a la menta era tan improbable que casi había descartado esa posibilidad.

Entonces el ruido de una puerta abriéndose le hizo mirar alrededor. Bellatrix Lestrange caminaba a zancadas sobre el césped hacia ellos, acompañada por Griphook. Mientras caminaba iba remetiendo el pequeño bolso de cuentas en el bolsillo interior del otro juego de antiguas túnicas que habían tomado de Grimmauld Place. A pesar de que Harry sabía perfectamente bien que era realmente Hermione, no pudo evitar un temblor de repudio.

-Yo tampoco podría evitarlo—dijo sirius con asco—me preocuparía si Harry se lo tomara como si nada.

 Era más alta que él, el cabello largo y negro le bajaba ondulado por la espalda, sus ojos claramente desdeñosos al posarse en él; pero entonces hablo, y escucho a Hermione con la voz baja de Bellatrix.
—¡Ella sabe horrible, peor que gurdirraíz!

-Era de esperarse que supiera horrible—dijo sirius interrumpiendo a james, que lo dejó desahogarse antes de seguir leyendo.

 De acuerdo Ron, acércate para que pueda arreglarte …

-Es cierto ¿cómo irán Harry y Ron disfrazados?—preguntó Alice.

-Y Griphook no puede dejarse ver—aportó Remus

—Bien, pero recuerda que no me gusta la barba muy larga.
—Por Dios Santo, esto no se trata de lucir bien.

-Por cierto sirius—dijo james interrumpiendo la lectura y con una sonrisa arrogante en el rostro—me debes 10 galeones.

-Maldición—dijo sirius metiendo la mano el bolsillo de su túnica sacó las monedas y se las tiró a james—te juro que cuando arreglemos todo esto, voy a hacer que esos dos se digan lo que sienten de una buena vez—los demás rieron por la actitud casi ofendida de sirius respecto al comportamiento de Ron y Hermione.

—No es eso, ¡se pone en medio! Pero me gustaría mi nariz una pizca más corta, trata de hacerla igual que la vez pasada.
Hermione suspiro y empezó a trabajar, refunfuñando bajo su aliento mientras transformaba algunos aspectos de la apariencia de Ron. Iba a recibir una identidad completamente falsa, y confiaban en la malévola aura de Bellatrix para protegerlo.

-Tengo que reconocer que eso es una ventaja—dijo Lily reticente—nadie se les acercará si Bellatrix esta allí.

Mientras tanto Harry y Griphook iban a estar ocultos debajo de la
capa de invisibilidad.

-De nuevo pelirroja!—dijo sirius divertido—la de veces que reñiste a james por esa capa en Hogwarts y lo útil que le ha resultado a Harry.

-Al menos mi hijo no la usa para hacer estúpidas bromas y travesuras—contraatacó ella.

-Y ¿quién es la que nos ha dicho en medio de la lectura que preparemos nuestras mejores bromas contra—sacó el pergamino en el que había anotado las personas de las que se vengarían al estilo merodeador—los Dursley, Rita Skeeter, Dolores Umbridge…

-Eso es diferente—interrumpió Lily completamente roja—esos se lo merecen.

Todos reían de la discusión entre Lily y sirius, la primera, aún roja, le pidió a james que siguiera leyendo.

—Listo —dijo Hermione—, ¿Qué tal se ve, Harry?
Era posible distinguir algo de las facciones de Ron bajo el disfraz, pero solo, pensó Harry, debido a que lo conocía tan bien. El cabello de Ron era ahora largo y ondulado; tenía barba y bigote castaños, ninguna peca, nariz chata y cejas espesas.

-Una completa transformación—alabó Dumbledore.

—Bueno, no es mi tipo, pero funcionara, —dijo Harry—. ¿Nos vamos entonces?

Sonrieron por la pequeña broma de Harry, y james continuó leyendo.

Los tres volvieron la vista hacia el refugio, que lucía oscuro y silencioso bajo las tenues estrellas, después se dieron la vuelta y caminaron hacia el punto, apenas mas allá de la pared divisoria, donde el encantamiento Fidelius dejaba de funcionar y podrían desaparecerse.

La tensión empezó a crecer, pues estaban a nada de irrumpir en Gringotts, algo que hasta entonces creían imposible, si bien Harry había dicho que ya había pasado el día que el cumplió once años, todos seguían sin saber cómo se podría hacer, y más aún les preocupaba como iban a salir bien librados del asunto

Una vez que pasaron la puerta, Griphook hablo. —¿Creo que debería trepar ahora, Harry Potter?

-Que manía la de ese duende de llamara a Harry por su nombre completo—se quejó sirius.

Harry se inclino y el gnomo se trepo en su espalda, con las manos unidas al frente de la garganta de Harry. No era pesado, pero a Harry le desagradaba la sensación del gnomo y la sorprendente fuerza con la que se aferró. Hermione sacó la capa de invisibilidad del bolso de cuentas y la lanzó sobre ambos.
—Perfecto, —dijo agachándose para revisar los pies de Harry—. No puedo ver nada. Vamos.

Lily sentía su corazón latir desbocadamente, cada nueva línea leída era un paso más a una misión, desde su punto de vista, suicida.

Harry se dio la vuelta sobre el terreno, con Griphook sobre sus hombros, concentrándose con todo su ser en el Caldero Chorreante, la posada que era la entrada al Callejón Diagon. El gnomo se aferró incluso más fuerte mientras se movían en la oscuridad opresora, y segundos después los pies de Harry encontraron el pavimento y abrió los ojos en Charing Cross Road. Ajetreados muggles pasaban con la típica expresión abatida de primera hora de la mañana, bastante inconscientes de la existencia de la pequeña posada.

-Es increíble lo que hace la ignorancia—dijo Lily—la primera vez que fui al caldero chorreante con mis padres, ellos no lo vieron, solo para mí fue evidente, pero en cuanto les dije donde estaba y lo señale, fue como si siempre hubiese estado allí.

-Es parte de la magia del lugar—explicó Dumbledore—mientras los muggles ignoren su existencia no lograrán ver el lugar.

El bar del Caldero Chorreante estaba casi desierto. Tom, el encorvado y desdentado encargado, estaba puliendo vasos de cristal detrás de la barra; un par de brujos que conversaban en murmullos en una esquina lejana echaron un vistazo hacia Hermione y se volvieron de vuelta a las sombras.
—Madam Lestrange, —murmuro Tom, y cuando Hermione se detuvo brevemente inclino la cabeza servilmente.

-Pobre Tom—se lamentó Alice—estoy segura de que no le gusta nada la nueva situación, pero no puede hacer mucho.

—Buenos Días, —dijo Hermione, y mientras Harry se movía lentamente a un lado, aun cargando a cuestas a Griphook bajo la capa, vio a Tom parecer sorprendido.

-Si claro—se mofó sirius—Bellatrix saludando amablemente, primero Voldemort se hace bueno.

—Demasiado amable, —susurró Harry al oído de Hermione mientras salían de la posada hacia el minúsculo patio trasero—. ¡Necesitas tratar a la gente como si fuera basura!

-Es demasiado noble para eso—dijo Lily preocupada—si hermione no logra hacer una imitación convincente de Bellatrix estarán en problemas

—¡Vale, vale!
Hermione sacó la varita de Bellatrix y golpeó un ladrillo de la indefinible pared que había frente a ellos. Inmediatamente los ladrillos empezaron a dar vueltas y a girar, un agujero apareció en el centro, que creció mas y mas amplio, formando finalmente una entrada arqueada hacia la calle estrecha adoquinada que era el callejón Diagon.

