domingo, 25 de septiembre de 2011

Capitulo 34: El cuento del príncipe



-¿Príncipe?—preguntó Ángela confundida, y los demás se encogieron de hombros, sin tener la menor idea de a que se refería el nombre del capitulo.

Harry permaneció arrodillado junto a Snape, simplemente mirándolo, hasta que de pronto una aguda y fría voz habló tan cerca de ellos que Harry se puso en pie de un salto, sujetando firmemente el frasco entre sus manos y pensando que Voldemort había vuelto a entrar a la habitación.

Lily se obligó a si misma a enviar todo el dolor y la tristeza por la muerte de Severus a algún lugar alejado de su mente, con el fin de poder concentrarse en la lectura y poder evitar que su hijo tuviese que sufrir todo eso, no lo permitiría y solo podría evitarlo si conservaba la calma.

La voz de Voldemort resonó desde las paredes y el piso, y Harry se dio cuenta de que estaba hablando para Hogwarts y todo lo que lo rodeaba, que quienes vivían en Hogsmeade y todos aquellos que aún peleaban en el castillo lo escucharían tan claramente como si estuviera parado detrás de ellos, sintiendo su aliento en sus cuellos, como un soplo de muerte.

Se estremecieron ligeramente al imaginar la sensación, solo tenían que recordar las veces en donde en algún enfrentamiento voldemort se había aparecido de repente, pues todos en esa habitación, exceptuando a Ángela, se habían enfrentado personalmente con voldemort, y la sensación de haberlo hecho no era nada agradable


- Han luchado con valor – dijo la voz, fría y aguda – valientemente. Lord Voldemort sabe apreciar el coraje.
“Aun así, han sufrido grandes pérdidas.

No pudieron evitar pensar en Fred, incluso en Snape, tampoco lograron evitar preguntarse cuantas otras bajas más había hasta el momento, recordaron cuando Greyback atacó a esa chica ¿habría atacado de esa forma a otros antes de que hermione y la profesora de adivinación lo sacaran de la batalla?, ¿Qué era de la suerte de los otros weasley? Y ¿Remus, Dora, y augusta estaban bien?, ¿y Neville?, esperaban que no les hubiese pasado nada malo.

Si siguen oponiendo resistencia morirán todos, uno a uno, pero no quiero que eso ocurra.

-Sí claro—bufó sirius indignado—como si le preocupara la vida de alguien, maldito asesino.

 Cada gota de sangre mágica que se derrama es una pérdida y un desperdicio.

-Y ¿Dónde está tu linaje de sangre pura perfecto?—reclamó james con furia.—eres mestizo, tu propósito es una farsa!.

“Lord Voldemort es piadoso. Ordeno a mis tropas retirarse inmediatamente.
“Tiene una hora. Entierren a sus muertes con dignidad y atiendan a sus heridos.

Lily había recobrado el color, pero era debido a la furia, la enfermaba que un monstruo como voldemort osara dirigirse de esa forma a sus detractores, odiaba que se mostrara así mismo como alguien piadoso.

“Ahora te hablo a ti, Harry Potter.

James, Remus y sirius apretaron con fuerza los puños, en una forma de buscar combatir la rabia, ninguno soportaba el hecho de que voldemort estuviese detrás de Harry y que se aprovechara de su bondad para atacarlo.

Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo. Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido. Si cuando acabe esa hora no has venido a verme, si no te has rendido, entonces la lucha se reiniciará. Pero esta vez yo mismo entraré en la batalla, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cada hombre, mujer o niño que trate de protegerte. Una hora.

-No lo escuches—dijo sirius negando categóricamente con la cabeza—solo esta asustado, teme no poder vencerte en una lucha justa.


Tanto Ron como Hermione sacudieron sus cabezas frenéticamente, mirando a Harry:
-No lo escuches – dijo Ron.
-Todo irá bien – recalcó Hermione, con firmeza – Sólo... volvamos al castillo, si ha ido al bosque necesitamos otro plan…

-Espero que no se le ocurra entregarse—dijo Lily aterrada—se sentirá culpable, lo sé.
-Todo irá bien, cielo—prometió james—saldremos de esto los tres, juntos, como la familia que somos.

-¿Y dónde nos piensas dejar a nosotros?—reclamó sirius señalando a Ángela, a Remus y a si mimo—lo siento, pero no se libraran de nosotros tan fácilmente.

-Ni de nosotros—aseguró Alice mientras los demás asentían de acuerdo con ellos—ya verás como todo sale bien y Harry y Neville no tendrán que vivir nada de esto.

La chica miró el cuerpo de Snape, y luego se apresuró en ir hacia la entrada del túnel. Ron fue detrás de ella. Harry recogió la capa de invisibilidad, y luego miró a Snape. No sabía que sentir, excepto una fuerte impresión por como Snape había sido asesinado, y la razón por la que eso había pasado.

Todos se sentían similar a Harry, ninguno (a excepción de Lily y Dumbledore) tenia a Snape en buen concepto, pero su muerte los había impactado a todos, incluso james y sirius se sentían asqueados y algo conmocionados por lo que había pasado.

Se juntaron en su regreso por el túnel, sin que ninguno de los tres hablara, y Harry se preguntó si Ron y Hermione aún podían escuchar a Voldemort resonando en sus cabezas, como a él le ocurría.
“Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo.

Jame y Lily se miraron con la impotencia gravada en sus rostros, ambos deseaban estar allí para su hijo, decirle que no escuchara a voldemort, que todo saldría bien, que las muertes no eran su culpa, pero estaban muertes, y no podrían ayudarle a su hijo, ni siquiera podrían darle animo, esa situación los estaba matando.

Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido… Una hora…”

-Si ese mal nacido toca a mi hijo el infierno será un premio comparado con lo que le espera cuando lo agarre—amenazó james con una voz que prácticamente nunca le habían odio, no había ni rastro de ese tono jovial y risueño que siempre estaba presente en él, aún mientras se burlaba de los mortifagos en medio de una batalla.

Pequeños trozos de algo parecían estar esparcidos en el frente del castillo. Faltaba una hora más o menos para el amanecer, y aún así todo estaba en completa oscuridad. Los tres se apresuraron a ir hacia los escalones de piedra. Un perro solitario, del tamaño de un bote pequeño, yacía frente a ellos. No había ninguna señal de Grawp o de su atacante. 

-Y seguimos sin saber nada de Hagrid—dijo Remus preocupado por el semigigante.

-Estará bien—aseguró sirius con confianza—es Hagrid después de todo.

El castillo estaba inusualmente silencioso. No había destellos luminosos, ni explosiones, gritos o exclamaciones. Las gárgolas de la desierta entrada estaban salpicadas de sangre.
-Es increíble—dijo Ángela con tristeza—Hogwarts convertido en eso.

-Lo sé—dijo Alice de igual modo—es impensable, jamás me lo habría imaginado.

Aún había esmeraldas esparcidas por el suelo, junto con trozos de mármol y madera astillada. Parte de las barandillas había sido destrozada.
- ¿Dónde estarán todos? – susurró Hermione.
Ron iba el primero en su camino hacia el Gran Comedor. Harry se detuvo en el umbral.

En ese momento Lily notó que su hijo se había quedado dormido en la alfombra, al igual que Neville, no pudo evitar pensar en lo que le esperaba a su bebe si llegaban a fallar, y la determinación de no hacerlo se hizo más fuerte que nunca, le hizo una señal a Alice, y ambas mujeres tomaron a sus hijos y los acostaron en dos cunas que james y Frank habían hecho aparecer, Dumbledore esperó solo el tiempo suficiente para que las dos se ubicaran de nuevo en sus lugares y reemprendió la lectura.

