domingo, 25 de septiembre de 2011

Capítulo 24. La mansión Malfoy




[Varios años en el futuro, los seis jóvenes que seguían reunidos en la habitación se sentían ansiosos, dos de ellos paseaban de un lado para otro, el tercero de los varones estaba sentado mirando a la nada, las tres mujeres estaban sentadas mirándose unas a otras sin decir palabra, pero cuando, un reloj ubicado en un extremo de la habitación sonó, una de las mujeres abrió la boca, los dos hombres que estaban de pie detuvieron su paseo, el que estaba sentado dio un brinco y miró y el reloj, mientras las otras dos mujeres miraron a la tercera cuando habló

-Solo 20 horas mas—musitó nerviosa

-Todo saldrá bien—dijo uno de los hombres que estaba paseando acercándose a su lado—no puede salir mal, lo revisamos todo varias veces antes de hacerlo.

-Es cierto—dijo el otro acercándose—hemos hecho cosas extraordinarias, y por lo general cosas que no ha hecho nadie mas y siempre hemos salido bien librados, estoy seguro de que esta no será la excepción

-Eso espero—dijo otra de las mujeres—además el retrato de Dumbledore revisó todo con nosotros, si hubiese existido algún error el lo habría encontrado.

-Debemos relajarnos—dijo la última de las mujeres—tal vez sea momento de una siesta—hablaba diferente a los demás, la tensión en su voz no se sentía, era realmente tranquilizadora, aunque, para algunos de los presentes, podía ser exasperante.

-Tienes razón—concedió el único de los hombres que continuaba en el mismo sitió que estaba antes de que sonara el reloj—es necesario que descansemos un rato, en unas horas veremos si todo ha valido la pena, y si todo va bien, tendremos a muchos con nosotros—la añoranza en su voz era palpable, otro de los chicos le dirigió una mirada compresiva, pues el se sentía exactamente igual

La mujer que habló inicialmente agitó su varita mágica, y aparecieron 4 camas para que pudiesen descansar.

-Hasta mas tarde—dijo metiéndose en una de ellas, los demás le respondieron y la imitaron de inmediato]

No había pasado ni un segundo desde que Ángela le pasara el libro a James cuando este, ante la atenta y aterrada mirada de Lily y los demás empezó a leer en voz alta, sacando firmeza de donde no tenía, pues el miedo por el futuro de su hijo amenazaba con hacer que su voz saliera temblorosa. Miro a su esposa, y luego a Remus quien de inmediato se situó junto a Lily, y le sujetó una de las manos, james se lo agradeció con una mirada y empezó a leer

LA MANSIÓN MALFOY

El solo nombre del capítulo les puso a todos los pelos de punta, los nervios aumentaron en todos, Lily temblaba ligeramente, Alice y Ángela eran firmemente abrazadas por Frank y sirius respectivamente, Dumbledore se sentó mejor en su lugar y james, con un nudo en la garganta pensó que era posible que allí estuviese Voldemort, pues era su cuartel general.

Harry miró alrededor hacia los otros dos, ahora meros contornos en la oscuridad. Vio a Hermione apuntar su varita, no hacia el exterior, sino hacia su cara.

La actitud de Hermione los confundía a todos, pues con los nervios a flor de piel como los tenían, no pensaban lógicamente, solo Dumbledore entendía la razón de la acción de hermione.

Hubo un estallido, una ráfaga de luz blanca, y Harry se retorció en agonía, incapaz de ver. Podía sentir que su cara se hinchaba con rapidez bajo sus manos, mientras pesados sonidos de pasos lo rodeaban.

-Eso les dará algo de tiempo antes de que sepan que es Harry—dijo Frank, y su voz denotaba la preocupación.

-Levántate, alimaña.

Sirius, james y Remus casi gruñeron al escuchar la forma en que quien quiera que estuviera allí le hablaba a Harry y los chicos.

Manos desconocidas levantaron a Harry con brusquedad del suelo. Antes de poderlos detener, alguien hurgó en sus bolsillos y sacó la varita de endrino. Harry se apretó la cara, que le dolía terriblemente. Parecía irreconocible bajo sus dedos, tirante, hinchada e inflamada, como si hubiera sufrido una violenta reacción alérgica.

-Nunca podré agradecerle lo suficiente a Hermione—dijo sirius serio como pocas veces. Los demás asintieron de acuerdo.

Sus ojos se habían reducido a ranuras por las que apenas podía ver; sus gafas se cayeron cuando lo sacaron atado de la tienda: todo lo que podía
apreciar eran las borrosas formas de cuatro o cinco personas arrastrando también a Ron y Hermione fuera, que forcejeaban.
-¡No… apártense….de… ella! –gritó Ron. Hubo el inconfundible sonido de puños golpeando carne: Ron gruñó de dolor y Hermione gritó:
-¡No! ¡Déjenlo en paz, déjenlo en paz!

Sirius ni siquiera quiso bromear al respecto del amor de esos dos, que los hubiesen atrapado, los superaran en número y además estuvieran sin varita era algo que le quitaba todas las ganas de bromear.

-A tu novio le van a hacer cosas peores que estas si esta en mi lista. –dijo la voz horriblemente familiar y rasposa-. Una chica deliciosa… qué bocado… me encanta la suavidad de su piel…

Todos se estremecieron ligeramente ante la forma en que el desconocido se expresaba de Hermione, sintieron un escalofrío y miedo, mucho miedo por la suerte de Hermione y los demás.

El estómago de Harry se revolvió. Supo quién era, Fenrir Greyback, el hombre lobo al que se le permitía llevar ropas de mortífago a cambio de contratar su salvajismo.

-Maldita bestia!—rugieron sirius y james, Remus se mantuvo en silencio y esta vez fue Lily quien apretó cariñosamente su mano.

-Asqueroso animal—apoyó Frank, igual de furioso pero sin ese brillo asesino en sus ojos, pues nadie en esa habitación odiaba mas a Greyback que los merodeadores y Lily, pues sabían perfectamente quien había mordido a Remus, intencionalmente siendo este solo un niño.

-Lo voy a matar con mis propias manos—dijo sirius y Ángela lo sujetó, pues amenazo con ponerse en pie.

-Cálmate, canuto—dijo Remus con voz de ultratumba—cornamenta, por favor sigue leyendo, quiero saber que paso con Harry, Ron y Hermione.

Para todos fue evidente la mezcla de sentimientos en la voz de Remus, tristeza, rabia, dolor, era una gama de sentimientos realmente desalentadores, los demás se preguntaron el porqué de su reacción, pero al ver el semblante de Remus lo entendieron.

-¡Registren la tienda! –dijo otra voz.
Harry fue arrojado de cabeza al suelo. Un golpe sordo le contó que habían tirado a Ron a su lado. Pudieron oír pasos y estrépito; estaban tirando sillas dentro de la tienda mientras buscaban.

Tenían el corazón a mil por hora, ninguno veía forma alguna de que los chicos salieran de esa, y si llegaban a la mansión Malfoy, cosa que suponían por el título del capítulo, estarían perdidos, pues el lugar estaría lleno de mortifagos y quizá del propio Voldemort.

-Ahora, veamos a quiénes tenemos –dijo la voz de Greyback con deleite por encima de sus cabezas, y a Harry lo giraron hasta quedar boca arriba.


-Si ese bastardo le llega a hacer algo a hermione, Harry o Ron yo mismo lo mato—dijo james interrumpiendo la lectura

-y yo te ayudo—se ofreció sirius.

El rayo de luz de una varita cayó en su cara y Greyback se rió.
-Necesitaré cerveza de mantequilla para tragarme a este. ¿Qué te ha pasado, feo?

Remus miraba de forma sombría al libro, Lily pese a su angustia por su hijo y sus amigos, seguía apretando cariñosamente la mano de su amigo, la tez de Remus se había vuelto bastante pálida, y james, sirius, Dumbledore y Lily estaban seguros que recordaba en ese justo momento el momento en que Greyback lo atacó.

Harry no contestó de inmediato.
-He dicho –repitió Greyback, y Harry recibió un golpe en el diafragma que lo hizo doblarse de dolor-. ¿Qué te pasó?

-Asqueroso intento de mortifago—gruñó Alice furiosa.

-Picado –farfulló Harry-. Me picaron.
-Sí, lo parece –dijo una segunda voz.
-¿Cómo te llamas? –gruño Greyback.
-Dudley –dijo Harry.

Lily esperaba que nadie en el mundo mágico conociera mucho sobre los parientes muggles de Harry, porque de lo contrario su mentira se vendría al piso de inmediato y de paso descubriría su verdadera identidad.

-¿Y tu nombre?
-Yo… Vernon. Vernon Dudley
-Comprueba la lista, Scabior –dijo Greyback, y Harry lo oyó moverse lateralmente para bajar la vista hacia Ron-. ¿Y qué hay de ti, pelirrojo?
-Stan Shunpike –dijo Ron.
-¡Y un cuerno! –dijo el hombre llamado Scabior-. Conocemos a Stan Shunpike, ha hecho algunas cosas para nosotros.

-Ósea que es realmente un mortifago—dijo Ángela—realmente llegue a creer que estaba bajo el imperius, pero ya no lo creo.

-Yo tampoco—dijeron los demás al tiempo y james siguió leyendo.

Hubo otro golpe sordo.
-Soy Barny –dijo Ron, y Harry pudo notar que su voz estaba llena de sangre-. Barny Weasley

No estaban seguros de que decir que era un Weasley les ayudará mucho, pues estos eran conocidos por su amistad con Harry y por su respeto, e incluso cariño hacía los muggles y su forma de vida.

-¿Un Weasley? –dijo Greyback con voz rasposa-. Así que estas emparentado con esos traidores de sangre incluso si no eres un sangre sucia. Y finalmente, tu pequeña y guapa amiga… -el deleite de su voz le puso la carne de gallina a Harry.

No solo a Harry, Dumbledore estaba furioso, pero no era el único, todos los presentes querían asesinar a Greyback en ese mismo momento.

-Calma, Greyback –dijo Scabior por encima de las mofas de los otros.
-Oh, todavía no la voy a morder. Veremos si es un poco mas rápida que Barny en recordar su nombre. ¿Quién eres, niña?
-Penelope Clearwater –dijo Hermione. Sonaba aterrorizada, pero convincente.
-¿Cuál es tu estatus de sangre?
-De sangre mezclada –dijo Hermione.
-Bastante fácil de comprobar –dijo Scabior-. Pero todos estos parecen tener edad de estar en Hogwarts…

-Oh, no!—se lamentó Lily

-Cálmate Lils—la consolaron james y Remus al tiempo

-Todo saldrá bien, pelirroja—dijo sirius—ya lo verás, es tu hijo y de james, encontrará la forma de salir bien librado del asunto, no sería un Potter Evans si no lo hiciera

Lily le dirigió una sonrisa agradecida al igual que james, el último se apresuro a leer.

-Nos hemos ido –dijo Ron.
-¿Así que se han ido, eh, pelirrojo? –dijo Scabior-. ¿Y decidieron ir de camping? ¿Y pensaron, que para reírse, podían usar el nombre del Señor Tenebroso?

-Canalla cobarde—bramó Frank—apuesto que ese imbécil tiembla si llega a estar frente a voldemort
-Todos son unos cobardes—estuvo de acuerdo sirius.

-No para reírnos –dijo Ron-. Fue un accidente.
-¿Accidente? –hubo mas risas burlonas.
-¿Sabes quién solía usar el nombre del Señor Tenebroso, Weasley? –gruñó Greyback-. La Orden del Fénix. ¿Te dice algo?