Estaba en calma, apenas iba a ser hora de que las tiendas abrieran, y había muy pocos compradores. La tortuosa calle adoquinada se veía muy diferente ahora del ajetreado lugar que Harry había visitado antes de su primer año en Hogwarts, tantos años atrás.

Lily y james se sintieron tristes al imaginar que su hijo habría tenido que ir al lugar solo, sin una familia que lo acompañara, sin que su padre pudiese explicarle las maravillas que vendían en la tienda de artículos para quidditch, sin que su madre lo acompañara a probarse las túnicas o a escoger una lechuza, sin sus padres para emocionarse con él cuando Ollivander le hiciera entrega de su varita mágica.

Aunque, desde su última visita, muchas tiendas habían sido clausuradas con tablones, también habían sido creados muchos establecimientos dedicados a las artes oscuras.

-no lo puedo creer—dijo Ángela consternada.

-Voldemort y sus mortifagos tienen el control de todo—dijo james con asco—tenemos que terminar con esto, no podemos dejarlo llegar tan lejos—hablaba con determinación y con rabia.

-Acabaremos con el y con todos sus compinches, cornamenta—sirius también sonaba decidido—ya verás cómo los acabaremos, a ellos y sus creencias sangre limpia.


La propia cara de Harry lo saludo desde los muchos carteles pegados sobre las ventanas, siempre titulados con las palabras
INDESEABLE NUMERO UNO.

Estaban indignados, el callejón Diagon en ese tiempo, si bien era menos concurrido que durante las época de paz, por lo menos seguía siendo lo que ellos conocían, los mismos establecimientos, nada de artes oscuras, a menos claro que se internaran en el knockturn.

Un grupo de gente andrajosa estaba sentada amontonada en los umbrales. Los escucho gimiendo a los pocos transeúntes, suplicando por oro, insistiendo en que ellos eran verdaderos magos.
-Supongo que son afortunados de que no los mataran—dijo Frank con rabia.

Un hombre tenía un vendaje ensangrentado sobre un ojo. Mientras caminaban por la calle, los mendigos vislumbraron a Hermione. Parecieron esfumarse ante ella, cubriendo sus rostros con capuchas y alejándose tan rápido como podían. Hermione los miro con curiosidad, hasta que el hombre con el vendaje sangriento avanzo, cruzándose en su camino.
—Mis hijos, —grito, apuntándola. Su voz era mordaz, estridente, sonaba fuera de si—. ¿Dónde están mis hijos? ¿Qué ha hecho él con ellos? ¡Tú lo sabes, tú lo sabes!

-Canalla cobarde!—gritó sirius furioso—secuestrando niños para conseguir sus fines.

-Espero que no les haya hecho nada—dijo james igual de furioso.

-Solo un monstruo como el lastimaría niños para amenazar a sus padres—Frank se veía más allá de furioso y los ojos azules de Dumbledore demostraban que el pensaba lo mismo, aunque no lo exteriorizó.

—Y… yo realmente… —balbuceo Hermione.
El hombre se lanzo hacia ella, buscando su garganta. Entonces, con un estallido y una explosión de luz roja fue lanzado de vuela al suelo, inconsciente. Ron estaba parado allí, su varita aun a la vista y detrás de la barba se apreciaba su rostro conmocionado. Rostros aparecieron en las ventanas en cada lado de la calle, mientras un pequeño grupo de transeúntes de apariencia próspera recogieron sus túnicas y se separaron en apacibles trotes, apurados por abandonar la escena.

-Se siente el pánico aún más que hoy—dijo Alice triste—todo lo que hemos luchado no ha servido de nada.

-Por supuesto que ha servido—la contradijo james—hemos salvado vidas inocentes, si no fuera por Dumbledore y la orden voldemort ya se habría apoderado del mundo, no pienses que no vale la pena, porque si lo hace.

Su entrada en el Callejón Diagon difícilmente podría haber sido más notoria; por un momento Harry se preguntó si tal vez no sería mejor irse ahora y tratar de idear un mejor plan. Sin embargo, antes de que se pudieran mover o consultar uno al otro, escucharon un grito detrás de ellos.
—¡Pero si es Madam Lestrange!
Harry giro y Griphook apretó su agarre alrededor del cuello de Harry. Un mago alto y delgado con una espesa corona de cabello gris y una nariz larga y afilada avanzaba a zancadas hacia ellos.
—Es Travers, —silbo el gnomo al oído de Harry, pero en ese momento Harry no podía pensar en quien era Travers.

-Justo lo que necesitaban—dijo Remus sarcástico—que un mortifago les haga compañía.

-Al menos no es un mortifago muy hábil—dijo sirius—el pobre imbécil siempre necesita ayuda, es de los primeros en caer cuando hay algún combate, sino fuera porque sus compañeros se lo llevan cuando huyen como los cobardes que son, hace mucho lo tendríamos capturado.

Hermione se había enderezado hasta su altura completa y dijo con tanto desprecio como pudo reunir:
—¿Y que es lo que quieres?
Travers detuvo sus andares, claramente ofendido.

Estaban excesivamente nerviosos, y que los chicos se encontraran con un mortifago apenas ingresando al callejón Diagon no los tranquilizaba ni un poco.

—¡Es otro mortifago! —dijo Griphook en voz baja, y Harry se hizo a un lado para repetir la información en el oído de Hermione.
—Intentaba solamente saludarte, —dijo Travers fríamente—, pero si mi presencia no es bienvenida…
Ahora Harry reconoció su voz, Travers era uno de los mortifagos que habían sido convocados a la casa de Xenophilius.

Se estremecieron recordando lo acontecido allí, y de nuevo recordaron la habilidad de hermione para sacarlos de allí.

—No, no, para nada, Travers, —dijo Hermione rápidamente, tratando de cubrir su error—. ¿Cómo estás?
—Bueno, debo confesar que estoy sorprendido de verte afuera y aquí, Bellatrix.
—¿En serio? ¿Por qué? —pregunto Hermione.
—Bueno, —tosió Travers—, escuche que los habitantes de Malfoy Manor estaban confinados a la casa, después de… ah… la fuga.

-Merlín!—casi gritó Lily—si eso es cierto los van a descubrir tan pronto pisen Gringotts!

Harry rogó para que Hermione pudiera mantener el control. Si eso era cierto y se suponía que Bellatrix no debía estar fuera en público…
—El Señor tenebroso perdona a los que en el pasado le han sido fieles a ultranza —dijo Hermione en una magnifica imitación de la más desdeñosa Bellatrix—. Tal vez tus meritos no sean tan grandes como los míos, Travers.

-Eso fue…-empezó Remus

-Muy Bellatrix—completó sirius igual de asombrado que el hombre lobo

-Creo que estarán bien—dijo Frank

Aunque el mortifago parecía ofendido, también parecía menos sospechoso. Miro hacia el hombre al que Ron acababa de aturdir.
—¿Cómo te ofendió?
—No importa, no volverá a hacerlo, —dijo Hermione fríamente.

Estaban asombrados del cambio de hermione, unos segundos antes no había sabido reaccionar y ahora se estaba luciendo con su imitación.

—Algunos de estos sin varita pueden ser molestos, —dijo Travers—. Mientras no hagan nada más que mendigar no tengo objeción, pero uno de ellos realmente me pidió que abogara por su caso ante el Ministro la semana pasada. Soy un brujo, soy un brujo, déjeme probárselo— dijo en una representación chillona— Como si yo fuera a darle mi varita… ¿Pero la varita de quien —dijo Travers con curiosidad—, estas usando por el momento, Bellatrix? Escuche que la tuya fue…

-Por supuesto!—dijo Remus—los mortifagos deben saber que Bellatrix perdió su varita.