Las mesas de las Casas ya no estaban, y la habitación estaba repleta. Los sobrevivientes se mantenían abrazados en grupos. Los heridos estaban siendo tratados por Madam Pomfrey y algunos ayudantes en una plataforma.

Una sombra de tristeza pasó por los profundos ojos azules de Albus Dumbledore, pues sabía que muchos inocentes debían haber muerto en la batalla, y más que nunca lamentó su descontrolada juventud y aquellos sueños que estuvo a punto de llevar a la realidad ¿era él en última instancia mejor que Voldemort?, en ese momento no lo sentía así.

Firenze se encontraba entre los heridos, emanaba sangre de su costado, y se sacudía desde donde estaba tendido, incapaz de ponerse de pie.
Los muertos se encontraban en una fila en el medio del salón.

Tragaron saliva con fuerza, con el temor aflorando en todos, miedo por reconocer nombres en los que se leyeran en el libro, el terror por saber que la guerra de voldemort había cobrado más vidas de grandes magos y brujas.

Harry no podía ver el cuerpo de Fred, ya que su familia lo rodeaba. George estaba arrodillado junto a su cabeza, la señora Weasley; tendida sobre el pecho de Fred, temblando incontrolablemente.

-No puedo siquiera imaginarlo—dijo Lily mirando con adoración a su hijo—perderlo sería insoportable.

-Duele Solo imaginarlo—confirmó Alice también mirando a Neville.

El señor Weasley le acariciaba el cabello, mientras las lágrimas caían de sus ojos.

Ahora fue el turno de james y Frank de estremecerse, ninguno soportaría ver a su hijo tirado frente a él sin vida, preferirían morir a tener que pasar por algo así.

Sin decirle nada a Harry, Ron y Hermione se alejaron. Harry vio a Hermione aproximarse a Ginny, cuya cara estaba hinchada y turbada, y abrazarla.

-Al menos sabemos que Ginny está bien—masculló Ángela con voz rota.

-Eso dará un poco de tranquilidad a Harry—comentó Remus.

 Ron se acercó a Bill, Fleur y Percy, quien puso un brazo alrededor de los hombros de Ron. Mientras Ginny y Hermione se aproximaban más al resto de la familia, Harry observó los cuerpos tendidos junto a Fred.


Dumbledore miró a los demás antes de seguir leyendo, con la pena plasmada en sus ojos, james y sirius de inmediato entendieron lo que había ocurrido, pero aún así no dijeron nada, con la esperanza de estar equivocados.

Remus y Tonks,

-No!—dijo Lily sollozando mientras su esposo la abrazaba con fuerza mientras intentaba con escaso éxito controlar el par de lagrimas que se escaparon de sus ojos.

-Yo..yo—balbuceó Remus pensando—Dora—terminó con voz cortada.

-No va a pasar—prometieron james y sirius perfectamente sincronizados mientras Lily abrazaba a un consternado Remus y sollozaba sobre su pecho.

-Esa niña desobediente—gruñó sirius—es que haré que Drómeda le enseñe a obedecer!—finalizó pensando en su sobrina.

-Tranquila, Lily—dijo Remus cuanto estuvo un poco más calmado—estoy aquí, nada me ha pasado, todo va a salir bien.

-Es..solo…n-no lo puedo soportar—sollozó y Remus le dio palmaditas en la espalada—james, sirius y tu muertos—balbuceó—y no sabemos que ocurrió con Alice y Frank—seguía sollozando—¿c-como es po-posible que todo esto pueda pasar?.

-No pasara Lils—prometió su esposo—por algo nos llegó este libro, es para que cambiemos todo esto, Remus y sirius estarán bien, Alice y Frank llevaran a Neville a jugar con Harry y tu y yo organizaremos la mejor fiesta de 17 años para nuestro hijo, ya lo verás, además, le prometimos a Remus que sería el padrino del siguiente niño—le recordó con una sonrisa dulce.—no podemos dejarlo con las ganas ¿o si?

-Y dijimos que Sev sería el padrino si era  niña—le recordó Lily limpiándose las lagrimas, todos fruncieron el ceño—aunque creo que ya no será posible, Severus está más allá de nuestra ayuda.

-Luego lo hablaremos—decidió james—profesor, por favor—y Dumbledore siguió leyendo.


 pálidos, quietos y con una mirada de paz, parecían dormir bajo el negro cielo encantado.

James, Remus y Sirius se miraron y los tres supieron que estaban pensando exactamente lo mismo: el último de los merodeadores había caído, y justo cuando había alcanzado la felicidad, cuando encontró una esposa que lo adoraba y tuvo un precioso hijo que ahora, si no lograban cambiar la historia, tendría que crecer sin sus padres, le esperaba un destino similar al del mismo Harry.

El Gran Comedor parecía alejarse volando, hacerse más pequeño, encogerse, mientras Harry se alejaba rápidamente del umbral. No podía respirar.

-Por favor que no cometa una locura—suplicó Lily que entendía perfectamente cómo debía estarse sintiendo su hijo después de ver tanta muerte y tantos seres queridos que ya no volverían a estar con el.

No podía soportar mirar los demás cadáveres para ver quienes más habían muerto por él.

-No es culpa de Harry—susurró Remus—todos los que nos presentamos a luchar lo hicimos porque queríamos un mundo mejor, un mundo donde nuestros hijos no tuviesen miedo de salir y de creer en lo que cada uno desee.

-El no lo ve así—dijo Lily triste—sobre todo después de lo que Voldemort le dijo.

No podía soportar el estar con los Weasley, no podía mirarlos a los ojos sabiendo que de haberse rendido de inmediato, Fred nunca hubiese muerto.

-De haberse rendido tal vez Fred no habría muerto en ese momento—concedió Ángela—pero habría tenido que vivir en un mundo lleno de miedo dominado por Voldemort, eso, claro, si los sobrevivientes se rendían y no seguían luchando pese a la muerte de Harry—Lily se estremeció ante la posible muerte de su hijo.


Dio media vuelta y corrió hacia la escalera de mármol. Lupin, Tonks…

Remus, pese a su conmoción por la muerte de Tonks, sintió un súbito arrebato de cariño hacia Harry, al ver lo mucho que el hijo de su amigo lo quería, y supo que en el futuro, cuando decidió nombrar a Harry padrino de teddy, había tomado la mejor decisión, ahora solo esperaba que Harry sobreviviera la guerra, para que en caso de que fallaran, teddy tuviese un padrino que le contara de sus padres y le dijera porque habían muerto.

Anhelaba no sentir… deseaba poder arrancarse el corazón, el estómago, todo lo que gritaba dentro de él.

Sentían pena absoluta por Harry, además de tristeza por la muerte de sus seres queridos, todos ellos o ya tenían, como en el caso de Remus, o se habían ganado durante la lectura, un lugar especial en el corazón de todos ellos, y lamentaban profundamente cada pérdida.

El castillo estaba completamente vacío, incluso los fantasmas parecían haberse unido a la masa de luto en el Gran Comedor. Harry corrió sin detenerse, aferrando el frasco de cristal que contenía los últimos pensamientos de Snape, sin aminorar el paso hasta que llegó a la gárgola de piedra que cuidaba la oficina del director.

-¿Para que quiere ir a la dirección?—preguntó Frank confundido.

-Mis artefactos más preciados están allí—dijo Dumbledore—incluido mi Pensadero, y debe necesitarlo para ver lo que Severus le haya dejado.

-Si claro—dijo sirius—cuando Snape se hizo director seguramente se deshizo de todo eso—Dumbledore no objetó nada, simplemente se limitó a volver a leer.