-Espero que no hayan atrapado a ninguno—se lamentó Ángela

-No lo creo—dijo Frank—Ron dijo que Kingsley les avisó del tabú, así que ellos serán muy cuidadosos en el asunto.

Lily estaba preocupada por Remus, pues el hombre-lobo se quedó en silencio, sumido en sus pensamientos. James siguió leyendo.

-No.
-Bueno, no le muestran el debido respeto al Señor Tenebroso, así que el nombre se ha hecho Tabú. Unos pocos miembros de la Orden han sido rastreados de esa forma. Ya veremos. ¡Atenlos con los otros dos prisioneros!

-¿Otros prisioneros?—se horrorizó Lily

-Yo solo espero que no haya Luna Llena—suspiró Remus con tristeza

-No lo creo, Lunático—lo tranquilizó james—Scabior es un cobarde, no andaría con un hombre lobo en Luna Llena

Remus asintió pero no agrego nada mas. James preocupado por su hijo y también por su amigo siguió leyendo.

Alguien levantó a Harry por el pelo, lo arrastró un corto espacio, lo empujó hasta dejarlo sentado y empezó a atarlo espalda contra espalda con otra gente. Harry todavía estaba medio ciego, apenas capaz de ver nada a través de sus hinchados ojos. Cuando por fin el hombre que los ataba se marchó, Harry le susurró a los otros prisioneros:
-¿Alguien todavía tiene varita?
-No –dijeron Ron y Hermione a cada lado.
-Esto es todo culpa mía. Dije el nombre. Lo siento…

-Hay que reconocer que es inteligente—dijo Frank con reticencia—si voldemort y Harry se han enfrentado varias veces, voldemort debe saber que Harry es de los pocos magos que no teme mencionar su nombre, tal vez pensó que así lo atraparía.

-Pues en este momento me alegro de que Ron se haya marchado—aseguró Lily—así se enteró del tabú y se lo dijo a Harry y hermione, de no ser así los habría atrapado mucho antes.

-¿Harry?
Era una voz nueva pero conocida, y venía directamente de detrás de Harry, de la persona atada a la izquierda de Hermione.
-¿Dean?

-Por Merlín!—dijeron varios al tiempo, y Ángela continuo—esta vivo

-Pero atrapado—aportó sirius con rabia

-Saldrán de esta—dijo Alice—ya lo verán.

-¡Eres tú! ¡Si se enteran de a quién han cogido…! Son carroñeros, sólo estan buscando a gente haciendo novillos para sacar dinero…
-No ha sido un mal botín para una noche –estaba diciendo Greyback, cuando un par de botas con tachuelas pasaron cerca de Harry, y oyeron mas golpes desde el interior de la tienda-. Un sangre sucia, un duende fugitivo y estos haciendo novillos. ¿Ya comprobaste sus nombres en las listas, Scabior? –rugió.

Remus seguía sumido en sus pensamientos, pero una nueva determinación se había formado en su mente, no era un asesino por supuesto, pero estaban en guerra, así que cuando tuviera la oportunidad pondría a Greyback fuera de circulación, lo haría por si mismo y por todas sus demás victimas, tanto antiguas como futuras.

-Sí, no hay ningún Vernon Dudley aquí, Greyback.
-Interesante –dijo Greyback-. Eso es interesante.
Se puso de cuclillas junto a Harry, que vio, a través del hueco infinitesimal que quedaba entre sus hinchadas pestañas, una cara cubierta de pelo gris enmarañado y bigotes, con dientes marrones puntiagudos y llagas en las comisuras de la boca. Greyback olía de la misma forma que en la torre donde Dumbledore había muerto: a suciedad, sudor y sangre.

-Así que este animal se coló también en Hogwarts cuando usted murió director—dijo Frank

-eso parece—dijo Dumbledore preocupado—espero que no haya hecho daño a ningún alumno—la furia fue evidente al final de la oración


-¿Así que no te buscan, eh, Vernon? ¿O estas en esa lista con un nombre
diferente? ¿En qué casa estabas en Hogwarts?
-Slytherin –dijo Harry automáticamente.
-Es gracioso como piensan todos que queremos oír eso –dijo Scabior con malicia desde las sombras-. Pero ninguno nos puede decir dónde esta la sala común.
-Esta en las mazmorras –dijo Harry con claridad-. Se entra por la pared. Esta llena de cráneos y demás, y bajo el lago, por lo que las luces son verdes.

-¿Cómo es que sabe dónde y cómo es la sala común de Slytherin?—dijo sirius

-No tengo la menor idea—dijo james mirando al libro como si este le fuese a responder

-Sea como sea—intervino Remus y todo se alegraron de que esa nota de angustia en su voz había disminuido—me alegro que lo hayan hecho, tal vez con eso logren convencer a los carroñeros de que son Slytherin, ya sabemos que en esa casa no hay ningún hijo de muggles, y la mayoría, por no decir todos, siguen la línea de pensamiento de voldemort

-Totalmente de acuerdo contigo, Lunático—dijo sirius y los demás asintieron.


Hubo una breve pausa.
-Bueno, parece que realmente hemos pillado un pequeño Slytherin –dijo Scabior-. Bien por ti, Vernon, porque no hay demásiados sangre sucia Slytherins. ¿Quién es tu padre?
-Trabaja en el Ministerio –mintió Harry. Sabía que toda la historia se podría derrumbar con la mas mínima investigación, pero por otro lado, sólo tenía tiempo hasta que su cara volviese a su apariencia normal, porque para entoncesel juego se habría acabado-. Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes.

Lily seguía asustada por la suerte de los chicos, esperaba que con la mentira de Harry pudieran salir de allí antes de que los carroñeros descubrieran que en verdad tenían era al famoso Harry Potter.

-Sabes que, Greyback –dijo Scabior-. Creo que hay un Dudley allí.
Harry apenas podía respirar: ¿podría la suerte, la pura suerte, sacarlos indemnes de esta?

Por los rostros de todos era evidente que pensaban lo mismo que Harry, rogaban a Merlín que a los carroñeros no se les ocurriera investigar un poco mas, y que dejaran a Harry y los demás tranquilos.

-Bien, bien –dijo Greyback. Harry pudo oír una pequeña nota de turbación en esa voz cruel, y supo que Greyback se estaba preguntando si de hecho acababa de atacar y atar al hijo de un oficial del Ministerio. El corazón de Harry estaba golpeando contra sus costillas; no se habría sorprendido de saber que Greyback podía verlo-. Si estas diciendo la verdad, feo, no tienes nada que temer de un viaje al Ministerio. Espero que tu padre nos recompense por recogerte.

-No—gruñó Lily—no pueden ir al ministerio!, casi no salen la primera vez, esta vez será imposible

Remus le apretó la mano y se dejó caer abatida en su hombro, james siguió la lectura con aprehensión.

-Pero –dijo Harry, con la boca seca-, si nos dejase…
-¡Eh! –se escuchó un grito del interior de la tienda-. ¡Mira esto, Greyback!
Una figura oscura se movió de prisa hacia ellos, y Harry vio un destello de plata bajo la luz de las varitas. Habían encontrado la espada de Gryffindor.

Contuvieron el aliento de nuevo, no había forma de que tres Slytherins estuviesen de camping con la espada de Gryffindor, rogaron al cielo que ninguno de los carroñeros leyera la inscripción de la empuñadura.

-Muuy bonita –dijo Greyback con admiración, cogiéndola de su compañero-. Oh, muy bonita, sí. Parece fabricada por duendes. ¿De dónde sacaste algo como esto?
-Es de mi padre –mintió Harry, esperando contra toda esperanza que estuviese lo suficientemente oscuro como para que Greyback no viese el nombre grabado bajo la empuñadura-. La cogimos prestada para cortar leña…

A ninguno le pareció una mentira muy eficaz, pues las espadas no eran lo mas conveniente para cortar leña, además que siendo magos un simple hechizo de corte bastaría.

-¡Espera un minuto, Greyback! ¡Mira esto, en el Profeta!
Cuando Scabior lo dijo, la cicatriz de Harry, que estaba tensa en su dilatada frente, le ardió salvajemente. Con mas claridad de la que podía ver a su alrededor, vio un altísimo edificio, una fortaleza sombría, negro azabache y prohibida. De repente los pensamientos de Voldemort se habían vuelto de nuevo afilados; se estaba deslizando hasta el gigante edificio con un sentimiento de calmada y eufórica intención…Tan cerca… tan cerca…

-Genial—dijo Frank sarcástico—justo ahora tenían que regresar las visiones de Voldemort

Y pese a que nadie dijo nada, era obvio que todos estaban de acuerdo con Frank.

Con un enorme esfuerzo Harry cerró su mente a los pensamientos de Voldemort, llevéndose de vuelta a donde estaba sentado, atado a Ron, Hermione, Dean, y Griphook en la oscuridad, escuchando a Greyback y Scabior.

-Creo que lo domina un poco mejor—expresó Ángela

-Es cierto—estuvo de acuerdo Dumbledore—creo que le miedo por sus amigos hace que pueda cerrarle su mente a Voldemort, siempre lo he dicho, el amor hace cosas inimaginables.

-Hermione Granger –estaba diciendo Scabior-. La sangre sucia de la que se tiene constancia que viaja con Harry Potter.

Desde el momento en que James leyó el nombre de Hermione, todos sintieron que la suerte de los chicos había acabado, si descubrían a hermione descubrirían a los chicos, ya fuese por deducción o por el hecho de que ni Ron ni Harry dejarían sola a Hermione con esos indeseables.

La cicatriz de Harry ardió en el silencio, pero él hizo un esfuerzo supremo para mantenerse presente, para no deslizarse en la mente de Voldemort. Oyó el crujido de las botas de Greyback cuando se puso de cuclillas, enfrente de Hermione.
-¿Sabes qué, niñata? Esta imagen se parece mucho a ti.
-¡No es así! ¡No soy yo!
El aterrorizado chillido de Hermione fue tan bueno como una confesión.

-Los descubrieron!—se horrorizo Lily

-… se tiene constancia de que viaja con Harry Potter –repitió Greyback
tranquilamente.

-No puede ser—se lamentó Alice—ahora si saben quienes son

-Espero que voldemort no este en la mansión Malfoy—exteriorizó Ángela

-No lo esta—dijo Remus—Harry lo vio en algún edificio, esta buscando algo.

Esa afirmación no tranquilizo mucho a nadie, pues sabían que con que sus mortifagos le dijeran que tienen a Harry, voldemort acudiría de inmediato.

Una quietud se había instalado sobre la escena. La cicatriz de Harry estaba completamente dolorida, pero luchó con todas sus fuerzas contra la atracción de los pensamientos de Voldemort. Nunca había sido tan importante permanecer en su propia mente.

Lily de nuevo temblaba y james se afanaba por leer, quería saber que pasaría con su hijo pero también quería tranquilizar a Lily, pero al ver como Remus servía de apoyo para su esposa, James se concentró en el libro, entre mas rápido leyera mas rápido sabría lo que pasaba y se tranquilizaría su esposa, pues james se negaba a creer que algo malo pudiese pasarle a su hijo a sus amigos.

-Bueno, esto cambia las cosas, ¿no? –susurró Greyback. Nadie habló. Harry sintió a la banda de Saqueadores mirando, paralizados, y notó el brazo de Hermione temblar contra el suyo. Greyback se levantó y dio un par de pasos hacia donde estaba sentado Harry, agachándose de nuevo para mirar de cerca a sus deformadas facciones.
-¿Qué es eso que tienes en la frente, Vernon? –preguntó suavemente, su aliento nauseabundo en la nariz de Harry cuando presionó un asqueroso dedo contra la tensa cicatriz.