-Peor aún—dijo james mientras Lily gemía totalmente pálida—saben exactamente quienes se la robaron.

Todos perdieron el color cuando james terminó de hablar, Dumbledore realmente deseaba que los chicos salieran bien librados, y ya estaba pensando maneras de conseguir entrar a la bóveda de los Lestrange.

—Tengo mi varita aquí, —dijo Hermione fríamente, sosteniendo en alto la varita de Bellatrix—. No se que rumores has estado escuchando, Travers, pero lamentablemente parece que has sido mal informado.
Travers pareció un poco desconcertado con esto, y entonces se volvió hacia Ron.
—¿Quién es tu amigo? No lo reconozco.
—Ese es Dragomir Despard, —dijo Hermione, habían decidido que un personaje extranjero ficticio era la cobertura más segura para que asumiera Ron —. Habla muy poco Ingles, pero simpatiza con las aspiraciones del Señor Tenebroso. Ha viajado hasta aquí desde Transilvania para ver nuestro nuevo régimen.

-Creo que es una buena coartada—opino Frank

-Esperemos que suficientemente buena—dijo Remus.

—¿En serio? ¿Cómo estas, Dragomir?
—bien yo —dijo Ron, extendiéndole la mano.
Travers extendió dos dedos y tomo la mano de Ron como si tuviera miedo de ensuciarse.

-Imbécil—dijeron sirius y Frank al tiempo

—Entonces ¿Qué te trae a ti y a tu…ah… amigo simpatizante al Callejón Diagon tan temprano? —pregunto Travers.
—Necesito visitar Gringotts, —dijo Hermione.
—Ay, yo también, —dijo Travers—. ¡Oro, asqueroso oro! No podemos vivir sir él, si lo confieso, deploro la necesidad de relacionarnos con nuestros amigos de dedos largos.
Harry sintió que las manos entrelazadas de Griphook, se estrechaban momentáneamente alrededor de su cuello.

-Genial—dijo sirius con rabia—ahora un mortifago los va a acompañar.

—¿Vamos? —dijo Travers, haciendo ademanes para que Hermione se adelantara. Hermione no tuvo más opción que avanzar junto a él y encaminarse por la calle torcida y adoquinada hacia el lugar donde el edificio, blanco como la nieve, de Gringotts se alzaba por sobre las otras pequeñas tiendas. Ron avanzó a un lado de ellos y Harry y Griphook los siguieron. Un mortífago en guardia era la última cosa que necesitaban y lo peor de todo era que con Travers emparejado al lado de quien el creía era Bellatrix, no existía manera de que Harry pudiera comunicarse con Hermione o Ron.

Todos pensaban que las cosas no podían ir peor, no tenían forma de salir de allí, así que los chicos tendrían que jugárselas, tal y como james le había dicho a Lily, su plan no salió como tenían pensado, por lo que tendrían que improvisar.

Demasiado pronto llegaron al pie de los escalones de mármol que llevaban a las grandes puertas de bronce. Como Griphook ya les había advertido, los gnomos en librea que usualmente franqueaban la entrada habían sido reemplazados por dos magos, los cuales sostenían largas y delgadas varas doradas.

-Si voldemort pudo imponer eso en Gringotts, debe ser que las cosas están peor de lo que habíamos imaginado—se lamentó Ángela y vio en los rostros de todos que estaban pensando exactamente lo mismo.

—¡Ah, sondas de rectitud, —suspiro Travers teatralmente—, tan crudo… pero tan efectivo!
Y subió los escalones, saludando a izquierda y derecha a los magos, que alzaron sus varas doradas y las pasaron arriba y abajo por su cuerpo. Las sondas, sabia Harry, detectaban hechizos de ocultamiento y objetos mágicos ocultos. Sabiendo que tenía solo segundos, Harry apunto la varita de Draco hacia cada uno de los guardias y murmuro: —Confundo —dos veces. Inadvertido por Travers, que miraba a través de las puertas de bronce hacia el recibidor interno, cada uno de los guardias dio un pequeño brinco cuando los hechizos los golpearon.

-Bien pensado—alabó Frank mientras los demás asentían.

El largo cabello negro de Hermione ondulo detrás de ella mientras subía los escalones.
—Un momento Madam, —dijo el guardia, alzando su sonda.
—¡Pero si acaba de hacer eso! —dijo Hermione con la voz dominante y arrogante de Bellatrix. Travers volteo, con las cejas alzadas. El guardia estaba confundido. Miro fijamente la sonda dorada y después a su compañero, que dijo con una voz levemente confundida, —Si, acabas de revisarlos, Marius.

Todos soltaron el aliento que estaban conteniendo desde que el guardia llamara a la falsa Bellatrix, aunque solo fue un segundo de alivio, pues sabían que les aguardaban muchas más cosas antes de estar a salvo.

Hermione avanzo, con Ron a su lado, Harry y Griphook trotando invisibles detrás de ellos. Harry hecho un vistazo detrás mientras cruzaban el umbral. Ambos magos se estaban rascando la cabeza.
Dos gnomos estaban parados ante las puertas internas, que estaban hechas de plata y que tenían grabada la poética advertencia de un terrible castigo para potenciales ladrones. Harry la miró y le llego un repentino y punzante recuerdo: estar parado en ese mismo punto el día que cumplió once años, el más maravilloso cumpleaños de su vida, y Hagrid parado a su lado diciendo: Como te dije, si, hay que estar loco para intentar robar aquí.

-Hagrid lo llevo en su primer viaje al callejón—gritó Lily emocionada.

-Me alegra que no haya ido solo—dijo james entre alegra y triste—Hagrid siempre ha sido un gran hombre.


Gringotts había parecido un lugar de ensueño ese día, el deposito encantado de un tesoro de oro que nunca había sabido que poseía, y ni siquiera por un instante podría haber soñado que volvería para asaltarlo… Pero en segundos estuvieron parados en el extenso vestíbulo de mármol del banco.

Seguían escuchando, y rogando al cielo y a Merlín que saliera bien y que a ninguno de los tres le ocurriera nada malo.

El largo mostrador estaba atendido por gnomos sentados en altos taburetes atendiendo a los primeros clientes del día. Hermione, Ron y Travers se dirigieron hacia un viejo gnomo que estaba examinando una gruesa moneda de oro con una lente. Hermione dejo que Travers se adelantara bajo el pretexto de estar explicando las características del vestíbulo a Ron. El gnomo dejo la moneda que estaba sosteniendo a un lado, diciéndole a nadie en particular, —Leprechaun, —y después saludo a Travers, que le pasó una pequeña llave dorada, que fue examinada y devuelta a él. Hermione dio un paso adelante.

-Espero que el hecho de no tener la llave no les cause demasiados problemas.—dijo sirius que conocía el funcionamiento interno del banco.

-Tal vez tengan tanto miedo de contrariarla que los dejen pasar fácilmente—dijo Ángela con esperanza.

—¡Madame Lestrange! —dijo el gnomo, evidentemente asustado—. ¡Vaya! ¿Cómo… como puedo ayudarla?
—Quisiera entrar a mi bóveda, —dijo Hermione.
El viejo gnomo pareció retroceder un poco. Harry echo un vistazo alrededor. No solamente Travers estaba expectante, mirando, sino que otros tantos gnomos habían levantado la mirada de sus labores para quedarse mirando hacia Hermione.
—¿Tiene una… identificación? —pregunto el gnomo.


-Lo saben—dijo Frank—debieron advertirles que alguien intentaría suplantar a Bellatrix.

-Así es—Remus estaba preocupado—recuerden que Bellatrix ya pensaba que habían entrado en su bóveda, habrán puesto a los duendes sobreaviso.