- ¿Contraseña?
- ¡Dumbledore! - gritó Harry sin pensarlo, pues era a él a quien quería ver, y para su sorpresa, la gárgola se hizo a un lado, abriéndole el paso a la escalera de espiral a sus espaldas.

-La contraseña es ¿Es…e-es Dumbledore?—dijo un muy asombrado Frank.

-A lo mejor la gárgola resultó tan dañada que no reconoce contraseña—propuso James.


Pero cuando Harry irrumpió en la oficina circular la encontró cambiada. Los portarretratos que colgaban de las paredes estaban vacíos. Ni un solo director o directora permanecía allí para verlo, todos, según parecía, se habían ido, tal vez porque en las pinturas alrededor del castillo podían ver más claramente lo que estaba pasando.

-Seguramente—aceptó Lily

Harry miró desesperanzado al marco vacío de Dumbledore, que colgada directamente detrás de la silla del director, y luego le dio la espalda.

Dumbledore de nuevo sintió una oleada de culpa, Harry, pese a todo lo que había descubierto sobre él en aquel peligroso viaje, seguía confiando en su mentor, Dumbledore de nuevo le fallaba a alguien que había confiado en el, tal y como con su hermana Ariana.


 El Pensadero de piedra se encontraba en la misma cabina de siempre. Harry lo cargó hasta el escritorio e introdujo los recuerdos de Snape en la gran vasija con las marcas de runas en el borde.

Todos se inclinaron sobre sus asientos en dirección a Dumbledore, ávidos por recibir información que les ayudara a entender la acción de Snape, porque para todos eran un misterio la razón por la cual un mortifago le entregaría sus recuerdos a Harry, en especial, cuando Harry podría hacer caer a su líder.

Escapar a la cabeza de otro sería un gran alivio… nada podía ser peor que sus propios pensamientos, aunque hubiesen pertenecido a Snape.

-Debe sentirse peor de lo que pensábamos—dijo sirius sin poder contenerse—para pensar que ni los recuerdos de Snape podrían ser peores que los suyos.


Los recuerdos se arremolinaron, plateados y extraños, y sin dudarlo, con un sentimiento de imprudente abandono, aún sabiendo que esto aumentaría su pesar, Harry se zambulló.

Lily se sentó un poco más erguida, era la más confundida con las acciones de Snape, pues, unos segundos antes de su muerte quería entregar a Harry a voldemort y después le daba recuerdos sin motivo aparente.

Sintió la luz del sol, y sus pies tocaron un suelo cálido. Al enderezarse, pudo ver que estaba en un patio de juegos casi totalmente desierto.

-¿Patio de juegos?—preguntaron varios al tiempo, se podía notar la confusión en su voz.

Una única y gran chimenea era lo que distinguía en el lejano horizonte. Dos niñas se columpiaban hacia delante y atrás, y un niño delgadísimo las observaba desde detrás de unos arbustos.

Lily dio un respingo, cuando recordó la primera vez que había visto a Severus ¿seria posible que esos fueran los recuerdos que estaba viendo su hijo?, ¿sería quizá, que en el último momento de su vida, Severus se había arrepentido de todo lo que había hecho y estaba pidiéndole a Harry perdón?, ¿seria que después de todo su amigo Sev no estaba tan perdido como ella pensaba?, esperaba tener razón, especialmente con ese último pensamiento.

Su cabello negro era largo, y su ropa era tan desastrosa que parecía a propósito: jeans demasiado cortos, un abrigo lamentable y demasiado largo que podía haber pertenecido a un adulto y una extraña polera que parecía un delantal.

-Sev—susurró Lily muy bajo—oh, sev!


Harry se acercó al muchacho. Snape parecía tener unos nueve o diez años, pálido, pequeño y rudo. Había codicia sin disfrazar en su delgado rostro, mientras observaba a la más joven de las dos hermanas columpiarse más y más alto que su hermana.



- ¡Lily, no hagas eso! –

-Oh!—dejó escapar Lily con una exclamación ahogada mientras todos la miraban interrogantes y Dumbledore leía con una sonrisa.

-¿Qué significa eso?—preguntó un muy confundido sirius dado que James no podía hablar.

-Ya sabían que Sev..Snape y yo fuimos amigos antes de Hogwarts—le recordó Lily.

-No me refiero a eso—replicó Sirius impaciente—me refiero a la razón por la que Snape le dio esos recuerdos a Harry.

-Estoy tan confundida como tú en eso—contestó Lily con el ceño fruncido.


gritó la mayor
Pero la chica se había soltado del columpio en el punto más alto de este, y voló por los aires (literalmente, voló) y se lanzó hacia el cielo con una gran carcajada, y en vez de estrellarse contra el asfalto de patio, se elevó como un trapecista por el aire, manteniéndose arriba durante bastante tiempo y aterrizando suavemente.

-Eso es magia muy avanzada—dijo Frank sorprendido mirando a una sonrojada Lily que estaba sonriendo con añoranza.—ningún niño la controla y tu decidías usar tu magia, es increíble.

-Pero es Lily ¿Qué otra cosa esperabas?—le contestó su esposa sonriendo.

-Es que mi Lils es grandiosa—dijo un James bastante orgulloso besando la mejilla de su mujer, quien le sonrió encantada.

- ¡Mamá te dijo que no lo hicieras!
Petunia dejó de columpiarse hundiendo sus sandalias en la tierra, provocando un crujido, y luego se puso de pie, con las manos en la cintura.

-Tuney—susurró Lily con tristeza y James la abrazó mientras Remus le sonreía con cariño.

- ¡Mamá dijo que no tenías permiso para hacerlo, Lily!
- Pero estoy bien – dijo Lily, aún riendo – Tuney, mira esto. Mira lo que puedo hacer.

-Es realmente sorprendente Lily—la felicitó Remus—Frank tiene razón, ningún niño puede dominar la magia a esa edad, solo explota cuando se enoja o tiene miedo, pero la forma en que tu lo hacías—sacudió la cabeza—creo que Harry tiene suerte, James es brillante y tu eres la mejor bruja que he conocido—se volvió hacia Alice y Ángela—sin ánimo de ofender.

-No nos ofendes—contestaron las dos para que Alice continuara—Lily es la mejor.
 
Petunia miró alrededor. El patio estaba vacío, a excepción de ellas mismas y, a pesar de que ellas no lo sabían, Snape.

James abrazó posesivamente a su esposa, él siempre había sospechado que Snape sentía mucho más que amistad por Lily, y el hecho de que en el momento de su muerte pensara en ella, no le gustaba para nada.

 Lily recogió una flor que se había caído del arbusto detrás del cual Snape se escondía. Petunia avanzó, evidentemente dividida entre la curiosidad y la desaprobación.

-Ella solo quería poder hacerlo también—recordó Lily triste—luego me culpo porque yo era una bruja y ella no, más tarde solo me odiaba.

Lily esperó a que Petunia estuviese lo suficientemente cerca como para ver bien, y luego abrió la palma de su mano. La flor se sentó ahí, abriendo y cerrando sus pétalos, como si fuera una ostra extraña y bizarra, con muchos labios.

Lily revivía la escena en su cabeza, jamás se imagino que Severus hubiese estado tanto tiempo observándolas.

- ¡Detenlo! – chilló Petunia.
- No te hace daño – replicó Lily, pero cerro su mano y arrojó la flor.
- No está bien – dijo Petunia, pero sus ojos habían seguido el vuelo de la flor hacia el suelo, y los mantuvo fijos en ese lugar - ¿Cómo lo haces? – añadió, con una voz que indicaba cuanto quería saber. 

-Me habría encantado que tu también pudieses hacerlo—dijo Lily con añoranza—así no habrías terminado odiándome.