-Su cicatriz—dijeron todos al unísono, Dumbledore escuchaba atentamente lo que decía james.

-¡No lo toques! –gritó Harry; no pudo evitarlo. Pensó que podría estar enfermo por el dolor que le causaba.
-Creí que llevabas gafas, Potter –susurró Greyback.
-¡Encontré gafas! –gritó uno de los Saqueadores que merodeaba de fondo-. Había gafas en la tienda, Greyback, espera…
Y segundos después las gafas de Harry habían sido colocadas de vuelta en su cara. Los Saqueadores ahora se estaban acercando, tratando de verlo.

Todos estaban esperando atentamente el siguiente movimiento de los carroñeros, era obvio que los llevarían a la mansión Malfoy, pero querían ver exactamente que pasaría allí y al mismo tiempo tenían miedo de descubrirlo.

-¡Es él! –raspó Greyback-. ¡Hemos cogido a Potter!

Lily tenía los ojos llenos de lagrimas, que luchaba por no derramar, miraba a Harry y se repetía una y otra vez que su niño estaba junto a ella, a salvo, y que no permitiría que le pasara nada malo, sabía que en el futuro había dado su vida por él, si era necesario lo haría de nuevo.

Todos dieron algunos pasos hacia atrás, aturdidos por lo que habían hecho. Harry, todavía luchando por mantenerse en su propia cabeza dolorida, no podía pensar en nada que decir. Visiones fragmentadas estaban traspasando la superficie de su mente…
…se estaba deslizando alrededor de los altos muros de la fortaleza negra…
No, era Harry, atado y sin varita, en grave peligro…
…mirando hacia arriba, hacia la ventana mas alta, la torre mas alta…
Era Harry, y estaban discutiendo su destino en voces bajas…
…hora de volar…
-…al Ministerio?
-A la mierda el Ministerio –gruñó Greyback-. Se llevarían el mérito, y nosotros nos quedaríamos sin nada. digo que se lo llevemos directamente a Quien-tú-sabes.
-¿Lo vas a convocar? ¿Aquí? –dijo Scabior, sonando sobrecogido, aterrorizado.

-Cobardes—dijo sirius furioso.

-No se de que te extrañas, canuto—le dijo james—siempre han sido eso, y todos lo sabíamos.

-No –gruñó Greyback-. No tengo… dicen que esta usando la casa de los Malfoy como base. Llevaremos al chico allí.
Harry creyó saber porqué Greyback no llamaba a Voldemort. Al hombre lobo le podrían haber permitido llevar ropas de mortífago cuando querían usarlo, pero sólo el círculo íntimo de Voldemort era marcado con la Marca Tenebrosa: a Greyback no se le había concedido ese honor superior.

-Ni para voldemort vale lo suficiente—se mofó sirius

-Es lógico—intervino Ángela—voldemort es fanático de la sangre limpia, no consideraría acorde a su propuesta el hecho de concederle a un licántropo un lugar importante en su ejército, solo lo usa como un peón.

La cicatriz de Harry le quemó otra vez…
…y se elevó en el cielo, volando directo hacia las ventanas en lo mas alto de la torre…
-…completamente seguro de que es él? Porque si no lo es, Greyback, estamos muertos.

-Pero que inútiles!—se burló sirius—no saben ni identificar a un chico

-Pues yo me alegro de eso—dijo Lily cortante debido a la tensión

Y sirius, que pese a todas sus peleas realmente quería a Lily decidió quedarse callado, para no atormentar mas a la pelirroja que parecía al borde de un ataque nervioso.

-¿Quién esta al mando, aquí? –rugió Greyback, cubriendo su momento de insuficiencia-. Yo digo que es Potter, además de su varita, ¡y eso son doscientos mil galeones aquí mismo! Pero si no tenéis las agallas suficientes para venir, ninguno de vosotros, es todo para mí, y con algo de suerte, ¡además me llevaré a la chica!

-Que no se atreva a tocarla—gruñó Remus, y su voz salió realmente amenazante, tanto que nadie se atrevió a decir nada

…la ventana era una mínima ranura en la roca negra, no lo suficientemente grande para que entrase un hombre… una figura esquelética era visible a través de ella, acurrucada bajo una manta… ¿Muerta o durmiendo?

-¿Qué demonios esta pasando?—se exasperó sirius

-¿Dónde esta voldemort?—preguntó Frank

-La pregunta importante es ¿Quién es ese y porque voldemort lo busca?

Dumbledore tenía la ligera impresión de saber quien era, desde que Harry dijera que Voldemort iba tras la varita. Y no estaba seguro de cómo sentirse al respecto.

-¡Muy bien! –dijo Scabior-. ¡Muy bien, estamos en esto! ¿Y qué pasa con los otros, Greyback, qué haremos con ellos?
-Bien podríamos llevarlos a todos. Tenemos dos sangres sucia, eso son otros diez galeones. Dame también la espada. Si son rubíes, tenemos otra pequeña fortuna aquí.

-Malditos Malfoy!—se quejó sirius

-Malditos mortifagos—lo apoyaron los demás

Arrastraron a los prisioneros para ponerlos de pie. Harry pudo escuchar la respiración de Hermione, rápida y aterrorizada.

Todos se lamentaron por la situación de los chicos y por el hecho de que hermione estuviese tan asustada, sin duda ella y Harry llevarían la peor parte, la primera por ser hija de muggles y el último solo por ser Harry.

-Agarrenlos, y fuerte. ¡Yo cojo a Potter! –dijo Greyback, agarrando un puñado del cabello de Harry. Harry pudo sentir sus largas uñas amarillas arañándole el cráneo-. ¡A la de tres! Uno… dos… tres…
Se Desaparecieron, llevando a los prisioneros con ellos. Harry luchó, intentando apartar la mano de Greyback, pero fue inútil: Ron y Hermione estaban apretados con fuerza contra él a cada lado; no se podía separar del grupo, y cuando el aliento se escapó de sus pulmones, su cicatriz ardió todavía mas dolorosamente…
…cuando se forzó a pasar a través de la ranura de una ventana como una serpiente y aterrizó ligeramente como vapor en el interior de la celda…

-¿Celda?—preguntaron Frank y Alice

-¿Qué hace voldemort en una celda?—preguntó Ángela

Nadie supo que contestar.

Los prisioneros se chocaron unos contra otros cuando aterrizaron en un camino rural. A los ojos de Harry, todavía hinchados, les llevó un momento aclimatarse. Entonces vio un par de verjas de hierro forjado al principio de lo que parecía ser un camino de entrada. Experimentó un pequeño alivio. Lo peor aún no había pasado: Voldemort no estaba allí. Estaba, Harry sabía, en la cima de una torre. Lo que tardaría Voldemort en llegar a este lugar una vez que supiese que Harry estaba allí, era otro asunto…

Todos pensaban igual que Harry: sería cuestión de minutos, si no es que eran segundos, lo que tardaría voldemort en presentarse en la mansión Malfoy si sabía que Harry estaba allí.

Uno de los Saqueadores avanzó hacia las rejas y las sacudió.
-¿Cómo entramos? Estan cerradas, Greyback, no puedo… ¡Caray!
Apartó las manos asustado. El hierro se estaba retorciendo, doblándose para pasar de los abstractos rollos y espirales a una cara espantosa, que habló en una voz metálica y retumbante: -¡Declara tu propósito!

Los presentes estaban asombrados de las medidas de protección que tenían los mortifagos, pues recordaban claramente que en el primer capitulo Snape y su acompañante habían atravesado esas rejas como si fuesen de humo

-De seguro solo puede pasar quien tenga la marca tenebrosa—escupió sirius con asco—de lo contrario necesita autorización de alguien quien ya este en la casa.


-Al menos ya conocemos alguno de sus sistemas de defensa—dijo Alice mirando el lado bueno del asunto.


-¡Tenemos a Potter! –rugió Greyback con triunfo-. ¡Hemos capturado a Harry Potter!
Las verjas se abrieron.
-¡Vamos! –le dijo Greyback a sus hombres. Movieron a los prisioneros por las rejas y por el camino, entre altos setos que amortiguaban sus pasos. Harry vio una forma blanca fantasmal sobre él, y se dio cuenta de que era un pavo real albino.

Los presentes bufaron, exactamente igual que cuando leyeron por primera vez la presencia del pavo real.

Se tropezó y Greyback lo enderezó; ahora avanzaba tambaleante por el lateral, atado espalda contra espalda a los otros cuatro prisioneros. Cerrando sus hinchados ojos, permitió que el dolor de la cicatriz lo abrumase por un momento, queriendo saber lo que estaba haciendo Voldemort, si sabía que habían cogido a Harry…

-Muy inteligente—aprobó Frank

-Sí—estuvo de acuerdo Ángela

-Así podrá pensar con un poco de calma la forma de salir de allí—opinó Remus.

La consumida figura se estiró bajo la delgada manta y se dio la vuelta hacia él, abriendo los ojos en una cara cadavérica… el frágil hombre se sentó, con los ojos hundidos fijos en él, en Voldemort, y entonces sonrió. Le faltaban la mayoría de los dientes…

Las mujeres hicieron un gesto de desagrado ante la imagen que ofrecía el libro pero no dijeron nada.

-Así que has venido. Pensé que lo harías… un día. Pero tu viaje ha sido en vano. Nunca la tuve.
-¡Mientes!

-nunca tuvo ¿Qué?—preguntó sirius

-Es obvio—dijo Lily

-¿Qué es lo que es obvio pelirroja?—sirius la miro confundido

-Lo que ese hombre dice que nunca tuvo, Harry pudo adivinar que buscaba voldemort ¿puedes hacerlo tú?

-La varita de sauco—dijeron todos al tiempo

Lily asintió.

-Al menos ese hombre no la tiene—dijo Ángela

James siguió leyendo.

Cuando la rabia de Voldemort vibró en su interior, la cicatriz de Harry amenazó con estallar de dolor, por lo que obligó a su mente a volver a su propio cuerpo, luchando para mantenerse presente mientras los prisioneros eran empujados sobre la grava.
La luz se derramó sobre todos ellos.
-¿Qué es esto? –dijo la voz fría de una mujer.

Todos estaban en exceso preocupados, sin duda en el lugar habría un buen número de mortifagos.

-¡Estamos aquí para ver a El-que-no-debe-ser-nombrado! –raspó Greyback.
-¿Quién eres tú?

-Ja!—dijo sirius burlándose de nuevo—ni siquiera lo reconocen

-Solo es un idiota que se cree importante—lo apoyó james—pero a la hora de la verdad no es nadie.

-¡Sabes quién soy! –hubo resentimiento en la voz del hombre lobo-. ¡Fenrir Greyback! ¡Hemos cogido a Harry Potter!
Greyback agarró a Harry y lo arrastró hacia la luz, forzando a los otros prisioneros a arrastrase con él.
-Lo sé, esta hinchado, señora, ¡pero es él! –apuntó Scabior-. Si lo mira un poco mas cerca, verá su cicatriz. Y esta aquí, ¿ve a la chica? Es la sangre sucia que ha estado viajando con él, señora. No hay duda de que es él, ¡y también tenemos su varita! Aquí, señora…

-¿Creen que los mortifagos sepan como es exactamente su varita?—preguntó Alice

-Estoy seguro de que sí—dijo Dumbledore—Voldemort teme a Harry, y sabe que hay una conexión entre sus varitas, sin contar con el hecho de que tiene a Ollivander secuestrado en alguna parte, sus mortifagos deben tener ordenes de capturar a Harry y quitarle su varita.