—¿Identificación? ¡N… nunca me habían pedido identificación antes! —dijo Hermione.
—¡Lo saben, —susurro Griphook al oído de Harry—, deben haber sido advertidos de que podría haber un impostor!

Que Griphook lo dijera no hacía más que confirmar las afirmaciones de Frank y Remus y aumentar el miedo en los demás, Lily estaba realmente pálida, y james también se veía bastante afectado.

—Con su varita será suficiente, madam, —dijo el gnomo. Extendió una mano levemente temblorosa, con un terrible estallido de entendimiento Harry supo que los gnomos de Gringotts estaban al tanto de que la varita de Bellatrix había sido robada.

Lily casi empezaba a sollozar, sirius se mantenía en silencio con el semblante serio, Remus estaba totalmente rígido en su silla mientras james leía con un nudo en la garganta, Ángela se dejaba abrazar por sirius y Frank y Alice también, después de todo Harry era el ahijado de Alice y aunque no lo fuera, estarían igualmente preocupados por a suerte de los chicos.

—¡Hazlo ahora, hazlo ahora, —susurro Griphook al oído de Harry—, la maldición Imperius!

-Una imperdonable—dijo Lily con tristeza.

-Son tiempos oscuros, Lily—intentó tranquilizarla Remus—además lo hace por un buen fin, si es que logra hacerlo.

-Es verdad, no todos pueden hacer una imperdonable—dijo Frank asintiendo.

-Tranquila, cariño—dijo james mientras besaba su frente—todos sabemos la clase de persona que es Harry, solo hace eso para conseguir derrotar a voldemort, y además—le dijo sonriéndole tristemente—sabes que a veces, cuando estamos en situaciones desesperadas, tal vez viendo a alguien muy querido siendo atacado, perdemos un poco los estribos y atacamos con la primera maldición que se nos ocurre.

Lily asintió por lo que james siguió leyendo, después de sonreírle con ademan tranquilizador.

Harry alzo la varita de espino debajo de la capa, señalando hacia el viejo gnomo, y susurrando, por primera vez en su vida, —¡Imperio!

-Lo vez Lils—dijo james interrumpiendo su lectura—nunca antes lo había hecho, aún con todo lo que le ha pasado, jamás había usado una imperdonable.

Lily le sonrió a su esposo, quien tras devolverle el gesto siguió leyendo.

Una curiosa sensación bajo por el brazo de Harry, sintió como un hormigueo, un ardor que pareció fluir desde su mente, bajo los tendones y venas conectándolo con la varita y la maldición que acababa de ser ejecutada. El gnomo tomo la varita de Bellatrix, la examino detenidamente, y entonces dijo, —¡Ah, usted tiene una varita nueva, Madam Lestrange!

-Espero que Travers este demasiado distraído como para notarlo—dijo Alice preocupada.

—¿Qué? —Dijo Hermione—. No, no, esa es mi…

-Pobre hermione—Ángela se compadeció de la chica—la mayor parte del éxito de la misión recae sobre ella.

—¿Una nueva varita? —dijo Travers, acercándose al mostrador nuevamente; los gnomos de alrededor seguían observándolos—. Pero ¿Cómo la conseguiste, que fabricante de varitas utilizaste?

-Lo dicho—Alice negó con la cabeza mientras hablaba—tienen que hacer algo con Travers pero ya.

Harry actuó sin pensar. Apuntando su varita a Travers, murmuro, —¡Imperio! — una vez más.

-Ahora el problema es que hermione no se equivoque y finja que todo esta bien—comentó Remus con el ceño fruncido.

-Es inteligente—dijo Dumbledore con voz tranquilizadora—lo hará bien, no tardará en comprender que Harry tiene algo que ver y actuará como lo haría Bellatrix.

—Oh si, ya veo, —dijo Travers, mirando hacia la varita de Bellatrix—, si, muy hermosa, y ¿está trabajando bien? Siempre he creído que las varitas requieren un pequeño ablande, ¿no crees?
Hermione parecía completamente desconcertada, pero para el enorme alivio de Harry acepto el extraño giro de los acontecimientos sin ningún comentario.

Dumbledore asintió cuando dijeron esto, la verdad era que estaba impresionado con la joven bruja, pues hermione había demostrado una inteligencia que se salía de los limites racionales, y aún más que eso, su valentía y lealtad la superaban, razón por la cual pertenecía a los leones, y no a Ravenclaw, sin lugar a dudas, hermione era una bruja y una persona que valía oro.

El viejo gnomo detrás del mostrador batió palmas y un joven gnomo se acerco.
—Necesitare los cachivaches, —le dijo al gnomo, que se fue y regreso un momento más tarde con un bolso de piel que parecía estar lleno de metal entrechocándose, y que entrego a su superior. —¡Bien, bien! Entonces, si gusta seguirme, Madam Lestrange, —dijo el viejo gnomo, bajándose de su taburete y desapareciendo de la vista—. La llevare a su bóveda.

-Parece que hasta ahora todo va bien—dijo Lily un poco más tranquila.

-Esperemos que los otros duendes no noten nada raro—Ángela se notaba bastante preocupada mientras hablaba y su novio no estaba mejor—estarán en problemas si no es así.

Apareció a la vuelta del extremo del mostrador, trotando felizmente hacia ellos, el contenido del bolso de piel aun resonando. Travers estaba ahora parado absolutamente quieto con la boca completamente abierta. Ron estaba llamando la atención hacia este raro fenómeno al quedarse mirando a Travers totalmente confundido.

-Ron—dijeron exasperados todos.

—¡Espera…Bogrod!
Otro duende vino dándole la vuelta al mostrador.
—Tenemos instrucciones, —dijo con una reverencia hacia Hermione—.
Perdóneme, Madam, pero hay instrucciones especiales respecto a la bóveda Lestrange.

-Sospechan!—dijo con urgencia Alice—los demás sospechan, tienen que salir de allí cuanto antes.

-No pueden irse—le contradijo Remus—se darán cuenta de que algo esta pasando y los atacaran antes de que puedan abandonar el callejón, Bellatrix no se rendiría frente a un duende y ellos lo saben.

Le susurro urgentemente al oído de Bogrod, pero el duende que estaba bajo la maldición Imperio lo hizo a un lado.
—Estoy al tanto de las instrucciones, Madam Lestrange desea visitar su bóveda…Familia muy antigua… viejos clientes… Por aquí, por favor…

-Bien entraran a la bóveda—dijo Frank

-Pero tendrán problemas para salir de Gringotts—completó sirius, su mirada se había endurecido, y se notaba la preocupación por la suerte de su ahijado y sus amigos.

Y, aun tintineando, se apresuro hacia una de las muchas puertas que conducían fuera del vestíbulo. Harry miro atrás hacia Travers, que estaba aun paralizado en el sitio luciendo anormalmente ausente, y tomo una decisión. Con un golpe de su varita hizo que Travers los acompañara, caminando mansamente en su avanzar mientras alcanzaban la puerta y pasaban al estrecho pasillo de piedra mas allá, que estaba débilmente iluminado con antorchas.

-Cuando voldemort descubra que Travers estuvo allí y se dejo engañar no le va a ir anda bien a ese asqueroso mortifago—dijo sirius.

—Estamos en problemas, ellos sospechan, —dijo Harry mientras la puerta se cerraba de golpe detrás de ellos y se quitaba la capa de invisibilidad. Griphook salto desde sus hombros, ni Travers ni Bogrod mostraron la mas mínima sorpresa por la repentina aparición de Harry Potter entre ellos. —Están bajo la maldición Imperius, —agrego, en respuesta a las preguntas confundidas de Hermione y Ron acerca de Travers y Bogrod, que estaban ahora allí parados luciendo perplejos. —
No creo haberlo hecho lo suficientemente fuerte, No lo se…

Esperaban que si, aunque pensaban que Harry había ejecutado bien la maldición.