-No te culpes—dijo James con ternura—ella no supo manejarlo, tú no hiciste nada malo.

- Es obvio, ¿no? – Snape ya no podía contenerse, y saltó de detrás de los arbustos.

-Recuerdo ese día—comentó Lily melancólica—me dijo que era una bruja y yo creí que me estaba insultando.

Petunia gritó y retrocedió corriendo hacia los columpios, pero Lily, aunque claramente asustada, permaneció donde estaba.

-Toda una Gryffindor ¿eh, pelirroja?—dijo sirius y Lily le sonrió radiante.

 Snape pareció lamentar haber aparecido. Una capa de rubor se posó en sus pálidas mejillas mientras miraba a Lily.

-No se porque pensó que me importaba como se vestía—comentó Lily—lo que de verdad vale es el tipo de persona que eres—James se mordió la lengua para no hacer algún comentario despectivo contra Snape.

- ¿Qué es obvio? – preguntó Lily.
Snape parecía nervioso y exaltado. Mirando a Petunia, que se asomaba por detrás de los columpios, bajó la voz y dijo:
- Yo sé lo que eres.

James sentía que los celos bullían en su interior, pero no pensaba demostrárselo a nadie, solo sirius y Remus sabían que su amigo estaba molesto con la situación.

- ¿Qué quieres decir?
- Eres… eres una bruja – susurró Snape.
La niña se mostró ofendida.
- ¡Eso no es algo muy agradable para decirselo a alguien!

Lily no pudo evitar sonreír recordando ese primer encuentro, y pensar que ese niño extraño se llegaría a convertir en su mejor amigo y le iba a informar su pertenencia a aquel mundo mágico que le había dado a sus mejores amigos, y a su familia.


Se dio vuelta, con la nariz hacia arriba, y se alejó hacia su hermana.
- ¡No! – dijo Snape. Ahora estaba completamente colorado, y Harry se preguntó porque no que quitaba su ridículamente largo abrigo, a menos que fuera porque no quería mostrar el delantal que traía debajo. Aleteó detrás de las chicas, pareciéndose grotescamente a un murciélago, al igual que su yo mayor.

James se obligó a si mismo a no soltarse a reír a carcajadas al ver que su hijo parecía pensar igual que él, y que encontraba a Snape exactamente igual que como su hijo lo describía.


Las hermanas lo examinaron con una mirada desaprobatoria, y se colgaron de las poleas de uno de los columpios, como si ese fuera un lugar seguro.

-No entiendo como después de todo lo que pasamos terminamos así—comentó Lily triste—enfrentados en bandos opuestos, con ideales contrarios—Dumbledore la miró y se preguntó que pensaría Lily cuando la verdad sobre Snape saliera a la luz.

- Lo eres - le dijo Snape a Lily – Eres una bruja, te he estado observando desde hace tiempo. Pero no tiene nada de malo, mi madre también lo es, y yo soy un mago.

-Bueno, yo lo habría tildado de loco si fuese de familia muggle—dijo Ángela con diversión al ver a Lily tan triste.—no es que haya tenido mucho tacto para decírtelo ¿o si?.

-No, no lo tuvo—contestó Lily con pena—pero fue el primero en decírmelo, me contó todo lo que sabía, gracias a el, cuando llegue a Hogwarts, no estuve tan perdida y sabia muchas cosas que otros hijos de familia muggle desconocían.

James odiaba que su esposa se sintiera en deuda con Snape, pero sabia que su mejor camino era apoyarla.


La risa de Petunia era como agua fría.
- ¡Un mago! – exclamó, recuperando el coraje ahora que ya había superado el susto la aparición repentina - ¡Yo sé quien eres! ¡Eres ese tal Snape! Vives al terminar Spinner End, cerca del río – le dijo a Lily, y era evidente por su tono de voz que consideraba la dirección muy poco recomendable - ¿Por qué nos has estado espiando?

-Tuney nunca fue muy amable con Severus—comentó Lily como quien no quiere la cosa.

-La primera cosa con sentido común que hace tu hermana—replicó sirius y se ganó un pellizco de Ángela y una mirada de advertencia de james y Remus.

- ¡No he estado espiando! – dijo Snape, acalorado, incómodo y con el cabello sucio bajo la luz del sol – No te espiaría a ti, de todas formas – añadió con desprecio – eres una muggle.

-¿Lo ves?—dijo james incapaz de contenerse—desde pequeño ya había definido su punto de vista, ya estaba en contra de los muggles.

-Conmigo nunca fue así—declaró Lily con voz rota—no quiero justificarlo, pero conmigo siempre se porto bien, nunca me hizo menos por ser hija de muggles.

-Oh, claro que no—ironizó sirius—solo cuando te lo gritó delante de toda la escuela san..san..o bueno tu ya sabes que!.

-SOLO PORQUE USTEDES LO MOLESTABAN!—Gritó Lily a su vez.

-No lo justifiques!—exigió sirius.

-Es suficiente!—dijeron Remus, james y Dumbledore al tiempo, mientras los demás escuchaban sin saber si intervenir o no.

-Tranquilícense los dos—ordenó Dumbledore—no es momento para eso, además sirius, no debes juzgar sin conocer toda la historia.—le previno y antes de que sirius le replicara continuo—¿o a ti te habría gustado que James o Remus te hubiesen dado la espalda solo porque te apellidas Black?.

-Eso es diferente—se defendió sirius.

-No lo es—lo cortó Dumbledore—ahora, por favor, cálmate para seguir la lectura—y sirius enfurruñado con Lily dándole miradas asesinas se quedó en silencio y Albus continuó leyendo.

Aunque claramente Petunia no entendía la palabra, intuía lo que era por el tono.
- ¡Ven, Lily, vámonos! – dijo fríamente. Lily obedeció a su hermana de inmediato, mirando a Snape mientras se iba. Él no dejó de mirarlas en su camino hacia el portón de la plaza, y Harry, el único que quedaba para observarlo, pudo reconocer en él una amarga decepción, y comprendió que Snape había estado planeando este momento desde hacia mucho, y que le había salido completamente mal…

Lily se sintió repentinamente culpable, no sabia que Severus llevaba tanto tiempo planeando ese día.


La escena se disolvió, y antes de que Harry se diera cuenta, se rehizo a su alrededor. Ahora estaba en un pequeño bosque. Podía ver el agua de un río brillando a través de los troncos. Las sombras que daban los árboles dejaban un claro verde y fresco. Dos niños se encontraban sentados en suelo, cara a cara y con las piernas cruzadas. Snape se había quitado el abrigo, y su delantal parecía menos peculiar a media luz.
- … y el Ministerio puede castigarte por hacer magia fuera de la escuela, te envían cartas.

Lily rió quedamente y ante la mirada interrogante de todos se explicó.

-Ese día creí que los dementores vendrían por mi por haber hecho magia fuera de la escuela—explicó y los demás (a excepción de james y sirius) rieron con entusiamo.

- ¡Pero yo sí he hecho magia fuera de la escuela!
- Estamos a salvo. Aún no tenemos nuestras varitas. Te dejan en paz cuando eres un niño y no puedes evitarlo. Pero cuando cumples once – y asintió, dándose importancia – y te comienzan a entrenar, debes ser más cuidadoso.
Hubo un pequeño silencio. Lily había recogido una ramita caída y la hacía girar en el aire; Harry supo que la niña imaginaba chispas saliendo de ella.


-Me alegra que Harry pueda ver esos recuerdos—dijo Lily y james de mala gana tuvo que admitir que estaba de acuerdo con ella—al menos ahora ve algo mío que no ha sido contado por nadie que no sea yo, lo ve como si hubiese estado allí.