-Pero, Harry tiene la varita de endrino—dijo Remus—¿será eso una ventaja?

-Es posible—concedió Dumbledore.

A través de sus hinchados ojos, Harry vio a Narcissa Malfoy examinando su inflamada cara. Scabior le pasó la varita de endrino. Ella levantó las cejas.

-Mi querida prima—dijo sirius sarcástico

-Solo espero que no este su querida hermana—dijo james en el mismo tono

Lily se estremeció al pensar lo que podría hacerle Bellatrix a su hijo o a ron y hermione.

-Tráiganlos dentro –dijo.
Harry y los otros fueron empujados a golpes por los amplios escalones de piedra hasta llegar a un vestíbulo con retratos alineados.
-Síganme –dijo Narcissa, encabezando la marcha por el pasillo-. Mi hijo, Draco, esta en casa por las vacaciones de Semana Santa. Si ese es Harry Potter, él lo sabrá.

-Asquerosas serpientes—rugió sirius

-El chico no tiene la culpa—lo defendió Dumbledore—ya vimos como lo trata voldemort, incluso Harry dice que lo asquea la forma en que este utiliza a Draco, es culpa de su padre.

El salón deslumbraba después de la oscuridad exterior; incluso con los ojos casi cerrados, Harry podía distinguir las amplias proporciones de la habitación. Una lámpara de araña colgaba del techo, había mas retratos en las paredes de color morado oscuro. Dos figuras se levantaron de sus sillas situadas enfrente de una recargada chimenea de mármol cuando los prisioneros fueron introducidos a la fuerza en la habitación por los Saqueadores.
-¿Qué es esto?
La espantosamente conocida y arrastrada voz de Lucius Malfoy llegó a los oídos de Harry.

-Imbécil—dijeron sirius y Frank al tiempo

-Tienen razón—apoyo james—en Hogwarts jamas atacaba si estaba solo, debía tener a su lado al Goyle y Crabbe para meterse con alguien mas

-y ese alguien por lo general estaba solo y era mas débil y menor que él—agregó Remus.


Ahora le estaba entrando pánico.

-No es un buen momento para entrar en pánico—dijo Frank

-Creo que tiene mas miedo por sus amigos que por el mismo—dijeron sirius, Remus y james al tiempo

Los tres se miraron y se entendieron de inmediato, pues ellos mismos habían sentido el mismo miedo por sus compañeros, por Lily y por los demás miembros de la orden cuando se enfrascaban en alguna lucha contra el ejercito de voldemort

No podía ver una salida, y era mas fácil, mientras su miedo aumentaba, bloquear los pensamientos de Voldemort, aunque su cicatriz todavía seguía quemando.

Pese a la peligrosa situación Dumbledore sonrió, nada le alegraba mas que ver el poder del amor actuando contra las artes oscuras.

-Dicen que tienen a Potter –dijo la fría voz de Narcissa-. Draco, ven aquí.
Harry no se atrevió a mirar directamente a Draco, sino que lo miró de soslayo: una figura ligeramente mas alta que él levantándose de un sillón, su cara un pálido y puntiagudo borrón bajo el cabello rubio blanquecino.
Greyback obligó a los prisioneros a girarse de nuevo para colocar a Harry
directamente bajo la lámpara de araña.
-¿Bien, chico? –raspó el hombre lobo.
Harry estaba de cara a un espejo sobre la chimenea, un enorme objeto dorado en un marco intrincado y con volutas. A través de las ranuras de sus ojos vio su propio reflejo por primera vez desde que dejaron Grimmauld Place.
Su cara estaba enorme, brillante y rosa, todas sus facciones distorsionadas por la maldición de Hermione. El cabello negro le llegaba a los hombros y había una sombra oscura en su mandíbula. Si no supiese que estaba allí parado, se habría preguntado quién llevaba sus gafas.

-Mi pobre niño—sollozó Lily

-La verdad Lils—dijo james con cuidado—yo me siento muy orgulloso de el, ha atravesado muchas mas cosas que nosotros, pero sigue estando en el bando correcto.

Ante el silencio de Lily, james pensó que su esposa se había molestado, pero tras unos segundos Lily habló

-Yo también estoy inmensamente orgullosa de Harry—dijo y su voz reflejaba ese orgullo—es justamente el tipo de persona que quiero que mi hijo sea.


Decidió no hablar, porque su voz seguramente lo delataría; aún así evitó mantener contacto visual con Draco cuando este se acercó.
-¿Bien, Draco? –dijo Lucius Malfoy. Sonaba ávido-. ¿Lo es? ¿Es Harry Potter?

Todos contuvieron el aliento, a la espera del veredicto de Draco, Dumbledore sentía que el chico no los iba a delatar, pero los demás no eran de la misma opinión.

-No puedo… no puedo estar seguro –dijo Draco. Estaba manteniendo las
distancias con Greyback, y parecía tan asustado de mirar a Harry como Harry lo estaba de mirarlo.

-Pobre chico—se compadeció Ángela

-Es verdad—aceptó Alice—es culpa de ese cobarde de Lucius, metió a su hijo en un mundo de muerte y traición

-¡Pero míralo detenidamente, míralo! ¡Acércate mas!
Harry nunca había escuchado a Lucius Malfoy tan entusiasmado.

-Idiota!—dijeron sirius, Remus, Alice y Frank.

-Draco, si somos los que le entregamos a Potter al Señor Tenebroso, todo será perdon…

-Claro imbécil!—dijo sirius—porque después de mas de diez años de servicio a voldemort, incluso con abraxas antes que el jamas logró una posición realmente privilegiada, y espera logarla ahora.

-Voldemort no confía en nadie—dijo Dumbledore—solo en el mismo.

-Ahora, no nos olvidemos de quién lo cogió en realidad. Eso espero, señor Malfoy –dijo Greyback amenazador.
-¡Por supuesto que no! ¡Por supuesto que no! –dijo Lucius con impaciencia. Se acercó a Harry, tan cerca que este pudo ver la habitual cara lánguida y pálida con nitidez incluso con los ojos hinchados. Con la cara como una mascara inflamada, Harry se sintió como si estuviese mirando a través de las barras de una celda.
-¿Qué le hicieron? –le preguntó Lucius a Greyback-. ¿Cómo llegó a este estado?

-Espero que no lo reconozcan—se lamentó Lily con escasa esperanza.

-No fuimos nosotros.
-Parece mas bien una Maldición Picante –dijo Lucius.
Sus ojos barrieron la frente de Harry.
-Hay algo ahí –susurro-. Podría ser la cicatriz, estirada tensa… ¡Draco, ven aquí, observa adecuadamente! ¿Qué crees?

-¿Qué no se da cuenta de que su hijo no quiere ser parte de eso?—dijeron Frank y Alice enfadados

-A ese imbécil solo le importa el mismo—dijo sirius—no se como Narcissa lo permite, ella no es como Bellatrix y si se caso con Lucius fue porque los Black y los Malfoy acordaron el compromiso, Narcissa no es una luchadora, solo se ha dejado influenciar por Bellatrix, además de que le gusta vivir bien.

Harry vio ahora la cara de Draco cerca, justo al lado de la de su padre. Eran extraordinariamente parecidos, excepto que mientras su padre parecía mas entusiasmado que nunca, la expresión de Draco estaba llena de desgana, incluso miedo.

-¿Cómo puede hacerle eso a su hijo?—se asqueó james interrumpiendo su lectura.

-Ya te lo dije, cornamenta—le dijo sirius de la misma forma—a ese idiota no le importa nadie mas que el mismo y su estúpida afición por la sangre limpia.

-No lo sé –dijo, y se marchó hacia la chimenea donde su madre estaba mirándolos.
-Es mejor que estemos seguros, Lucius –le dijo Narcissa a su marido en su fría voz-. Completamente seguros de que es Potter, antes de avisar al Señor Tenebroso… Dicen que esta es suya –estaba mirando muy de cerca la varita de endrino-, pero no se parece a la descripción de Ollivander… Si estamos equivocados, si llamamos al Señor Tenebroso para nada… ¿Recuerdas lo que le hizo a Rowle y Dolohov?

-Creo que al igual que Draco, Narcissa solo tiene miedo—dijo Alice

-Es lógico que quiere estar con el bando ganador—dijo sirius—eso le ofrecerá protección a ella misma y a su hijo, y por ahora parece que es Voldemort quien va a ganar.

-¿Y qué pasa con la sangre sucia, entonces? –gruñó Greyback. Harry casi se cayó al suelo cuando los Saqueadores obligaron a los prisioneros a girar otra vez, para que la luz cayese sobre Hermione.
-¡Espera! –dijo Narcissa bruscamente-. Sí… ¡estaba en la tienda de Madam Malkin’s con Potter! ¡Vi la fotografía en el Profeta! Mira, Draco, ¿no es la chica Granger?
-Yo… tal vez… sí.

-SI ni siquiera quiere reconocer a Hermione—dijo Ángela—es porque realmente no quiere delatarlos.

-Tienes razón, Ángela—dijo Alice—es completamente imposible que no reconozca a Hermione cuando han estudiado juntos por seis años

-Aún con todo lo que pueda haber cambiado en su viaje—aportó Remus—no puede ser un cambio tan terrible como para que no la reconozca, estoy seguro de que no quiere delatarlos

-Pero si voldemort sabe que Draco sabia la verdad y no la dijo, puede asesinarlo!—Lily estaba asustada, y ahora no solo por Harry, Ron y Hermione sino también por la suerte de Draco.

-Pero entonces, ¡ese es el chico Weasley! –gritó Lucius, rodeando a los
prisioneros hasta llegar a Ron-. Son ellos, los amigos de Potter… Draco, míralo, ¿no es el hijo de Arthur Weasley, cómo se llama…?
-Sí –dijo Draco de nuevo, dándole la espalda a los prisioneros-. Puede ser.

-Creo que tenemos que hacer algo por Draco—dijo Alice

-Lamentablemente—dijo Dumbledore—no hay nada que podamos hacer, Lucius no va a cambiar su forma de pensar y se lo va a transmitir a su hijo, es inevitable.

La puerta del salón se abrió detrás de Harry. Una mujer habló, y el sonido de su voz elevó el miedo de Harry hasta un punto culminante.
-¿Qué es esto? ¿Qué ha pasado, Cissy?

-Nooo!—gritó sirius asustándolos a todos

-¿Qué pasa?—reclamaron al tiempo

-Cissy—dijo con pánico—es así como Bellatrix le dice a Narcissa!

-No!—dijeron esta vez los demás Lily y james se miraron a los ojos con el pánico escrito en ellos: Bellatrix era despiadada ellos lo sabían mejor que nadie, pues Lily había sido víctima de una tanda de cruciatus por cortesía de Bellatrix y si James, sirius y Remus no llegan a tiempo, la bruja habría asesinado a Lily sin ningún remordimiento.

Bellatrix Lestrange caminó con lentitud alrededor de los prisioneros, y paró a laderecha de Harry, mirando a Hermione a través de sus ojos de párpados caídos.
-Pero bueno –dijo calmadamente-, ¿esta es la sangre sucia? ¿Es esta Granger?
-¡Sí, sí, es Granger! –gritó Lucius-. Y a su lado, creemos, ¡Potter! ¡Potter y sus amigos, por fin capturados!