Y otro recuerdo atravesó su memoria, sobre la verdadera Bellatrix Lestrange chillándole cuando por primera vez intento usar una maldición imperdonable. ¡Tienes que sentirlas, Potter!

Lily se horrorizo al imaginarse a su hijo enfrentándose con Bellatrix.

-No creerán que Harry se enfrentó a Bellatrix—dijo con voz temblorosa.

-No lo sé pelirroja—dijo sirius frunciendo el ceño—pero me aseguraré de que no lo haga en el futuro—Lily le dirigió una mirada agradecido que sirius contestó con una seca cabezada, james también agradeció a su amigo, ambos con solo mirarse supieron lo que el otro pensaba.

-Tú harías lo mismo por un hijo mío—dijo sirius.

-Eso no tienes ni que decirlo—contestó james—Remus y yo cuidaríamos a un hijo tuyo como propio en caso de que tú faltaras.

-Lo sé—dijo mirándolos a los dos.

-Aunque ni se te pase por la cabeza faltar—le amenazó Remus sonriendo.

-Por supuesto que no—dijo sirius rompiendo la tensión—que seria del mundo sin mí, no puede hacerles ese mal—y todos rompieron a reír, con risas nerviosas pues aún estaban preocupados por la misión en Gringotts.

—¿Qué hacemos? —pregunto Ron—. ¿Nos vamos ahora, cuando aun podemos?

-Esta loco si cree que todavía pueden irse—dijo Frank.

—¿Tú crees que todavía podemos?, —dijo Hermione, mirando detrás hacia la puerta del vestíbulo principal, tras la cual quien podía saber lo que estaba ocurriendo.

-Definitivamente estarían perdidos sin ella—dijo Remus.

—Hemos llegado hasta aquí, digo que continuemos, —dijo Harry.
—¡Vale!, —dijo Griphook—. Entonces, necesitamos a Bogrod para controlar el carro, yo ya no tengo la autoridad. Pero no habrá lugar para el mago.
Harry apunto su varita hacia Travers.
—¡Imperio!
El mago se dio la vuelta y camino hacia el oscuro camino con un paso elegante.

-¿Qué pretende?—preguntó Alice

-Hacerlo esconderse supongo—contestó james confundido.

—¿Qué estas obligándolo a hacer?
—Esconderse, —dijo Harry mientras apuntaba su varita hacia Bogrod, que silbo y un pequeño carro apareció, saliendo de la oscuridad, acercándose por los rieles hacia ellos. Harry estaba seguro que podía escuchar gritos detrás de ellos en el vestíbulo mientras se subían, Bogrod al frente con Griphook, Harry, Ron y Hermione apretados en la parte de atrás.

Remus pensaba que era muy osado lo que los chicos estaban haciendo, y seguía preocupándole en extremo el trato hecho con Griphook, si el duende sospechaba de los planes de los chicos, la cosa podía terminar muy mal.

Con un tirón el carro se puso en marcha, ganando velocidad. Pasaron volando por un lado de Travers, que estaba retorciéndose en una grieta en la pared, entonces el carro empezó a girar y dar vueltas por los pasillos como laberintos, yendo hacia abajo todo el tiempo. Harry no podía escuchar nada por sobre el traqueteo del carro sobre las vías. Su cabello volaba detrás de el mientras se desviaban entre estalactitas, volando aun mas profundo en la tierra, pero evito echar un vistazo hacia atrás. Tal vez estaban dejando enormes huellas detrás de ellos, entre mas pensaba en ello, mas tonto le parecía haber disfrazado a Hermione
como Bellatrix, haber traído con ellos la varita de Bellatrix, cuando los
mortifagos sabían quien la había robado…

-Buena hora de pensarlo—dijo sirius sarcástico—cornamenta, creo que eso de lento lo sacó de ti.

-Ey!!—se quejó el aludido.

-Tienes que reconocer que es cierto—Remus también se burlaba—no pudo haberlo sacado de Lily.

-Cállense los dos y déjenme leer—dijo entre ofendido y divertido, los demás rieron quedamente y james se apresuró a leer.


Estaban aun mas profundo de lo que nunca Harry había penetrado en Gringotts; tomaron una curva volando y vieron frente a ellos, con segundos para evitarla, una cascada bañando los rieles. Harry escucho a Griphook gritar —¡No! —pero no frenaron. La atravesaron. El agua cubrió los ojos y la boca de Harry. No podía ver ni respirar. Entonces con un sacudida tremenda, el carro dio un tirón y todos salieron volando de el.

-James!—dijeron varias voces al tiempo, para que Lily continuara—quieres leer más despacio, no entendemos nada.

-Lo siento—james los miró con la disculpa gravada en la mirada y leyó de nuevo.

Harry escucho al carro romperse en pedazos contra la pared del pasillo, escucho a Hermione chillar algo, y sintió que se deslizaba sobre la tierra como si no pesara nada, aterrizando sin dolor sobre el rocoso piso del pasaje.
—En..encantamiento de almohadón, —farfulló Hermione, mientras Ron la ayudaba a ponerse de pie, pero para horror de Harry vio que ya no era Bellatrix; en su lugar estaba parada allí con la túnica demásiado grande, empapada y siendo completamente ella misma; Ron tenía el cabello rojo de nuevo y no tenia barba.

-La caída del ladrón!—dijeron Lily y Remus mientras Dumbledore asentía preocupado.

-¿Qué?—preguntaron los demás.

-Es un encantamiento que borra cualquier hechizo de ocultamiento que se haya utilizado, anula cualquier maldición—explicó Lily horrorizada.
En los rostros de todos se evidencio que habían entendido la magnitud del problema

—¡La Caída del Ladrón! —dijo Griphook, poniéndose de pie y viendo hacia atrás hacia el aguacero sobre los rieles, el cual, ahora sabía Harry, había sido mas que solo agua—. ¡Se lleva todos los encantamientos, todos los ocultamientos mágicos! ¡Saben que hay impostores en Gringotts, han puesto sus defensas contra nosotros!
Harry vio a Hermione revisando para ver si aun tenía el bolso de cuentas, y rápidamente metió la mano bajo la chaqueta pasa asegurarse que no había perdido la capa de invisibilidad.
Después se dio la vuelta para ver a Bogrod sacudir la cabeza con desconcierto. La Caída del Ladrón parecía haberlo liberado de la maldición Imperio.

-Hechízalo de nuevo!—gritaron sirius y Remus al tiempo

—Lo necesitamos —dijo Griphook—, no podemos entrar a la bóveda sin un gnomo de Gringotts. ¡Y necesitamos los cachivaches!
—¡Imperio! —dijo nuevamente Harry, su voz hizo eco por el pasillo de piedra mientras sentía el pesado sentido de control que fluía del cerebro a la varita. Bogrod se sometió una vez más a su voluntad, su expresión desconcertada cambio a una educada indiferencia, mientras Ron se apresuro a levantar el bolso de piel con las utensilios de metal.

No se sabía quien estaba más nervioso, aunque sin duda Lily se llevaba el primer lugar, pues su miedo se mostraba claramente en su piel pálida y la forma en que con sus dientes se mordía el labio inferior debido al nerviosismo, sin embargo, todos en la habitación estaban deseando que la travesía terminara.

—¡Harry, creo que puedo escuchar gente acercándose! —dijo Hermione, mientras apuntaba la varita de Bellatrix hacia la cascada y gritaba: —¡Protego! —Vieron el encantamiento escudo dividir en dos el flujo del agua encantada que bajaba por el pasillo.