-Ya verás que Harry estará contigo en cada momento feliz de tu vida a partir de ahora—dijo Remus.—y sabrá de tu propia boca todo lo que tu quieras.

-Gracias, Remus—dijo Lily con dulzura—y tu verás que tendrás la familia que quieres, por cierto, me pido ser la madrina de bodas—terminó logrando que Remus se sonrojara.

Luego dejó caer la ramita y se inclinó hacia el chico.
-Es verdad ¿no? ¿No es una broma? Petunia dice que me estás mintiendo. Petunia dice que no existe Hogwarts. Es verdad, ¿no?
- Es verdad para nosotros – dijo Snape - no para ella. Pero recibiremos la carta, tú y yo.
- ¿En serio? – susurró Lily.
- Definitivamente – dijo Snape, e incluso con su mal corte de cabello y su extraña ropa, su figura pareció enaltecerse en frente de ella, lleno de confianza en su destino.

James gruñó casi en silencio, Lily lo miró interrogante pero el solo negó con la cabeza, sin molestarse en darle ninguna explicación.


- ¿Y de verdad me llegará por lechuza? – susurró Lily.

-No—corrigió James serio sorprendiendo a muchos—así es solo para los de familia de magos, para los hijos de muggles el proceso es diferente.

-¿Estas bien james?—preguntó Ángela con cautela intercambiando miradas confusas con Lily.

-¿Yo?—cuestionó james—estoy perfectamente.

- Normalmente – dijo Snape – pero eres hija de muggles, así que alguien de la escuela tendrá que venir a explicarsele a tus padres.

-Ahora cree que lo sabe todo—se burló james en voz baja pero nadie le prestó atención.

- ¿Existen diferencias por ser hija de muggles?
Snape dudó un instante. Sus ojos negros, impacientes y repentinamente abatidos, recorrieron la pálida cara y el cabello rojo oscuro.
- No – dijo – No existe ninguna diferencia.

-Maldito mentiroso—gruñó james.

-James!—dijo Lily—¿Quieres decirme que te pasa?.

-Oh, nada—contesto con sequedad—es que no se si lo recuerdes, pero Quejicus no es de mi agrado.

-Pero antes no estabas así de insoportable—le indicó Lily.

-Ahora soy insoportable—empezó james pero Remus intervino.

-James—dijo con voz autoritaria, esa que usaba cuando pensaba que sus amigos iban demasiado lejos en alguna broma y quería frenarlos—cuidado con lo que vas a decir, no querras decir algo de lo que luego te arrepentirás.

-¿Tu sabes que le pasa?—preguntó Lily.

-Al parecer, pelirroja—remarcó sirius—la única que no sabe lo que le pasa eres tú.—Lily lo miró confusa, pero nadie dijo nada al respecto y Dumbledore siguió leyendo

- Que bien –dijo Lily, relajándose. Estaba claro que eso la había estado preocupando.
- Tienes mucha magia – dijo Snape – pude verlo. Todo el tiempo que te observé…

James estaba muerto de celos y sentía rabia contra si mismo, si el no hubiese sido tan arrogante durante tanto hubiese podido estar con Lily mucho tiempo antes, pero por culpa de sus errores, Snape puso pasar mucho tiempo con su ahora esposa, y desde su punto de vista, ese hombre le había robado momentos con su Lily y eso era algo que no podía soportar.

Su voz fue desapareciendo, ella no estaba escuchando, pero se había estirado en el suelo frondoso y miraba hacia las hojas en las copas de los árboles que había sobre ellos. Él la miró con tanta intensidad como la había mirado en el patio de juegos.

Lily frunció el ceño, al parecer Severus la observaba mucho más de lo que ella imaginaba, cuando ella no lo observaba.

- ¿Cómo van las cosas en tu casa? – preguntó Lily.
Snape frunció un poco el entrecejo.
- Bien – dijo.
- ¿Ya no se pelean?
- Oh, sí. Sí se pelean – dijo Snape, recogiendo un montón de hojas y rompiéndolas, aparentemente sin darse cuenta de lo que estaba haciendo - Pero no falta mucho para que me vaya.

-¿Pelean?—preguntó sirius interesado.

-El padre de Severus no era una buena persona—le explicó Lily—el..bueno..el golpeaba a la madre de Severus—todos abrieron los ojos sorprendidos, solo Dumbledore conocía parte de la niñez de Snape—y también a el, sev trataba de estar fuera de casa tanto tiempo como pudiese—james dejó sus celos por un momento para sentir compasión y algo de culpa, pues, según lo que Lily les decía, Snape no tenia una buena vida en casa y ellos se la hacían difícil en el colegio—Tobias se molestó cuando Eileen le reveló que era una bruja,, y que Severus también lo era, y desde entonces, cada vez que bebía llegaba a golpearlos, Eileen trataba de proteger a sev, pero entonces el tenia que ver como su madre era golpeada por su padre hasta la inconsciencia

-Pero.¿por qué no se iba?—preguntó Alice consternada-¿Por qué no lo dejaba?

-Porque lo amaba—respondió Lily con simpleza—Eileen solo amaba a Severus más que a su esposo, no quería renunciar a el.

-Pero eso es ridículo—saltó Ángela—no puedes estar al lado de alguien que te maltrata y te hace daño.

-Muchas veces solo se piensa estar con la persona que se ama—dijo Dumbledore recordando a Mérope Gaunt—sin importar las consecuencias.

-Eso es inaudito—dijo Alice—para querer a alguien primero debemos querernos a nosotros mismos.

-Muchos no lo ven así—dijo Lily—y ese era el caso de la madre de Snape—concluyó.


- ¿A tu padre no le gusta la magia?
- Creo que no hay nada que le guste mucho – dijo Snape.
- ¿Severus?
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Snape cuando ella mencionó su nombre. 

James no podía decir que no sentía compasión por Snape, especialmente después de todo lo que habían leído a lo largo de ese capitulo y de lo que Lily les acababa de decir, pero aún así, los celos lo cegaban, no soportaba pensar que su enemigo pensara en su esposa de esa forma, no quería que Lily estuviese en los pensamientos de alguien más.

- ¿Si?
- Hablame otra vez sobre los Dementores.
- ¿Qué quieres saber de ellos?
- Si yo uso magia fuera de la escuela…
- ¡No te enviarán a los Dementores por eso! Los Dementores son para gente que ha hecho cosas realmente malas. Son los guardianes de la prisión mágica, Azkaban. Pero tú no irás a Azkaban, eres demasiado…
Snape se sonrojó nuevamente y destrozó más hojas.

Lily recordaba todas aquellas conversaciones con Severus, se preguntaba en que momento su amigo había cambiado tanto, ¿habría tenido ella la culpa de su cambio? ¿habría podido hacer algo más para alejarlo de las artes oscuras?


 Luego, un ligero crujido detrás de Harry hizo que se diera vuelta: Petunia, escondida detrás de un árbol, había perdido el equilibrio.
- ¡Tuney! – exclamó Lily, con una voz llena de sorpresa y bienvenida, pero Snape se había puesto de pie de un salto.
- ¿Quién espía a quién ahora? – gritó – ¿Qué es lo que quieres?

-Bueno—aceptó Ángela—Tu hermana no se había portado precisamente amable con él, era lógico que no le agradara su presencia.

-Tuney no se comportaría bien con ningún mago—aceptó Lily—cuando la profesora McGonagall fue a explicarle todo a mis padres, ella le dirigió una mirada de odio y se marchó de casa, rehusó entrar hasta que la profesora se marchó.