Los ojos de Lily se llenaron de lagrimas, sus sentimientos iban de la impotencia al miedo, no podía creer que la suerte de Harry y los demás estuviera tan mal, con Bellatrix las pocas esperanzas que tenia de que salieran bien de aquello se esfumaron.

-¿Potter? –chilló Bellatrix, y se apartó, para observar mejor a Harry-. ¿Estas seguro? Bueno entonces, ¡el Señor Tenebroso debe ser informado de inmediato!

-No!!!—dijo o casi gritó Lily—lo va a llamar. Voldemort los va a matar a todos

-Cálmate, cariño—dijo james con un nudo en la garganta mientras la abrazaba dejando el libro de lado.

-Lily, tienes que calmarte—dijo Remus

-Todos estamos asustados—dijo Alice que también se acercó a su amiga, al igual que Ángela

-Pero debemos saber que pasa—terminó Ángela

-Lily—dijo sirius—sabes que no vamos a dejar que nada le suceda a Harry, todos estamos dispuestos a morir por el, no vamos a dejar que nadie lo toque, ni a él ni a ti.

Tras las palabras de sirius, Lily se tranquilizó lo suficiente como para que james pudiese reemprender la lectura.           

Se levantó la manga izquierda: Harry vio la Marca Tenebrosa quemada en la piel de su brazo, y supo que estaba a punto de tocarla, de convocar a su querido amo…
-¡Estaba a punto de llamarlo! –dijo Lucius y su mano se cerró sobre la muñeca de Bellatrix, evitando que tocara la Marca-. Yo seré el que lo convoque, Bella. Potter ha sido traído a mi casa, y por lo tanto esta bajo mi autoridad…

Lily seguía temblando, pero no era la única, pues pese a que Ángela y Alice se habían mostrado fuertes para ella, la verdad era que estaban muertas de miedo, razón por la cual sirius y Frank las abrazaban intentando brindarles un soporte que ni ellos mismos sentían.

-¡Tu autoridad! –se burló ella, intentando liberar la mano de su agarre-. ¡Perdiste tu autoridad cuando perdiste la varita, Lucius! ¡Cómo te atreves! ¡Quítame las manos de encima!
-Esto no tiene nada que ver contigo, no capturaste al chico…
-Perdone, señor Malfoy –interrumpió Greyback-, pero fuimos nosotros los que capturamos a Potter, y somos nosotros los que reclamaremos el oro…

-Hay que ver que este idiota no sabe cuando callarse—dijo sirius hablando apresuradamente

-¡Oro! –se rió Bellatrix, todavía intentando apartar a su cuñado, su mano libre bajando a su bolsillo para buscar la varita-. Coge tu oro, asqueroso carroñero, ¿qué me importa el dinero? Sólo busco el honor de su… de…
Paró de luchar, sus ojos oscuros fijos en algo que Harry no podía ver. Lleno de júbilo ante su capitulación, Lucius apartó la mano y rasgó su propia manga…
-¡PARA! –chilló Bellatrix- ¡No la toques, todos moriremos si el Señor Tenebroso viene ahora!

Todos estaban atónitos ante la recapitulación de Bellatrix, y les inquietaba en extremo la razón y la actitud de la bruja.

Lucius se paralizó, su dedo índice suspendido sobre su Marca Tenebrosa. Bellatrix salió de la limitada visión de Harry.
-¿Qué es eso? –la oyó decir.
-Una espada –gruñó un Saqueador fuera de vista.

-Sabe que es la espada de Gryffindor—dijo Frank

-Dámela.
-No es suya, señora, es mía, la encontré yo.

-Definitivamente es un imbécil—dijo sirius—a Bellatrix no le importará matarlo, hay que ser muy imbécil para enfrentarse a ella sin tener el poder necesario para igualarla

-Al parecer este cuarto esta lleno de imbéciles, canuto—dijo james—pues todos, sin excepción nos hemos enfrentado a Bellatrix.

Eso logró arrancar una pequeña sonrisa en los demás, james volvió a leer.

Hubo un estrépito y un destello de luz roja; Harry supo que el Saqueador había sido aturdido.

-Tiene que ser un hombre con suerte—dijo Alice—considerando que fue Bellatrix es muy afortunado de seguir con vida.

Hubo un rugido de rabia de sus compañeros: Scabior sacó la varita.
-¿A qué crees que estas jugando, mujer?
-¡Desmaius! –gritó ella- ¡Desmaius!
Ellos no estaban a la altura de Bellatrix, a pesar de ser cuatro contra ella: era una bruja, como Harry sabía, con talento prodigioso y ninguna conciencia.

A ninguno le gustó mucho que Harry hablara de ese modo de Bellatrix, pues daba a entender que sabía mucho sobre ella, y eso era algo que solo se podía averiguar luchando contra ella o viéndola luchar. Lily esperaba que fuese la última porque imaginarse a su hijo en un duelo contra Bellatrix era casi tan angustiante como imaginarlo combatiendo contra Voldemort.

Cayeron donde se encontraban, todos menos Greyback, que había sido obligado a ponerse de rodillas, con los brazos estirados. Por las comisuras de sus ojos, Harry vio a Bellatrix mirando al hombre lobo, con la espada de Gryffindor agarrada con fuerza en su mano, su cara como cera.
-¿Dónde conseguiste esta espada? -susurró a Greyback mientras arrancaba la varita de su mano sin que él ofreciera resistencia.
-¿Cómo te atreves? -gruñó él, su boca era la única parte de su cuerpo que podía mover mientras se esforzaba por mirarla. Desnudó sus dientes puntiagudos-. ¡Suéltame, mujer!

-Por supuesto!—dijo Remus

-¿Ah?—preguntaron los demás

-La espada—explicó—Phineas  Nigelius le contó a los chicos que Snape la había enviado a un lugar seguro

-Es cierto!—dijo Lily—y los mortifagos deben saber en donde esta, pero no saben que es una falsificación, deben sospechar que Harry entró a donde sea que la tuvieran oculta.

-¿Dónde conseguiste esta espada? -repitió ella, blandiéndola ante su cara-. ¡Snape la envió a mi cámara en Gringotts!

-No entiendo porque la espada de Gryffindor es tan importante para Voldemort!—se cuestionó james—una serpiente como el no puede estar interesado en algo de la casa de los leones.

-El no lo ve así james—explicó Dumbledore—solo por pertenecer a un mago legendario como Godric Gryffindor la hace atractiva a Voldemort.

-Esta estaba en su tienda, -gruñó Greyback-. ¡Suéltame te digo!
Ella ondeó su varita, y el hombrelobo saltó sobre sus pies, pero se mostró demásiado cauteloso como para acercársele.

-Hasta que demuestra tener sentido común—dijo sirius con la habitual furia para dirigirse a ese hombre-lobo.

Rodó hasta detrás de un sillón, sus sucias uñas curvadas se clavaron en el respaldo del mismo.
-Draco, saca a esta basura -dijo Bellatrix, señalando a los hombres inconscientes- . Si no tienes agallas para terminar con ellos, déjalos en el patio para mí.
-No te atrevas a hablar así a Draco. -dijo Narcisa furiosamente, pero Bellatrix chilló.

-Creo que sirius tiene razón—dijo Lily

-Suelo tenerla pelirroja, ¿sobre que  tengo razón esta vez?—preguntó con arrogancia

-Que Narcissa solo vela por Draco—dijo omitiendo la arrogancia del animago.

-¡Cállate! ¡Esta situación es mas grave de lo que posiblemente puedas imaginar, Cissy! ¡Tenemos un problema muy serio!
Se puso en pie, jadeando ligeramente, bajando la mirada a la espada, examinando su empuñadura. Después se volvió hacia los silenciosos prisioneros.
-Si de verdad es Potter, no debe sufrir daño, -murmuró, mas para sí misma que para los demás-. El Señor tenebroso desea disponer de Potter él mismo... Pero si averigua... debo... debo saber..

Escuchaban las cavilaciones de la bruja mas despiadada que habían tenido la desgracia de conocer, con temor a lo que ideara ahora para averiguar lo que quería saber.

Se giró de nuevo hacia su hermana.
-¡El prisionero debe ser encerrado en la celda, mientras yo pienso en qué se debe hacer!
-Esta es mi casa, Bella, tú no me das órdenes en mi...
-¡Hazlo! ¡No tienes ni idea del peligro en el que estamos! -chilló Bellatrix.
Parecía asustada, loca; una delgada corriente de fuego salió de su varita y quemó un agujero en la alfombra.

El miedo de todos burbujeaba dentro de sus cuerpos, amenazando con derrumbarlos

Narcissa vaciló un momento, después se dirigió al hombrelobo.
-Lleva a estos prisioneros abajo a la celda, Greyback.
-Espera -dijo Bellatrix agudamente-. A todos excepto... excepto a la sangresucia.

-No!—dijeron todos

-Va a asesinarla!—dijo Ángela angustiada

Greyback soltó un gruñido de placer.
-¡No! -gritó Ron-. ¡Puedes tenerme a mí, cógeme a mí!

Lily miró a james, Ángela a sirius y Alice a Frank, las tres vieron en los ojos de sus hombres que ellos harían lo mismo que Ron: ofrecerse en lugar de ellas para morir, y viniendo de Bellatrix de seguro de una manera lenta y dolorosa.

Bellatrix le cruzó la cara de una bofetada, el golpe resonó por toda la habitación.

-Maldita arpía!—maldijo sirius, odiaba a todos los mortifagos, pero a Bellatrix le tenia un odio especial, no existía alguien, a excepción por supuesto de  Voldemort a quien odiara tanto como a su prima—ya me gustaría ver cuando la borren del mapa—la furia se veía en sus ojos—es una lástima que este muerto, lo haría yo mismo de seguir con vida, lo juro!

Ángela le acarició el brazo de arriba a  abajo hasta que sirius se relajo, james siguió leyendo.

-Si ella muere en el interrogatorio, tú serás el siguiente -dijo-. Los traidores a la sangre van después de los sangre sucia en mi escalafón. Llévalos abajo, Greyback, y asegúrate de que estan a salvo, no les hagas nada mas... aún.

Dumbledore se veía realmente furioso, esos tres chicos, esa joven que estaba a punto de ser torturada podría ser cualquiera de sus alumnos, esos que en ese momento estaban en sus casas, listos para iniciar un nuevo año en Hogwarts, jóvenes cuya única preocupación debería ser que carrera quieren seguir cuando salgan del colegio, no estar en medio de un montón de mortifagos luchando por sus vidas y las de sus amigos.

Le lanzó a Greyback su varita, después sacó un cuchillo corto de plata de su túnica. Cortó la cuerda separando a Hermione de los demás prisioneros, la arrastró por el pelo hasta el medio de la habitación, mientras Greyback obligaba al resto a avanzar hacia la otra puerta, hasta un oscuro pasillo, con la varita sostenida ante él, proyectando una fuerza invisible e irresistible.

Todos experimentaban un odio feroz en contra de Bellatrix y del hombre lobo, pero de igual forma temían por la vida de Hermione, siendo hija de muggles a hermione no le iría nada bien con aquella bruja despiadada, sea cual fuere la respuesta que quería, la torturaría hasta la muerte por conseguirla.

-¿Creen que me dará un trozo de la chica cuando termine con ella? –gaznó Greyback mientras los arrastraba a lo largo del pasillo-. Creo que conseguiré un pedazo o dos, ¿no crees, pelirrojo?