-Bien pensado—dijeron Remus, Alice, Ángela y Frank al tiempo.

—Bien pensado —dijo Harry—. Guíanos, Griphook.
—¿Cómo vamos a salir de aquí? —pregunto Ron mientras se apresuraban dentro de la oscuridad detrás de duende, Bogrod que jadeaba como un perro viejo.

-Que se preocupen por eso más adelante—terció Frank—por ahora deben apresurarse en llegar a la bóveda antes de que los alcancen.

—Preocupémonos por eso cuando tengamos que hacerlo —dijo Harry. Estaba tratando de escuchar. Pensó que podía escuchar algo cerca moviéndose alrededor—. ¿Griphook, estamos lejos?
—No muy lejos, Harry Potter, no muy lejos…

-Otra vez—se quejó sirius—es que no puede decirle simplemente Harry, en el peor de los casos Potter.—todos ignoraron el comentario del animago

Y entonces dieron la vuelta a una esquina y vieron la cosa para la cual Harry se había preparado, pero que hizo que todos se detuvieran.

-Debe ser el dragón—comentó sirius mientras james asentía.

-Así es—le relevó james—las cámaras más antiguas están custodiadas por un dragón.

-Casi se me sale el pecho la primera vez que lo vi, a pesar de que james me había advertido que estaría allí—contó Lily aún tensa.

Un gigantesco dragón estaba atado a la tierra frente a ellos, bloqueando el acceso a cuatro o cinco de las bóvedas más profundas del lugar. Las escamas de la bestia se había vuelto pálidas y quebradizas durante su largo encarcelamiento bajo tierra, sus ojos eran rosa lechoso, ambas piernas traseras tenía pesadas esposas de donde salían cadenas que estaban soldadas a enormes clavijas enterradas profundamente en el suelo rocoso.

-Hagrid los asesinaría si lo supiera—comentó sirius con una sonrisa

-Tienes razón, canuto—lo secundó james—todos sabemos que Hagrid siempre ha deseado tener un dragón, si saben que en Gringotts tienen uno se enfadará.

-Tampoco es que sea un secreto—terció Frank—hay varios rumores que dicen que hay dragones, pero solo unas pocas familias son tan antiguas como para tener el dinero en las bóvedas custodiadas por el dragón.

-solo están allí las bóvedas principales de los Lestrange, los Potter, los Black  los McKinnon y los Malfoy—comentó james escupiendo con asco el primer y el último apellido.

Sus enormes alas en pico, estaban plegadas cerca de su cuerpo, de haberlas extendido habrían llenado la cámara, y cuando volvió su horrible cabeza hacia ellos, rugió con un sonido que hizo temblar la roca, abrió su boca y escupió un chorro de fuego que los hizo regresar corriendo hacia el pasillo.
—Es parcialmente ciego, —jadeo Griphook—, es incluso mas salvaje por eso. No obstante, tenemos lo medios para controlarlo. Ha aprendido que esperar cuando los Cachivaches suenan. Dénmelos.

-Pobre animal—se lamentó Ángela.

Ron le pasó el bolso a Griphook y el duende saco cierto número de pequeñas herramientas de metal que cuando se sacudieron hicieron un largo sonido de repique como el de diminutos martillos contra un yunque. Griphook se los paso a Bogrod que los aceptó mansamente.
—Saben que hay que hacer, —le dijo Griphook a Harry, Ron y Hermione—.Esperará dolor cuando escuche el sonido. Se retirara y Bogrod debe poner su palma contra la puerta de la bóveda.

-Ya casi lo logran—dijo Remus

-Solo entrar—era evidente que a Lily no le emocionaba que estuvieran por ingresar  la bóveda—celebraremos cuando estén a salvo, lejos de Gringotts—y su tono de voz no dio lugar a discusión


Dieron la vuelta a la esquina de nuevo, sacudiendo los Cachivaches, y el sonido hizo eco por las paredes rocosas, tan fuertemente magnificado, que el interior del cráneo de Harry pareció vibrar con la cámara. El dragón soltó otro ronco rugido, después se retiró. Harry podía verlo temblar, y mientras se acercaban mas, pudo ver las cicatrices hechas por salvajes tajos a través de su cara, y dedujo que había aprendido a temer a las espadas calientes cuando escuchaba el sonido de los Cachivaches.

-Pero que crueles—dijo Alice con consternación .

-Son duendes—dijo sirius—¿qué esperabas?, son crueles por naturaleza, me extraña que no simpaticen con voldemort

-Es solo porque voldemort no los considera suficientemente importantes como para pertenecer a su círculo más intimo—dijo Remus.

—¡Hazlo que presione la mano contra la puerta! —urgió Griphook a Harry, que volvió su varita de nuevo hacia Bogrod. El viejo duende obedeció, presionando la palma contra la madera, y la puerta de la bóveda desapareció para revelar la abertura que daba a una cueva abarrotada del piso al techo con monedas de oro y copas, armaduras de plata, pieles de extrañas criaturas, algunas con largas espinas dorsales, otras con alas plegadas, pociones en frascos enjoyados, y una calavera que aun llevaba una corona.

-Merlin!—dijeron Lily y Alice.

-Una calavera!—se escandalizó Ángela—¿por qué guardan una calavera?

-Porque están endemodiamante locos—contestó sirius como si fuese ob vio

—¡Busquen rápido! —dijo Harry cuando entraron todos corriendo en la bóveda. Le había descrito la copa de Hufflepuff a Ron y Hermione, pero si era el otro Horrocrux desconocido el que residía en la bóveda, no tenia idea de cómo seria. No obstante, apenas tuvieron tiempo de echar un vistazo alrededor, antes de que escucharan un ruido amortiguado detrás de ellos. La puerta reapareció, sellándolos dentro de la bóveda, y se sumieron en la oscuridad total.

Lily dio un grito ahogado.

-Tranquilízate, pelirroja—le dijo sirius—Mientras Bogrod este con ellos podrá sacarlos.

—¡No importa, Bogrod será capaz de liberarnos! —dijo Griphook cuando Ron dio un grito de sorpresa—. Iluminen con sus varitas, ¿pueden? ¡Y aprisa, tenemos poco tiempo!
—¡Lumus!
Harry giro su varita iluminada alrededor de la bóveda. Su luz cayó sobre las gemas que brillaban, vio la falsificación de la espada de Gryffindor descansado en un estante alto entre un revoltijo de cadenas. Ron y Hermione habían iluminado sus varitas también, y estaban ahora revisando las pilas de objetos que los rodeaban.
—Harry, ¿Podría ser es…? ¡Ayyyy!
Hermione gritó de dolor, y Harry volvió su varita hacia ella a tiempo para ver una copa enjoyada que caía de su mano.

-La maldición Flagrante—dijo Lily con temor—todo lo que toquen los va a quemar!.

Pero al caer, se separo, convirtiéndose en una lluvia de copas, de modo que un segundo después, con un gran estruendo, el piso estaba cubierto de copas idénticas rodando en todas direcciones, siendo imposible distinguir la original de todas las demás.

-También el encantamiento Geminio—dijo Alice.

—Me quemó, —gimió Hermione, chupándose los ampollados dedos.
—¡Le pusieron maldiciones Geminio y Flagrante! —dijo Griphook—. ¡Todo lo que toque arderá y se multiplicara, pero las copias no valen nada y si continúan tocando el tesoro eventualmente el peso del oro multiplicado nos aplastara hasta la muerte!

-Eso no los va a tranquilizar—dijo Ángela preocupada.