Petunia había perdido el aliento, alarmada por haber sido atrapada. Harry podía ver como luchaba por encontrar algo hiriente que decir.
- ¿Y tú, qué traes puesto? – dijo, señalando al pecho de Snape - ¿Una blusa de tu madre?

-Pero que grosera—dijeron Ángela y Alice al tiempo, totalmente indignadas.

-No puedo creer que tu seas familia de esa mujer—dijo Remus—lo siento Lily, es tu hermana, pero la verdad no es una buena persona.

-Solo está celosa—dijo Lily sin creerlo realmente.


Escucharon un “CRACK”: una rama cayó sobre la cabeza de Petunia. Lily gritó, la rama golpeó a Petunia en el hombro, quien retrocedió y se echó a llorar.
- ¡Tuney!
Pero Petunia había salido corriendo. Lily se volteó hacia Snape.
- ¿Tú hiciste que pasara eso?
- No – el chico parecía desafiante y asustado.
- ¡Fuiste tú! – la niña se alejaba, sin darle la espalda - ¡Fuiste tú! ¡La lastimaste!
- No… ¡no lo hice!
Pero la mentira no convenció a Lily: después de una última mirada fulminante, se fue corriendo del bosquecillo, detrás de su hermana, y Snape se quedó allí, miserable y confundido…

Dumbledore de nuevo creía que el poder del amor era increíble, Snape desde niño había sentido aversión por los muggles, y si no hubiese sido por Lily, habría sido fiel a Voldemort para siempre, pero su amor por una hija de muggles, había hecho que Snape cambiara su manera de pensar y arriesgara su vida por defender a la mujer que ama y a sus ideales.

Y el escenario se rearmó. Harry miró a su alrededor, se encontraba en el anden 9 y ¾, y Snape estaba a su lado, ligeramente encorvado, junto a una mujer delgada, pálida y con una mirada amarga, que le recordaba mucho a él.

-¿Qué otro aspecto puede tener una mujer que vive de la forma en que ella lo hacía?—preguntó Alice con tristeza—antes tiene la fuerza suficiente para vivir por su hijo y velar por el.

Snape miraba a una familia de cuatro miembros que se encontraba a una escasa distancia. Las dos niñas estaban un tanto alejadas de sus padres. Lily parecía estar discutiendo con su hermana. Harry se acercó más para escuchar.

-Ese día fue muy agridulce—recordó Lily triste y james olvidando sus celos la abrazó—me iba a un  mundo nuevo, pero mi hermana me rechazaba—comentó compungida pero sin rastro de lagrimas, al parecer, con el paso de los años había aprendido a aceptar la situación con Petunia

- ¡…lo siento mucho, Tuney, lo siento! Escucha – tomó la mano de su hermana, y la sostuvo, a pesar de que Petunia trataba de soltarse – Tal vez cuando llegue (¡Escucha, Tuney!) Tal vez cuando llegue, podré ir a hablar con el profesor Dumbledore y convencerlo para que cambie de opinión.

-Eres una gran persona Lily—la alabó Ángela—tu hermana te está tratando mal y aún así tu quieres hacerla sentir mejor y abogar por ella.

-Lily siempre ha sabido ver lo mejor de las personas—comentó Remus con una sonrisa agradecida—aún cuando tú mismo no lo veas.

-Tú eres el único que no ve lo que vales—replicaron sirius, james y Lily al tiempo y el hombre lobo se sonrojó.

- ¡Yo… no… quiero… ir! – dijo Petunia, forcejeando por quitar su mano de entre las de su hermana - ¿Crees que quiero ir a un estúpido castillo a aprender a ser una… una…?

-¿Una qué?—reclamó james molestó, odiaba que se metieran con su esposa.

-Ya no importa—lo calmó Lily contenta porque su actitud hosca hacia ella hubiese pasado—eso ocurrió hace mucho tiempo, ya lo he asimilado.

Sus ojos claros recorrieron la plataforma, sobre los gatos maullando en los brazos de sus dueños, sobre las lechuzas ululando y aleteándose unas a otras en sus jaulas, sobre los estudiantes, algunos ya vestidos con sus largas túnicas negras, cargando sus baúles al interior del tren escarlata o saludándose felices unos a otros después de un verano sin verse.

-No puede encontrar nada malo en eso—dijo Sirius—es genial cuando regresas a Hogwarts después de un largo verano sin ver a tus amigos.

-¿Lo sabrás por experiencia?—ironizó james—no pasaba una semana desde el inició de vacaciones y tu ya estabas en mi casa, y al poco tiempo se nos unían Remus y…y los tres la pasábamos genial—concluyó con un poco menos de entusiasmo al recordar a Peter.

-Y la vamos a seguir pasando—dijo sirius con el ánimo de eliminar el recuerdo de Peter—aunque Tía Dorea no esté, siempre tenemos a la pelirroja para que nos rete—insinuó pareciendo olvidar que poco antes había discutido con Lily—sino hay nadie que nos diga que nos comportemos ¿Dónde estaría la diversión?.

- ¿…crees que quiero ser un… un… fenómeno?
Los ojos de Lily se llenaron de lágrimas mientras Petunia conseguía recuperar su mano.

Pese a que a Lily aún le dolían las palabras de su hermana, en el momento en que Dumbledore leyó eso, sus ojos, contrario a su yo pasado, no se llenaron de lagrimas, por el contrario mantuvo una actitud digna y solo se molestó en dirigir un pensamiento triste a su hermana, sin embargo, los demás estallaron indignados.

-Tú eres el fenómeno—aseguró Alice incondicional.

-No te metas con ella!—rugieron los merodeadores al tiempo.


- No soy un fenómeno – dijo Lily – Es horrible que digas eso.
- Ahí es a donde vas – dijo Petunia, ardientemente – A una escuela especial para fenómenos. Tú y ese Snape… raros, eso es lo que sois. Es bueno que te separen de la gente normal. Es por nuestra propia seguridad.

-Lily, es tu hermana y todo—dijo James—pero no le voy a permitir que hable de ese modo de ti, si lo vuelve a hacer mientras yo este presente no responderé por mis actos—le juró.

Lily miró a sus padres, quienes miraban la plataforma con un aire de dicha total, disfrutando la escena. Luego volvió a mirar a su hermana, y su voz se volvió baja y fría.

-Espero que esta vez si te defiendas—dijo Ángela—ya esta bueno de que se meta contigo y tú te dejes.


-No pensabas que era una escuela para fenómenos cuando le escribiste al director rogándole que te aceptara.
Petunia se puso escarlata

-Bien dicho!—la felicitó sirius y Lily solo le sonrió de lado.


-¿Rogándole? ¡Yo no le rogué!
-Vi su respuesta. Fue muy amable.

-¿La prefecta perfecta revisando el correo de alguien más?—cuestionó sirius con mofa ganándose una mirada envenenada de parte de Lily.

-¡No debiste haberlo leído…! – susurró Petunia – Era algo privado… ¿Cómo pudiste?
Lily se delató a sí misma al mirar hacia donde se encontraba Snape. Petunia jadeó.

James se obligó a recordar que en ese tiempo no conocía a Lily, y mucho menos mantenía una relación con ella, además, pensó, si Snape no había obtenido más que una amistad luego de todo ese tiempo de amistad con Lily, ya no lo haría ahora que era un mortifago.

- ¡Ese chico la encontró! ¡Tú y ese niño han estado espiando en mi habitación!
- No… no espiando – ahora era Lily quien estaba a la defensiva – ¡Severus vio el sobre, y no podía creer que un no mago fuera capaz de contactar con Hogwarts, eso es todo! Dice que debe haber magos trabajando encubiertos en el servicio postal y que ellos se encargan de…

-Y ahí vamos de nuevo—suspiró Lily algo cansada—no entiendo porque Severus le dio ese recuerdos a Harry, alguien debió haberle dicho que en algún momentos fuimos amigos ¿no?