-Maldito canalla—dijo Remus furioso—es solo una niña!, no tienes derecho

-Cálmate, lunático—dijeron james y sirius mientras los demás también hablaban

-Cálmate, Remus—fueron las palabras de Lily, Ángela, Alice y Frank

-Es necesario que te serenes, Remus—dijo Dumbledore pero sus brillantes ojos azules destilaban furia—luego ya nos encargaremos de que Greyback no haga mas daño. Te lo prometo

Remus dudó un segundo, pero cuando la honestidad que mostraban y trasmitían las palabras de Dumbledore terminó por convencerlo.

Harry podía sentir a Ron temblando. Fueron forzados a bajar un tramo de escalones, todavía atados espalda con espalda y a riesgo de resbalar y romperse el cuello en cualquier momento. En el fondo había una pesada puerta. Greyback la abrió con su varia, después les obligó a entrar en la oscura, húmeda y mohosa habitación y los dejó en medio de una oscuridad total. El eco del golpe de la puerta al cerrarse no había muerto cuando un terrible y desgarrado gritó llegó de directamente de encima de ellos.

-Hermione!—la voz de todos mostraba el horror que sentían, pese a no saber a ciencia cierta que estaba pasando, las palabras “grito desgarrador” perforaron los oídos de todos y sin poder evitarlo las mujeres se estremecieron.

-¡HERMIONE! -bramó Ron, y empezó a retorcerse y luchar contra las cuerdas que los ataban, haciendo que Harry se tambaleara-. ¡HERMIONE!

Los ojos de James se dirigieron por un segundo a la cara angustiada de su esposa y entendió perfectamente el dolor de Ron, porque si el escuchara gritar a  Lily moriría, recordó aquella vez que el, sirius y Remus la salvaron de Bellatrix, pensó en cómo sus gritos, producto del maleficio cruciatus, le perforaban los oídos y el corazón y como sentía que no corría lo suficientemente rápido para llegar a donde estaban, cada grito que escucho de Lily fue un dolor físico que le recorrió el cuerpo.

-¡Cállate! -dijo Harry-. Cállate, Ron, tenemos que salir de aquí...

Ángela, Alice y Lily sentían las lagrimas bajar por sus mejillas, Dumbledore estaba furioso y sirius, james y Remus tenían los ojos vidriosos y mostraban una furia asesina.

-¡HERMIONE, HERMIONE!

Sirius tragó saliva, apretó su abrazo en torno a Ángela y se alegró de tenerla allí, segura entre sus brazos.

-Necesitamos un plan, deja de gritar... tenemos que librarnos de estas
cuerdas...
-¿Harry? -llegó un susurró a través de la oscuridad-. ¿Ron! ¿Eres tú?

“¿Prisioneros?”, se preguntaron todos.

Ron dejó de gritar. Se produjo un sonido de movimiento cerca de ellos, entonces Harry vio una sombra que se acercaba.
-¿Harry? ¿Ron?
-¿Luna?

-Luna!—balbucearon todos y el tono de su voz mostro perfectamente sus sentimientos, pues el nombre de luna fue pronunciado con sorpresa pero sin fuerza y con voz rota.

-¡Si, soy yo! ¡Oh, no, no quería que los capturaran!
-¿Luna, puedes ayudarnos a librarnos de estas cuerdas? -dijo Harry.
-Me alegra que piense con cabeza fría—dijo Frank que al igual que sirius abrazaba protectoramente a Ángela, el hacia lo mismo con su esposa.

-Oh, si, eso espero... Hay una vieja púa que utilizamos si tenemos que cortar algo... solo un momento...
Hermione gritó de nuevo arriba, y pudieron oir a Bellatrix gritando también, pero sus palabras resultaron inaudibles, porque Ron gritaba de nuevo.
-¡HERMIONE! ¡HERMIONE!

Lily se estremecía sollozando en el pecho de Remus, mientras james con la mano libre acariciaba su cabello pelirrojo y Remus sobaba suavemente su espalda intentando trasmitirle calma.

-¿Señor Ollivander? -pudo Harry oir que decía Luna-. ¿Señor Ollivander, tiene la púa? Si se mueve solo un poco... creo que estaba junto a la palangana de agua.

-También Ollivander—gruñó Frank—quien sabe desde hace cuanto esta allí.

Estuvo de vuelta en segundos.
-Tienen que estarse quietos -dijo.
Harry podía sentirla trabajando con las fibras resistentes de la cuerda para soltar los nudos. Desde arriba oyeron la voz de Bellatrix.
-¡Voy a preguntártelo de nuevo! ¿De donde ha salido esta espada? ¿De donde?
-La encontramos... la encontramos... ¡POR FAVOR! -gritó Hermione de nuevo.

-Asquerosa mortifaga de mierda!—gruño sirius molesto—tan solo tiene 17 años, déjala en paz

Ron luchó con mas fuerza que nunca, y la púa oxidada resbaló sobre la muñeca de Harry.
-¡Ron, por favor estate quieto! -susurró Luna-. No puedo ver lo que estoy
haciendo....
-¡En mi bolsillo! -dijo Ron-. ¡En mi bolsillo, hay un Desiluminador, y esta lleno de luz!

-Gracias a Merlin!—dijo Ángela

-No—dijo Alice—gracias a Dumbledore

El aludido asintió en reconocimiento y james siguió leyendo.

Unos pocos segundos después, se oyó un click y las esferas luminiscentes que el Desiluminador había succionado de las lámparas de la tienda de campaña volaron hasta el techo. Incapaz de unir sus fuerzas, simplemente colgaron allí como diminutos soles, bañando la habitación de luz. Harry vio a Luna, toda ojos en su cara blanca, y la inmóvil figura de Ollivander, el fabricante de varitas, acurrucada en el suelo en la esquina. Girando el cuello, captó un vistazo de sus compañeros prisioneros: Dean y Griphook el duende, que parecía a penas consciente, mantenido en pie por las cuerdas que le ataban a los humanos.

Los duendes no eran las criaturas favoritas de ninguno, pero la imagen que ofrecía el libro era ciertamente lamentable.

-Oh, así es mucho mas fácil, gracias, Ron -dijo Luna, y empezó de nuevo a
trabajar en sus ataduras- ¡Hola, Dean!
Desde arriba llegó la voz de Bellatrix.
-Estas mintiendo, asquerosa sangresucia, y lo sé! ¡Has estado dentro de mi cámara de Gringotts! ¡Dime la verdad!
Otro terrible grito...

Lily, Alice y Ángela seguían llorando, los hombres intentaban mostrarse fuertes, pero lo cierto es que el solo leer la tortura de Hermione los tenia enfermos.

-¡HERMIONE!
-¿Que mas cogieron? ¿Qué mas tomaron? ¡Dime la verdad o, lo juro, te
atravesaré con este cuchillo!

-Merlín!—gritó Ángela—que alguien haga algo, pero ya!

-¡Ya!
Harry sintió las cuerdas caer y se giró, frotándose las muñecas, para ver a Ron corriendo por la celda, levantando la mirada hacia el bajo techo, buscando una trampilla. La cara de Dean estaba magullada y sanguinolenta, dijo "Gracias" a Luna y se quedó allí de pie, temblando, pero Griphook se derrumbó en el suelo de la celda, con aspecto de estar atontado y desorientado, había muchos verdugones en su cara atezada.
Ron estaba ahora intentando Desaparecer sin varita.

Todos sin excepción entendían la desesperación del chico, pues la mujer que amaba estaba siendo torturada allá arriba, y el no podía hacer nada para evitarlo.

-No hay forma de salir, Ron -dijo Luna, observando sus infructuosos esfuerzos-. El techo es completamente a prueba de fugas. Yo lo intenté, al principio; el Señor Ollivander ha estado aquí mucho tiempo, él también lo intentó.
Hermione estaba gritando de nuevo. El sonido atravesó a Harry como un dolor físico.

Fue el turno de james de estremecerse, pues sabía con exactitud como se sentía Harry.

Apenas consciente del feroz dolor de su cicatriz, también él empezó a correr por la celda, tanteando las paredes aunque sabía, en el fondo de su corazón que era inútil.

La impotencia los recorría a todos, pese a saber que nada había pasado aún, estaban convencidos que, algunos años mas adelante hermione había sufrido ese dolor.

-¿Qué mas se llevaron, qué mas? ¡RESPONDEME! ¡CRUCIO!
Los gritos de Hermione resonaban entre las paredes de arriba, Ron estaba medio sollozando mientras aporreaba las paredes con los puños, y Harry con absoluta desesperación aferró la bolsita de Hagrid que llevaba al cuello y tanteó dentro de ella. Sacó la Snitch de Dumbledore y la sacudió esperando que ocurriera algo, aunque sin saber qué... no ocurrió nada... ondeó las mitades rotas de la varita de fénix, pero estaba sin vida... el fragmento de espejo cayó centelleando sobre el suelo, y vio un rayo de azul chispeante... el ojo de Dumbledore estaba mirándole desde el espejo.

-¿Qué?—pese a la preocupación por hermione, y la angustia que estaban viviendo todos se preguntaron cómo era posible que el ojo de alguien muerto se presentara en el espejo, era simplemente imposible. Como nadie sabía la respuesta james optó por seguir leyendo.

-¡Ayúdanos! -chilló hacia él loco de desesperación- Estamos en sótano de la mansión Malfoy, ayúdanos!
El ojo parpadeó y desapareció.

Aunque no supieran a quien pertenecía el ojo, pues era imposible que fuese de Dumbledore, rogaban al cielo que fuera quien fura enviara ayuda.

Harry no estaba seguro de si realmente había estado allí. Inclinó el trozo de espejo a un lado y al otro, y no voy nada reflejado en él excepto las paredes y el techo de su prisión, y arriba Hermione estaba gritando mas que nunca, y junto a él Ron estaba bramando,
-¡HERMIONE! ¡HERMIONE!

-por favor que pare ya—sollozó Lily que sabía mas que nadie en esa habitación el dolor que debía estar padeciendo hermione.

-¿Cómo entraron en mi cámara? -oyeron gritar a Bellatrix-. ¿Ese sucio
Duende los ayudó a entrar?
-¡Le conocimos esta noche! -sollozó Hermione-. Nunca hemos estado dentro de tu cámara... ¡No es la auténtica espada! ¡Es una copia, solo una copia!

-Creo que Dumbledore tenía razón, como siempre—dijo sirius solemne—hermione es mas valiente que inteligente, es una digna Gryffindor, pues a pesar el dolor que esta sufriendo protege la misión y yo realmente la admiro por eso.

Que lo dijera precisamente sirius hacía que esa verdad pesara mas, la verdad era que todos admiraban el temple de hermione.

-¿Una copia? -chilló Bellatrix-. ¡Oh, una historia probable!
-¡Pero podemos averiguarlo fácilmente! -llegó la voz de Lucius-. ¡Draco, vuelve a traer al duende, él puede decirnos si la espada es auténtica o no!
Harry se apresuró a atravesar la celda hasta donde Griphook estaba acurrucado en el suelo.
-Griphook -susurró en la oreja puntiaguda del duente-, debes decirles que la espada es falsa, no deben saber que es la auténtica, Griphook, por favor...
Podía oir a alguien bajando a la carrera los escalones hasta la celda. Al momento siguiente, la voz temblorosa de Draco habló tras la puerta.

Nuevamente sentimientos de asco se instalaron en todos, pues odiaban ver la forma en que Draco había terminado envuelto en eso.