—¡Vale, no toquen nada! —dijo Harry desesperadamente, pero mientras lo decía Ron pateo accidentalmente una de la copas caídas con el pie, y veinte copas mas explotaron en el lugar mientras Ron saltaba, parte de su zapato empezó a arder al tocar el metal caliente.
—¡Quédense quietos, no se muevan! —dijo Hermione, agarrando a Ron.
—¡Solo busquen alrededor! —dijo Harry—. Recuerden la copa es pequeña y de oro, tiene un tejón grabado, dos manijas, aparte vean si pueden distinguir el símbolo de Ravenclaw en cualquier parte, el águila…

-Por cierto—dijo james interrumpiendo su lectura—estamos de acuerdo con los otros Horrocruxes, pero ¿qué reliquia ha pertenecido a Ravenclaw?

-De lo único que se tiene conocimiento es de la diadema—explicó Lily—pero por supuesto hace siglos nadie sabe nada de ella, se cree que la última en verla fue la misma Rowena Ravenclaw.

-Tal vez no tenga nada que ver con Ravenclaw—especuló Remus.

-Creo que lo mejor será seguir leyendo, estoy seguro de que el libro nos indicará cuales son los Horrocruxes faltantes—dijo Dumbledore.

-Pero ¿y si no es así?—preguntó Lily—¿Qué pasa si quienes enviaron el libro lo hicieron porque Harry, Ron y Hermione no pudieron encontrar todos los Horrocruxes y nos lo envían para intentar que nosotros los hallemos?—parecía desesperada—usted no está allá para ayudar, ¿Qué tal si enviaron el libro porque Harry no pudo vencer a voldemort?.

-Cálmate, amor—dijo james abrazándola—verás como todo sale bien, a lo mejor solo enviaron el libro para evitar varias muertes.

Dirigieron sus varitas hacia cada recoveco y grieta, dando vuelta cautelosamente por el lugar. Era imposible no chocar contra algo; Harry envió una gran cascada de Galeones falsos sobre la tierra donde se unieron con las copas, y ahora apenas había sitio para poner los pies y el brillante oro ardió caliente, por lo que la bóveda se sentía como un horno. La luz de la varita de Harry pasó por las armaduras y cascos hechos por duendes puestos en estantes que llegaban hasta el techo; mas y mas alto levanto la luz, hasta que repentinamente encontró un objeto que hizo su corazón saltar y su mano temblar.

-Lo encontró!!!—gritaron sirius, Frank y Remus con idénticas sonrisas en el rostro.

-Ese es mi hijo!—alabó james.

-Se dan cuenta de que esto significa que deberemos entrar en Gringotts—cuestionó Lily.

-Lo haremos, será excelente!—dijo sirius mientras Lily rodaba los ojos—más emocionante que nada que hayamos hecho hasta entonces!—sus ojos brillaban mientras hablaba—pasará a la historia!—finalizó, james y Remus sonrieron por la actitud de sirius al tiempo que james volvía a leer.

—¡Ahí está, ahí arriba!
Ron y Hermione apuntaron sus varitas hacia ahí también, por lo que la pequeña copa dorada brilló bajo la luz de tres reflectores, la copa que había pertenecido a Helga Hufflepuff y que había pasado a posesión de Hepzibah Smith, de quien  había sido robada por Tom Riddle.

-Es una lástima—comentó Ángela.

-¿Qué?—preguntaron los demás.

-Tener que destruir esas reliquias invaluables—respondió.

-Es penoso, pero necesario—Dumbledore asentía mientras hablaba.

—¿Y cómo demonios vamos a llegar hasta allá arriba sin tocar nada? —pregunto Ron.
—¡Accio copa! —grito Hermione, que había olvidado evidentemente en su desesperación lo que Griphook había dicho durante sus sesiones de planeación.
—¡No sirve, no sirve! —gruño el duende.
—¿Entonces que hacemos? —dijo Harry, deslumbrando al gnomo—. Si quieres la espada, Griphook, entonces tendrás que ayudarnos mas… ¡esperen! ¿Puedo tocar las cosas con la espada? —¡Hermione, pásamela!

Escuchaban atentamente cualquier detalle que pudiesen conocer de la bóveda de los Lestrange, pues ellos mismos tendrían que ir allí y cuanta más información pudiesen conseguir, más preparados estarían.

Hermione rebusco dentro de su ropa, saco el bolso de cuentas, rumiando por unos segundos, después saco la espada brillante. Harry la tomo por la empuñadura de rubíes y toco con la punta de la espada un jarrón de plata, y no se multiplico.

-Bien—murmuraron por lo bajo

—¿Si puedo pasar la espada por una de las manijas… pero como voy a llegar hasta allá arriba?
La repisa en la que la copa reposaba estaba fuera del alcance de cualquiera de ellos, incluso de Ron, que era el mas alto. El calor del tesoro encantado se alzaba en olas, y a Harry le corría el sudor por la cara y espalda mientras luchaba por pensar en una formar de alcanzar la copa; y entonces escucho el rugido del dragón al otro lado de la puerta de la bóveda, y el sonido metálico haciéndose cada vez mas fuerte.

-Los van a atrapar!—gritó Lily.

-No, no lo harán—la tranquilizó james y siguió leyendo con avidez.

Estaban realmente atrapados ahora. No había otro camino más que a través de la puerta, y una horda de duendes parecían estarse aproximando por el otro lado. Harry miro hacia Ron y Hermione y vio terror en sus rostros.
—Hermione, —dijo Harry, mientras el ruido crecía mas—, tengo que alcanzarla, tenemos que librarnos de ella.
Ella alzo su varita, la apunto hacia Harry, y susurro, —Levicorpus.

-Sí!, conocen el hechizo!—celebró sirius—pensé que pocos lo conocían.

-Aunque estuvo muy de moda durante un tiempo en Hogwarts—repusó Remus

-Me preguntó quién habrá sido el que lo usó en un principio—se cuestionó james—sin duda fue algo ingenioso.

-Bastante ingenioso, cornamenta—contestó sirius—a lo mejor habría valido para merodeador de haber sabido quien era.

Alzado en el aire por su tobillo, Harry golpeó una armadura y las replicas
explotaron como si fueran cuerpos calientes, llenando el espacio reducido. Con gritos de dolor, Ron, Hermione y los dos duendes fueron lanzados a un lado hacia otros objetos, que también empezaron a duplicarse. Medio enterrados en una marea creciente de tesoros rojo candente, lucharon y gritaron mientras Harry alcanzaba la manija de la copa de Hufflepuff, enganchándola con la espada.
-Van a morir quemados y aplastados—dijo Ángela angustiada.

-Calma, no lo harán—sirius la abrazó—estoy seguro de que minicornamenta encontrará la forma de sacarlos de allí.

-O a hermione se le ocurrirá algo—repuso Remus.


—¡Impervius!, —chilló Hermione en un intento de protegerse a si misma, a Ron y a los dos duendes del metal ardiendo.

Lily se estaba preguntando cómo iban a salir de allí los chicos, era lo que más le preocupaba.

Entonces el peor grito hasta ahora hizo a Harry mirar hacia abajo. Ron y
Hermione estaban enterrados hasta la cintura en el tesoro, luchado para evitar que Bogrod se hundiera en la marea creciente, pero Griphook se había hundido, y nada más que las puntas de unos largos dedos quedaban a la vista.
Harry alcanzó los dedos de Griphook y tiró. El ampollado duende emergió un poco, gritando.

-La nobleza de Harry no tiene limites—comentó Alice—odia al duende, pero se afana por salvarlo.

James y Lily se miraron, luego vieron al pequeño niño de cabello azabache frente a ellos y sonrieron con orgullo.

¡Liberacorpus! —gritó Harry, y con un golpe el y Griphook aterrizaron en la superficie del aumentado tesoro y la espada se escapo de la mano de Harry.