-Ehh…no lo creo—dijo Alice—ya sabes que Snape no le cae bien a mucha gente, casi a nadie de nuestro bando, y ningún mortifago le contaría a Harry anécdotas de sus padre, es probable que no lo supiera.


- ¡Aparentemente los magos meten las narices en todas partes! – dijo Petunia, ahora tan pálida como antes sonrojada - ¡Fenómeno! – le espetó a su hermana, encaminándose luego hacia sus padres.
La escena se disolvió una vez más. Snape recorría el corredor del Expreso de Hogwarts mientras este atravesaba el país. Ya se había puesto su túnica de la escuela, seguramente había aprovechado la primera oportunidad que había tenido para deshacerse de su extraña ropa muggle.


Sirius se rio entre dientes ante una exasperada Ángela, le encantaba que su ahijado pareciera tener el mismo concepto sobre “Quejicus” que ellos.

Al fin se detuvo, fuera de un compartimiento en el cual unos chicos muy ruidosos conversaban. Encogida en un asiento de la esquina, junto a la ventana, estaba Lily, con su cara apretada contra el cristal de la ventana.

-Ese fue el primer día que te vi—recordó james—y creo que no me porte muy bien—reconoció

-Te portaste como un idiota—le recordó Lily

-Lils!—reclamó james—tenia once años, he madurado!—aseguró

-Si, claro!—concedió Lily sarcástica y los demás empezaron a reír ante la fulminante mirada de James quien seguía reclamando que no había sido el único y que sirius estaba con el, a lo que su amigo contestaba “no me metas en esta cornamenta, es tu guerra” en medio de risas ahogadas.


Snape abrió la puerta del compartimiento y se sentó frente a Lily. Ella lo miró y luego volvió la vista hacia la ventana. Había estado llorando.
- No quiero hablar contigo – dijo con la voz contraída.
- ¿Por qué no?
- Tuney m-me odia. Por ver la carta que Dumbledore le envió.

-Bueno, siendo honestos—admitió Alice—no fue culpa de Snape.

-Oh, no, tú también!—reclamó sirius.

-¿Qué?—se defendió Alice—es verdad—terminó con un encogimiento de hombros.

- ¿Y qué?
Lily le lanzó una mirada de profundo desprecio.

-No puedo creer que hayas sido tan ciega—le recriminó james mientras Remus le dirigía una mirada de advertencia.

-Por favor, james—pidió Lily—no hablemos de eso, es mi pasado, yo no te juzgo a ti por tu pasado, te amo por lo que eres ahora sin importar como te portabas antes.

-Yo también te amo—aseguró james antes de besarla—intentare controlarme.—prometió.


- ¡Que es mi hermana!
- Ella es sólo una… - Snape se contuvo rápidamente, pero Lily, demasiado ocupada en secarse las lágrimas sin que nadie se diera cuenta, no lo escuchó.

A Lily le dolían aquellos detalles que no había notado antes, quizá, si se hubiese dando cuenta a tiempo podría haber hecho algo por alejar a su amigo del mal camino.

- ¡Pero nosotros nos vamos! – dijo él, sin poder contener la emoción en su voz - ¡Este es el gran momento! ¡Nos vamos a Hogwarts!
Ella asintió, restregándose los ojos, pero muy a su pesar, sonrió ligeramente.

-El momento mas fácil de todo niño mago—aseguró Remus recordando agradecido la oportunidad que Dumbledore le había dado—fue genial cuando supe que podría ir, jamás me habría sentido más feliz.

- Más te vale estar en Slytherin – dijo Snape, envalentonado por el hecho de que se hubiese alegrado un poco.
- ¿Slytherin?

James, rememorando ese día, pensó que no quería que su hijo viera esa faceta suya, había cosas de su pasado de las que no se sentía orgulloso, y haberse portado como un imbécil arrogante por mucho tiempo, era una de esas.

Uno de los chicos con los que compartían el vagón, que no había demostrado el menor interés en Lily o Snape hasta ese momento,

-No puedo creer que no te haya mirado antes de eso—dijo james atónito—si eras la niña más hermosa del mundo!—Lily se sonrojó y los demás rieron


miró a su alrededor al escuchar esa palabra, y Harry, cuya atención se había concentrado completamente en los dos que estaban junto a la ventana, vio a su padre: delgado, con el cabello negro igual que Snape, pero con ese aire indefinido de haber sido querido, incluso adorado, y que a Snape tanta falta le hacía.

-Bueno, en eso no se equivoca—dijo Remus—Tú madre te mimaba todo el tiempo.

-Lunático!—reclamó james cuando todos reían—esas cosas no se cuentan!, y eso que eres mi amigo.

-¿Quién quiere estar en Slytherin? Creo que me largaría si me pusieran allí ¿tú no? – preguntó James al chico tendido en los asientos de enfrente, y con un estremecimiento, Harry se dio cuenta de que era Sirius. Sirius no sonreía.

El presente tampoco lo hacía, se le había borrado la sonrisa de la cara y recordaba cómo se sentía ese día, el miedo por quedar en Slytherin, el miedo de que ese hecho le probara que no era tan diferente a su familia como pensaba, que lo pusieran en Gryffindor fue lo mejor que le pasó, antes de conocer a sus amigos y Ángela, por supuesto, aunque claro, ni james, ni Remus, ni Lily, ni Ángela, ni los demás estarían en su vida si no hubiese quedado en la casa de los leones.

-Toda mi familia ha estado en Slytherin – dijo.
-Rayos – dijo James – y yo que te tenia por buena persona. 

-Bueno, no me equivoqué—le dijo james a sirius con una sonrisa mientras los demás asentían, Remus y Lily con mas animo que los demás.

Sirius sonrió.
-Tal vez rompa la tradición. ¿A dónde te irías, si tuvieras que elegir?

-Y la rompiste!.—dijeron Remus y james riendo.

-Aún recuerdo el vociferador de tu madre—dijo james entre risas.

-Diciendo que habías deshonrado a la familia—continuó Remus.

-Una de las cosas por las que me siento más orgulloso en toda mi vida—aseguró sirius con una gran sonrisa.

James levantó una espada invisible.
-¡Gryffindor, donde habitan los valientes de corazón! Igual que mi padre.
Snape hizo un ruidito de disgusto. James se giró hacia él

-Es evidente lo diferente que eran—comentó Frank—desde la primera vista.

-Odio a primera vista—se burló Alice.


-¿Tienes algún problema con eso?
-No – dijo Snape, aunque el desprecio en su voz daba a entender otra cosa – Si prefieres lucir musculos antes que cerebro…
-¿A dónde esperas ir, viendo que no eres ninguna de las dos cosas? – interrumpió Sirius.

-Y desde ahí este par no se separó—recordó Lily mirando a su esposo y a sirius.

-Y solo unos días después se nos unió Remus—dijo sirius obviando su amistad con Peter

James se echó a reír. Lily se puso de pie, un tanto sonrojada, mirando a James y a Sirius con desagrado.

-Cómo nos miraste por los siguientes 6 años—le reclamó james.

-No fueron 6, solo cinco y un poco más—corrigió Lily risueña.

- Vamos, Severus, busquemos otro compartimiento.
- Oohhhhh…
James y Sirius imitaron su voz arrogante. James trató de empujar a Snape mientras pasaba.