-Quédense atrás. Alineados contra la pared. ¡No intenten nada, o morirán!
Hicieron lo que les decía. Cuando el cerrojo se descorrió, Ron accionó el
Desiluminador y las luces volvieron a su bolsillo, restaurando la oscuridad de la celda. La puerta se abrió de golpe. Malfoy marchó hasta dentro, con la varita sujeta ante él, pálido y decidido. Agarró al duende con el brazo y retrocedió, arrastrando a Griphook con él.

Lily seguía temblando siendo consolada por Remus, sirius no soltaba a Ángela y Alice seguía siendo abrazada por Frank. James leía con un nudo en la garganta lo que hacía que su voz sonara temblorosa.

La puerta se cerró y al mismo momento un ruidoso crack resonó dentro de la celda.
Ron accionó el Desiluminador. Tres bolas de luz flotaron de vuelta al aire desde su bolsillo, revelando a Dobby el elfo doméstico, que simplemente había Aparecido entre ellos.

No sabían porque pero se sintieron aliviados, pese a que solo era un elfo el que había aparecido, tal vez se debiera al hecho de que otro elfo sacara a Dumbledore y sirius de la cueva del falso horrocrux.

-¡DOB...!
Harry golpeó el brazo de Ron para evitar que gritara, y Ron pareció horrorizado ante su error. Se oyeron pasos cruzando el techo arriba, Draco llevando a Griphook ante Bellatrix.
Los enormes ojos con forma de pelota de tenis de Dobby estaban abiertos de par en par, estaba templando de los pies a las orejas. Estaba de vuelta en la casa de sus antiguos amos, y esto claramente le había dejado petrificado.

Nadie quería imaginar como trataban los Malfoy a un elfo domestico, por lo que agradecieron a quien quiera que hubiese librado al elfo de esa familia.

-Harry Potter -chilló con su mas fina y temblorosa voz-. Dobby ha venido a rescatarte.
-¿Pero como...?
Un horrendo grito ahogó las palabras de Harry. Hermione estaba siendo torturada de nuevo. Saltó a lo esencial.

No veían la hora de que los chicos salieran de allí, y agradecían que Voldemort aún no estuviera avisado.

-¿Puedes Desaparecerte fuera de esta celda? -preguntó a Dobby, quien asintió, sus orejas aletearon.
-¿Y puedes llevar humanos contigo?
Dobby asintió de nuevo.
-Vale. Dobby, quiero que cogas a Luna, Dean y al Señor Ollivander, y los lleves a... los lleves a....
-La casa de Bill y Fleur -dijo Ron-. ¡Shell Cottage a las afueras de Tinworth!
El elfo asintió por primera vez.

-¿Qué esperan?—dijo Lily angustiada—vayan por hermione y salgan de allí ahora!

-Y después vuelve, -dijo Harry-. ¿Puedes hacerlo, Dobby?
-Por supuesto, Harry Potter -susurró el pequeño elfo. Se acercó  presuroso hasta el Señor Ollivander, que parecía estar apenas consciente. Tomó una de las manos del fabricante de varitas en una de las suyas, después extendió la otra a Luna y Den, ninguno de los cuales se movieron.
-¡Harry, queremos ayudarte! -susurró Luna.
-No podemos dejarte aquí -dijo Dean.

La primera sonrisa desde que atraparan a los chicos, el hecho de que los jóvenes de esa generación fuesen tan decididos les daba esperanza a todos

-¡Márchense los dos! los veremos en la casa de Bill y Fleur.
Mientras Harry hablaba, su cicatriz ardió peor que nunca, y por unos segundos bajó la mirada, no hacia el fabricante de varitas, sino hacia otro hombre que era igual de viejo, igual de delgado, pero reía desdeñosamente.
-¡Mátame entonces, Voldemort, doy la bienvenida a la muerte! Pero mi muerte no te conseguirá lo que buscas... Hay mucho que no entiendes...
Sintió la furia de Voldemort, pero cuando Hermione gritó otra vez despertó, volviendo a la celda y al horror de su propio presente.

-No deben perder mas tiempo—dijo Frank, todos estaban al borde de la histeria.

-¡Vamos! -imploró a Luna y Dean-. ¡Vamos! ¡Los seguiremos en seguida!
Ellos cogieron los dedos extendidos del elfo. Se oyó otro ruidoso crack y Dobby, Luna, Dean y Ollivander se desvanecieron.
-¿Qué fue eso? -gritó Lucius Malfoy sobre sus cabezas-. ¿Oyeron eso? ¿Que fue ese ruido en la celda?

Contuvieron el aliento: si los chicos no lograban doblegar a quien fuese a revisar estaban perdidos.

Harry y Ron se miraron el uno al otro.
-¡Draco... no, llama a Colagusano! ¡Haz que vaya a comprobarlo!

No sabían como sentirse ante el hecho de que fuese Colagusano el que revisara el sótano.

Unos pasos cruzaron la habitación arriba, después se hizo un silencio. Harry sabía que la gente del salón estaba escuchando en busca de mas ruidos desde la celda.
-Vamos a tener que intentar abalanzarnos sobre él -le susurró a Ron. No tenían elección. En el momento en que alguien entrara en la habitación y viera la ausencia de los tres prisioneros, estarían perdidos-. Deja las luces encendidas, - añadió Harry, y oyeron los pasos de alguien descendiendo al otro lado de la puerta, retrocedieron contra la pared del otro lado.
-Quédense atrás. -les llegó la voz de Colagusano-. Quédense lejos de la puerta. Voy a entrar.

James, sirius y Remus eran los mas afectados por esa parte de la lectura, pues de nuevo recordaban las miles de veces que lo habían salvado de esos mismos Slytherin con los que ahora convivía.

La puerta se abrió. Durante una fracción de segundo Colagusano miró al interior de la aparentemente vacía celda, iluminada por tres soles en miniatura que flotaban en medio del aire. Entonces Harry y Ron se lanzaron sobre él. Ron agarró la varita de Colagusano y obligándole a apuntarla hacia arriba. Harry le estampó una mano en la boca, amortiguando su voz. Lucharon en silencio. La varita de Colagusano emitía chispas, su mano plateada se cerró alrededor de la garganta de Harry.

-Esa rata traidora—gruñeron sirius, james y Remus

-Si le llega a hacer algo a mi hijo lo mato con mis propias manos—dijo james furioso.

-¿Qué pasa, Colagusano? -gritó Lucius Malfoy arriba.
-¡Nada! -gritó Ron en respuesta, en una pasable imitación de la voz chillona de gColagusano-. ¡Todo bien!.
Harry a penas podía respirar.
-¿Vas a matarme? -consiguió decir Harry, intentando apalancar los dedos de metal-. ¿Después de que te salvé la vida? ¡Me debes una, Colagusano!
Los dedos de plata se aflojaron. Harry no lo había esperado.


Ni Harry ni  nadie mas, todos, en especial los merodeadores se sorprendieron ante lo que ese párrafo les descubría, primero que Colagusano no estrangulara a Harry, segundo el hecho de que Pettegrew le debiera la vida a Harry era extraño. ¿qué podría haber pasado para que Harry le hubiese salvado la vida al hombre por culpa del cual se había quedado huérfano?

Se liberó atónito, manteniendo la mano sobre la boca de Colagusano. Vio los llorosos ojillos de rata abiertos de miedo y sorpresa. Parecía tan sorprendido como Harry por lo que había hecho, ante ese diminuto y misericordioso impulso que le había traicionado, y volvió a estrangularle mas poderosamente, como para compensar ese momento de debilidad.

Lo odiaban mas que nunca, pero debían aceptar que le agradecían el hecho de que tuviese ese segundo de piedad.

-Y necesitamos esto -susurró Ron, arrancándole a Colagusano la varita de su otra mano.
Sin varita, indefenso, las pupilas de Pettigrew se dilataron de terror. Sus ojos habían resbalado de la cara de Harry hasta otro sitio. Sus propios dedos de plata se estaban moviendo inexorablemente hacia su propia garganta.

-No..—dijeron Ángela y Alice al tiempo, Lily parecía incapaz de hablar.

-No...
-Sin detenerse a pensar, Harry intentó tirar hacia atrás de la mano, pero no había forma de detenerla. La herramienta de plata que Voldemort había dado a su sirviente mas cobarde se había vuelto contra su desarmado e indefenso propietario. Pettigrew estaba recibiendo la recompensa por su vacilación, por su instante de piedad; estaba siendo estrangulado ante sus ojos.

James imaginó perfectamente la cara de Pettigrew, llena de terror como la habían visto tantas otras veces en el pasado.

-¡No!
Ron había soltado también a Colagusano, y juntos él y Harry intentaban apartar los dedos de metal de la garganta de Colagusano, pero fue inútil. Pettigrew se estaba volviendo azul.

No les gustaba nada lo que estaban leyendo, odiaban a Peter por supuesto, pero esa forma de morir era demásiado cruel.

Relashio! -dijo Ron, apuntando la varita hacia la mano de plata, pero no ocurrió nada.
Pettigrew cayó de rodillas, y en el mismo momento, Hermione soltó un grito atormentado arriba. Los ojos de Colagusano se pusieron en blanco en su cara púrpura; dio una última sacudida, y se quedó quieto.

Hubo un momento de silencio, donde experimentaban diferentes sensaciones, odio contra aquel que los traicionó, miedo por hermione, temor por Harry y Ron, angustia por como saldrían de esa situación pero sobre todo sorpresa y lástima por la muerte de Peter Pettegrew.

Harry y Ron se miraron el uno al otro, después dejaron el cuerpo de Colagusano en el suelo tras ellos, y corrieron escaleras arriba hacia el pasillo ensombrecido que conducía al salón. Se arrastraron cautelosamente hasta alcanzar la puerta del salón, que estaba entreabierta. Ahora tenía una vista clara de Bellatrix que bajaba la mirada hacia Griphook, que sujetaba la espada de Gryffindor en su manos de dedos largos. Hermione yacía a los pies de Bellatrix. Apenas se movía.

-Tienen que moverse con cautela—dijo Frank hablando como auror

-No pueden dar un solo paso en falso—aportó Remus.

-¿Y bien? -dijo Bellatrix a Griphook-. ¿Es la auténtica espada?

Contuvieron el aliento a la espera del veredicto del duende.

Harry esperó, conteniendo el aliento, luchando contra el dolor de su cicatriz.
-No -dijo Griphook-. Es una copia.
-¿Estas seguro? -jadeó Bellatrix-. ¿Totalmente seguro?
-Si -dijo el duende.
El alivio estalló en la cara de ella, toda tensión desapareció.
-Bien -dijo, y con un ondeo casual de su varita hizo otro profundo corte en la cara del duende, y este cayó con un grito a sus pies. Ella le pateó a un lado-.

Se asqueaban ante la evidente crueldad de la bruja.

Y ahora -dijo con una voz que destilaba triunfo-. ¡Llamaremos al Señor tenebroso! –Y se subió la manga y tocó con la punta de su dedo la Marca tenebroso.

-Voldemort!—dijeron al tiempo con temor.

Al instante, Harry sintió la cicatriz como si se hubiera abierto otra vez. Su
auténtico entorno se desvaneció. Él era Voldemort, y el esquelético mago que tenía ante él se reía desdentado, se enfureció por la llamada que sentía... les había advertido, les había dicho que no le convocaran a menos que fuera por Potter. Si se equivocaban...
-¡Mátame entonces! -exigió el viejo-. ¡No vencerás, no puedes vencer! Esa varita nunca, jamas será tuya...