La tensión crecía con cada línea leída, y el misterio de cómo huirían, era un interrogante que los angustiaba a todos.

—¡Cójanla! —gritó Harry, luchando contra el dolor del metal ardiente contra su piel, mientras Griphook se trepaba sobre sus hombros de nuevo, resuelto a evitar la masa crecida de objetos rojo candente—. ¿Dónde está la espada? ¡Tiene la copa enganchada!
El estruendo al otro lado de la puerta estaba creciendo ensordecedor… era demasiado tarde.
—¡Allí!
Era Griphook quien la había visto y el que se lanzo a por ella, y en ese instante, Harry supo que el duende nunca había esperado que cumplieran su palabra.

-Lo sabía—se lamentó Remus—nunca debes confiar en un duende!

Una mano se sostuvo fuertemente a un mechón de cabello de Harry, para asegurarse de no caerse sobre el mar espeso de ardiente oro, Griphook alcanzo la empuñadura de la espada y la alzó fuera del alcance de Harry.

-Túmbalo!—le gritó sirius al libro.

La pequeña copa, ensartada por la manija en la hoja de la espada fue arrojada por el aire. Con el duende a horcajadas sobre él, Harry se zambullo y la cogió, podía sentirla escaldando su carne pero no la soltó, ni cuando incontables copas de Hufflepuff estallaron en su puño, cayendo en forma de lluvia sobre él, mientras la entrada de la bóveda se abría nuevamente, se encontró deslizándose incontrolablemente con una avalancha de oro y plata ardiente, que lo lanzó dando vueltas con Ron y Hermione hacia la cámara exterior.

-Al menos ahora no morirán aplastados por un tesoro ardiente—dijo sirius.

-SIRIUS!—gritaron Lily, Alice y Ángela.

-Lo siento—se excusó este y james siguió leyendo.

Apenas consciente del dolor de las quemaduras que cubrían su cuerpo, y todavía envuelto por el creciente tesoro duplicante. Harry empujo la copa dentro de su bolsillo y se estiro para recuperar la espada, pero Griphook se había ido.

Deslizándose de los hombros de Harry en el momento que pudo, había corrido velozmente para esconderse entre los duendes cercanos, blandiendo la espada y gritando, —¡Ladrones! ¡Ladrones! ¡Ayuda! ¡Ladrones!

-Asqueroso traidor!—rugió sirius con ira—espero que se pudra en el infierno.

Desapareció en medio de la muchedumbre que avanzaba, sosteniendo dagas y que lo recibieron sin ninguna duda.
Deslizándose entre el metal caliente, Harry luchó por ponerse de pie y sabia que la única salida era pasando a través de ellos.
—¡Desmaius! —grito, y Ron y Hermione se le unieron, rayos de luz roja volaron hacia la multitud de duendes, y algunos fueron derrumbados, pero otros avanzaron, y Harry vio a varios guardias magos corriendo doblando la esquina.

-Son demasiados—dijo Lily aterrada—los van a atrapar.

El dragón amarrado soltó un rugido, y un chorro de fuego cayó sobre los duendes. Los magos huyeron, dando la vuelta, de regreso por donde habían venido, y la inspiración o la locura, se apoderaron de Harry, que grito:
—¡Relashio!
Las esposas rotas se abrieron con una sonora explosión.
—¡Por aquí! —gritó Harry, aun disparando hechizos aturdidores hacia los gnomos que avanzaban, corrió hacia el ciego dragón.

-No estará pensando…-dijo Alice sin concluir la frase.

-Creo que eso es exactamente lo que está pensando—contestó sirius sonriendo.

—Harry… Harry… ¿Qué estas haciendo? —grito Hermione.
—Levántense, trepen, vamos…
El dragón no se había dado cuenta de que estaba libre, el pie de Harry encontró el dedo de su pata trasera y se impulso sobre su lomo. Las escamas eran duras como el acero, pero no pareció sentirlo. Estiro un brazo, Hermione se sujeto y trepo; Ron trepo detrás de ellos, y un segundo después el dragón se percato de que no estaba atado.

-Por Merlín!—exclamó Remus—eso es una completa locura.

-Para nada—repuso sirius—es genial ¿cuántas personas pueden decir que han montado un dragón?, es simplemente genial!, mi ahijado es brillante!—sirius no cabía en sí de la emoción, james se le habría unido de no ser por la preocupación de Lily y su mismo miedo por su hijo.

Con un rugido se alzó, Harry cayó sobre sus rodillas, sujetándose a las escamas tan fuerte como pudo, mientras desplegaba las alas, derribando a los histéricos duendes a un lado como pinos de bolos, y se elevó en el aire. Harry, Ron y Hermione, se pegaron a su lomo, rozando el techo mientras se zambullía por la abertura del pasillo, entonces los gnomos acechantes lanzaron las dagas que rebotaron contra sus flancos.

-Lo van a lograr, lo van a lograr—repetía Lily quedamente.

—¡Nunca podremos salir, es demasiado grande! —gritó Hermione, pero el dragón  abrió la boca y arrojo fuego de nuevo, haciendo estallar el túnel, cuyos pisos y techos se agrietaron y destrozaron. Con fuerza pura, el dragón rasgo y luchó por abrirse camino. Los ojos de Harry estaban cerrados firmemente contra el calor y el polvo. Ensordecido por el desplome de las rocas y los rugidos del dragón, solo pudo aferrarse a su lomo, esperando salir expulsado en cualquier momento, entonces escucho a Hermione gritando, —¡Defodio!

-Bien hecho!—alabaron Frank y Alice.

Estaba ayudando al dragón a hacer más grande el pasaje, rompiendo el techo mientras luchaba por salir hacia el aire fresco, lejos de los histéricos y ruidosos duendes. Harry y Ron la imitaron, resquebrajando el techo con mas hechizos demoledores. Salieron del lago subterráneo, y la gran bestia se arrastró, gruñó y pareció detectar la sensación de libertad y el espacio abierto delante de él, y detrás de ellos quedaba el pasillo lleno con los escombros que hacía el dragón, con su cola en forma de espiga, dejando grandes montones de roca, gigantescas estalactitas fracturadas y el estruendo de los duendes parecía estar apagándose, mientras que adelante, el fuego del dragón continuaba abriéndose paso.

-Falta poco—musitó Ángela.—falta muy poco.

Y finalmente, con la fuerza combinada de sus hechizos y la fuerza bruta del dragón, se abrieron paso fuera del pasillo hacia el vestíbulo de mármol. Duendes y magos chillaron y corrieron a buscar cobijo, y por fin el dragón tuvo espacio para extender sus alas. Dando la vuelta su cabeza con cuernos hacia el aire fresco del exterior que podía oler mas allá de la puerta, avanzo, y con Harry, Ron y Hermione aun aferrados a su lomo, forzó su paso a través de las puertas de metal, dejándolas colgando de sus bisagras, se tambaleo hacia el callejón Diagon y se lanzo hacia el cielo.

-Aquí termina—anunció james

-Cornamenta, sea lo que sea que vayamos a hacer cuando entremos a Gringotts—dijo sirius aún sonriendo—nada superará a mi ahijado, es imposible superar un escapé en el lomo de un dragón

Y debido tanto al alivió de que los chicos escaparan de Gringotts como al comentario de sirius, todos estallaron en sonoras carcajadas que atrajeron la atención de los niños, a Dumbledore le brillaban los ojos pero mantenía la compostura y james por fin podía comportarse igual que sirius, ahora que sabia que su hijo estaba momentáneamente a salvo.

1 comentario:

  1. apurate en subir los capis que faltan!!! no aguanto mas!!!

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