-Así que si iba por la varita—dijo sirius con el aliento contenido.


Y la furia de Voldemort se desató. Una explosión de luz verde llenó la celda de la prisión y el frágil y viejo cuerpo se alzó en su cama dura y volvió a caer, sin vida, y Voldemort regresó a la ventana, su furia a penas controlada... Sufrirían su venganza si no tenían buenas razones para llamarle...
-Y creo -dijo la voz de Bellatrix-, que podemos deshacernos de la sangresucia Greyback, llévatela si quieres.

-Ni en tus sueños—dijo sirius escupiendo las palabras.

-¡NOOOOOOO!
Ron había irrumpido en el salón. Bellatrix miró alrededor, sorprendida,
giró su varita para enfrentar a Ron en lugar de...
-¡Expelliarmus! -rugió Ron, apuntando la varita de Colagusano hacia Bellatrix, y la de ella voló en el aire y fue capturada por la mano de Harry, que había entrado corriendo tras Ron.

Todos estaban sorprendidos ante el hecho de que Ron hubiese podido desarmar a la mortifaga mas fiel y mas letal, que antes, sin ayuda de nadie había sometido a tres magos y un hombre lobo.

Lucius, Narcissa, Draco y Greyback se dieron media vuelta. Harry gritó, "¡Desmanius!" y Lucius Malfoy se derrumbó junto a la chimenea. Rayos de luz salieron disparados de las varitas de Draco, Narcissa y Greyback. Harry se lanzó al suelo, rodando tras el sofá para evitarlos.
-¡ALTO O ELLA MUERE!
Jadeando, Harry se asomó por detrás del sofá. Bellatrix mantenía en pie
Hermione, que parecía inconsciente, y sujetaba su cuchillo en la garganta de Hermione.

Dejaron de respirar de nuevo, cuando creyeron que tenían la situación controlada, Bellatrix tomaba de nuevo el control, y para empeorar la situación voldemort no tardaría en aparecer.

-Dejen caer las varitas -susurró-. ¡Déjenlas caer, o veremos lo sucia que tiene la sangre esta desgraciada
Ron se quedó rígido, aferrando la varita de Colagusano. Harry se enderezó, todavía sujetando la de Bellatrix.
-¡He dicho que las dejen caer! -chilló ella, presionando la hoja contra la garganta de Hermione.
Harry vio aparecer gotas de sangre.

Ese sin duda había sido el peor capitulo hasta el momento, peor incluso que la persecución donde murió Ojoloco o aquel donde hermione y Harry fueron atacados en Valle Godric, o cuando Harry casi muere ahogado en la charca con su posterior destruida de horrocrux. En este capítulo habían estado mas cerca de la muerte que en ningún otro.

-¡De acuerdo! -gritó, y dejó caer la varita de Bellatrix al suelo a sus pies.
Ron hizo lo mismo con la de Colagusano. Ambos alzaron las manos a la altura de los hombros.
-¡Bien! -dijo ella maliciosa-. ¡Draco, recógelas! ¡El Señor Tenebroso esta de camino, Harry Potter! ¡Tu muerte se aproxima!

-Sobre mi cadáver—rugió Lily hablando por primera vez en mucho tiempo.

Harry lo sabía, su cicatriz estallaba de dolor, y podía sentir a Voldemort volando a través del cielo en la distancia, sobre un oscuro y tormentoso mar, y pronto estaría lo suficientemente cerca como Aparecerse ante ellos, y Harry no veía forma de escapar.

Y los demás tampoco veían una forma en que los chicos pudiesen salir de allí, solo Dumbledore recordaba a Dobby.

-Ahora -dijo Bellatrix suavemente, mientras Draco se apresuraba a volver hasta ella con las varitas-. Cissy, creo que deberíamos volver a atar a estos pequeños héroes, mientras Greyback se ocupa de la Señorita Sangre sucia. Estoy segura de que el Señor Tenebroso no te escatimará a la chica, Greyback, después de lo que has hecho esta noche.

-¿qué pasaría si un hombre lobo no transformado muerde a alguien?—preguntó Remus

-Creo que no se produciría transformación total—especulo Dumbledore—pero sin duda las heridas no sanarían completamente y desarrollaría algunos hábitos propios de los hombres lobo. Solo alguien como Greyback podría morder a alguien estando consciente de sus actos.

-Greyback es cruel por naturaleza—dijo Remus con tristeza—su único propósito en la vida parece ser convertir a cuantos mas pueda y hacer que otros carguen con esa maldición.


Al finalizar esta última palabra se oyó un peculiar chirrido arriba. Todos ellos levantaron la mirada a tiempo de ver la araña de cristal temblar; con un crujido y un amenazador cascabeleo, empezó a caer. Bellatrix, que estaba directamente bajo ella, dejó caer a Hermione y se lanzó a un lado con un grito. La araña de cristal de estrelló contra el suelo con una explosión de cristal y cadenas, cayendo sobre Hermione y el duende, que todavía estaba aferrado a la espada de Gryffindor.

Todos lamentaban la situación de hermione, pues tras todo el dolor físico por los crucios, se sumaba este nuevo dolor.

 Trozos brillantes de cristal volaron en todas direcciones. Draco se dobló por la mitad, cubriéndose con las manos la cara ensangrentada. Mientras Ron corría a sacar a Hermione de las ruinas, Harry aprovechó la
oportunidad. Saltó sobre el sillón y arrancó las tres varitas de la mano de Draco, apuntando con todas ellas a Greyback,
Desmaius!.
El hombre lobo se alzó sobre sus pies a causa del triple hechizo, salió volando hasta el techo y después se estrelló contra el suelo. Mientras Narcissa arrastraba a Draco fuera de peligro, Bellatrix se ponía en pie, con el pelo volando mientras blandía el cuchillo de plata; pero Narcisa había dirigido su varita hacia la puerta.

-No entiendo que demonios esperan para salir de allí—gritó sirius.

-¡Dobby! -gritó e incluso Bellatrix se quedó congelada-. ¡Tú! ¿Hiciste caer la araña...?

-Dobby—suspiraron con alivio

-Amo a ese elfo—dijo Lily

El diminuto elfo entró trotando en la habitación, su dedo tembloroso apuntaba a su antigua señora.
-No debe hacer daño a Harry Potter -chilló.
-¡Mátale, Cissy! -chilló Bellatrix, pero se oyó otro crujido, y la varita de Narcissa también voló en el aire para aterrizar al otro lado de la habitación.

Decir que estaban asombrados era quedarse corto, jamas, en todos los años que llevaban de vida, en el caso de Lily desde los once, nunca habían visto u oído que un elfo doméstico le quitara la varita a un mago o bruja.

-¡Asqueroso elfo! -ladró Bellatrix-. ¿Cómo te atreves a tomar la varita de una bruja, cómo te atreves a desafiar a tus amos?
-¡Dobby no tiene amos! -chilló el elfo-. ¡Dobby es libre, y Dobby tiene que salvar a Harry Potter y sus amigos!

Era sin duda el elfo mas raro que habían conocido, o mejor expresado, el elfo mas raro del que habían leído.

La cicatriz de Harry le cegaba de dolor. Atontado, supo que tenía momentos, segundos, antes de que Voldemort estuviera allí con ellos.
-Ron, cógela... y VETE! -chilló, tirándole una de las varitas, después se inclinó para sacar a Griphook de debajo de la araña. Cargándose al gemebudo duende, que todavía aferraba la espada, al hombro, Harry agarró la mano de Dobby y giró en el punto para Desaparecer.

De nuevo dejaron de respirar, la tensión se podría cortar con a mano, era totalmente palpable en el ambiente.

Mientras giraba en la oscuridad captó un último vistazo del salón con las figuras pálidas y congeladas de Narcissa y Draco, de la veta de rojo que era el pelo de Ron, y de un destello azul de plata voladora cuando Bellatrix tiró el cuchillo desde el otro lado de la habitación hacia el lugar donde él se estaba desvaneciendo... la casa de Bill y Fleur... Shell Cottage... la casa de Bill y Fleur... Había desaparecido a lo desconocido, todo lo que podía hacer era repetir el nombre de destino y esperar que eso fuera suficiente para llevarle allí.

-Cualquier lugar es mejor que donde estan—dijo Ángela.

-Me preocupa que sufra una despartición—comentó Alice.

El dolor en su frente le atravesaba, y el peso del duende la aplastaba. Podía sentir la hoja de la espada de Gryffindor golpeando contra su espalda, la mano de Dobby tirando de la suya, se preguntó si el elfo estaba intentado hacerse cargo de la Desaparición, empujarles en la dirección correcta, o intentando, aprentándole los dedos, indicar que todo iba bien... Y entonces golpearon tierra sólida y olieron el aire ensalitrado. Harry cayó derodillas, soltando la mano de Dobby, e intentado bajar gentilmente a Griphook al suelo.

-¿Están a salvo?—preguntó Lily casi reclamándole a su esposo una respuesta.

-¿Estás bien? -dijo cuando el duende se movió, pero Griphook simplemente lloriqueó.
Harry escudriñó la oscuridad. Parecía haber una casa de campo no muy lejos bajo el ancho y estrellado cielo, y creyó ver movimiento fuera.
-¿Dobby, es esto Shell Cottage? -susurró, aferrando las dos varitas que le había quitado a Malfoy, listo para luchar si era necesario-. ¿Hemos venido al lugar adecuado, Dobby?
Miró alrededor. El pequeño elfo estaba de pie junto a él.
-¡DOBBY!
El elfo se tambaleó ligeramente, con las estrellas reflejadas en sus grandes y brillantes ojos. Juntos, él y Harry bajaron la mirada a la empuñadura de plata que sobresalía del pecho del elfo.

-No….dobby—dijeron todos al tiempo

-Estará bien—dijo Ángela intentando convencerse así misma

-Dobby... no... ¡AYUDA!
No sabía ni le importaba si eran magos o muggles, amigos o enemigos; solo le importaba la mancha oscura que se extendía por el pecho de Dobby y que este había extendido sus brazos hacia Harry con una mirada suplicante. Harry le cogió y le tendió de lado en la fresca hierba.
-Dobby, no, no te mueras, no te mueras...

Se les hizo un nudo en la garganta y las mujeres lucharon por retener las lagrimas.

Los ojos del elfo se encontraron con los suyos, y sus labios temblaron por el esfuerzo que le suponía formar las palabras. Sus ultimas palabras
-Harry... Potter...
Y entonces sufrió un pequeño estremecimiento y el elfo se quedó inmóvil, y sus ojos no eran mas que grandes y vidriosos orbes, chispeando con la luz de las estrellas que ya no podían ver.

-Aquí acaba—dijo james tragando saliva

-Esa maldita arpía—dijo Lily, ella, Ángela y Alice fracasaron en su intento por contener las lagrimas.

-Pobre Dobby—dijo Alice

-Ese elfo tiene personalidad—dijo james—¿sigue con los Malfoy?

-Si—dijo Dumbledore

-Tenemos que liberarlo—decidió Lily.

-Concuerdo con la pelirroja—dijo sirius

-Hablando de elfos…-dijo Frank

-Creo que es hora de llamar a Kreacher—completó Dumbledore

Los demás asintieron y sirius buscó el falso horrocrux para intentar ganarse la confianza del elfo

-Estoy listo—anunció

Todos se acomodaron en sus asientos, pues de la reacción del elfo dependía que consiguieran un horrocrux, sirius abrió la boca y todos se tensaron.

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