-Y vi eso—le recordó Lily

-No me gusta—confesó james confundiéndolos a todos

-¿Snape?—se extrañó sirius—cornamenta, eso ya lo sabíamos

-No, no Snape—James sacudió la cabeza—no me gusta que Harry vea esa parte de mi—terminó cabizbajo

-Oh, cielo—lo alentó Lily—todos cometemos errores, y tú  lo has dicho, tenias once años, además, nunca has sido una mala persona, solo eras algo inmaduro.

-¡Te veo luego, Quejicus! – gritó una voz, mientras la puerta del compartimiento se cerraba de un portazo…
Y la escena se disolvió una vez más…
Harry estaba parado detrás de Snape, mirando las iluminadas mesas de las Casas, llenas de caras. Luego la profesora McGonagall dijo:
- ¡Evans, Lily!

-La selección!—dijo Alice emocionada—aún recuerdo la mía, estaba tan nerviosa!


Harry vio a su madre avanzar con las piernas temblándole y sentarse en el inestable taburete.

-¿Cómo no iban a temblarme las piernas?—cuestionó Lily—la selección es una ceremonia muy importante!.

La profesora McGonagall puso el Sombrero Seleccionador sobre su cabeza, y apenas un segundo después de que este tocó el cabello rojo oscuro, el sombrero gritó: “¡Gryffindor!”

-Ni duda de que seas una Gryffindor—dijo james acariciándole la mejilla—eres la mujer más justa y más valiente que he conocido en la vida.

Harry escuchó a Snape soltar un pequeño quejido.

­-No entiendo como Snape sabiendo lo que pensaban los Slytherin sobre la sangre—dijo Remus—esperaba que Lily quedara en esa casa, no conozco el primer hijo de muggles que pertenezca a esa casa

Lily se quitó el sombrero, se lo devolvió a la profesora McGonagall, y luego se apresuró en ir a la alegre mesa de los Gryffindors, pero mientras se encaminaba hacia allá miró a Snape con una sonrisa triste en su rostro. Harry vio a Sirius acomodarse en el banco para hacerle espacio. Ella le lanzó una mirada, pareció reconocerlo del tren, cruzó los brazos y firmemente le dio la espalda.

-Por supuesto que te reconocí del tren—le reprendió Lily—se habían portado los dos como unos idiotas niñitos mimados.

-También te queremos—contestaron james y sirius irónicamente ante la risa de los demás.

La llamada de la lista continuó. Harry vio a Lupin, Pettigrew y a su padre unirse a Lily y Sirius en la mesa de Gryffindor.

Como siempre que se hacia mención a Peter, sirius, Remus y james tenían problemas para controlar la rabia, Lily se sentía dolida y los demás sentían pena por los merodeadores.

Cuando faltaban sólo una docena de estudiantes para ser sorteados, la profesora McGonagall llamó a Snape.
Harry caminó junto a él hacia el taburete, lo vio ponerse el sombrero.
- ¡Slytherin! – gritó el Sombrero Seleccionador.

-Por supuesto—dijeron James y sirius perfectamente sincronizados.

Y Severus Snape caminó para el otro lado del Gran Comedor, lejos de Lily, hacia la mesa donde los de Slytherin le animaban, hacia donde Lucius Malfoy, con una placa de prefecto en el pecho, palmeaba a Snape en la espalda, mientras este se sentaba junto a él.

-Desde el inició creo amistad con los futuros mortifagos—dijo sirius con asco—lógico.

Y luego la escena cambió…

Lily y Snape caminaban por el patio de la escuela, evidentemente discutiendo. Harry se apresuró en alcanzarlos, para escuchar lo que decían. Mientras los alcanzaba, se dio cuenta de cuanto habían crecido. Parecía que había pasado un par de años desde el sorteo.

Todos seguían intrigados sobre le motivo que tenia Snape para entregarle sus memorias a Harry, y sobre todo unos recuerdos que eran sobre su amistad con Lily ¿quizá las cosas no eran como todos pensaban?, era la duda de muchos, ¿Qué misterio ocultaba Snape?


- ¿… a pesar de que se suponía que éramos amigos? – decía Snape - ¿Mejores amigos?
- ¡Lo somos, Sev, pero no me gustan algunas de las personas con las que te juntas! Lo siento, pero detesto a Avery y a Mulciber. ¡Mulciber! ¿Qué le ves, Sev? ¡Es aterrador! ¿Sabes lo que trató de hacerle a Mary Macdonald el otro día?

-Iba a lanzarle un Cruciatus—recordó Lily indignada—de verdad, nunca entendí que le vio Severus a ese par.

-Oh, nada—ironizó sirius—solo eran igual que el.

Lily había alcanzado un pilar y se apoyaba en él, mirando a la delgada y pálida cara.
- No fue nada – dijo Snape – Fue un chiste, eso era todo…

-Era magia oscura—reclamó Alice—no tiene nada de gracioso!.

- Era magia oscura, y si eso te parece gracioso…
- ¿Y qué hay con las cosas que hace Potter con sus amigos? – demandó Snape.

-Vaya, siempre piensa en nosotros—comentó sirius simulando que no le importaba.

-Y ni siquiera estábamos cerca—estuvo de acuerdo James—creo que calamos bien hondo en su corazón—terminó riéndose.

 El color volvió a su rostro mientras decía esto, incapaz, al parecer, de mantenerse enojado.
- ¿Qué tiene que ver Potter con todo esto? – preguntó Lily. 

-Eso ¿Qué tengo que ver yo?—demandó james simulando estar ofendido

- Se escapan de noche. Hay algo raro en ese Lupin. ¿A dónde va todo el tiempo?

-Idiota, siempre husmeando, queriendo saber lo que hacíamos—sirius no estaba nada feliz—¿Qué le importa a él lo que pase con Remus?, que mantenga su narizota apartada!—Remus le dirigió una mirada agradecida.

-Está enfermo – dijo Lily – Dicen que está enfermo…

-¿Ya lo sabias?—preguntó Remus con timidez

-Lo sospechaba—le confió Lily con una sonrisa—y me parecía muy noble de parte de sirius, james y de…muy noble de parte de ellos no alejarse de ti—dijo mirando a su esposo y a su amigo—porque estaba segura de que ellos lo sabían.

-¿Todos los meses en luna llena? – replicó Snape.
-Conozco tu teoría –dijo Lily fríamente– De cualquier forma, ¿Por qué te obsesionas con ellos? ¿Qué te importa lo que hagan de noche?

-Bien dicho, pelirroja!—sirius dio un puñetazo al aire—¿Qué demonios le importa lo que hagamos de noche?

- Sólo trato de demostrarte que no son tan maravillosos como todos creen que son.
La intensidad de su mirada la hizo sonrojarse.
- Al menos no usan magia oscura – Lily disminuyó su voz – Y estás siendo muy ingrato, oí lo que pasó la otra noche. Fuiste a meterte a ese túnel cerca del Sauce Boxeador, y James Potter te salvó de lo que sea que haya ahí.

Sirius se removió incomodo en su asiento mientras Remus y james decían “idiota” al tiempo.

-Lo siento, ¿bueno?—se excusó sirius—¿Cuántas veces lo he dicho?, ya se que fue una mala idea.

-Fue una pésima idea—le dijeron Remus y James al tiempo.

La cara de Snape se contrajo completamente mientras murmuraba:
- ¿Que me salvó? ¿Salvar? ¿Crees que estaba jugando al héroe? ¡Estaba salvando su cuello, y el de sus amigos también! Tú no vas a…no te permitiré…

-Admito que lo hice principalmente por Remus—reconoció James—y por no meter en un problema a sirius, pero aunque nosotros no hubiésemos estado en peligro de ser expulsados, no habría dejado que Snape se enfrentara a un hombre lobo si estaba en mis manos ayudarlo.

-Además, nunca me lo habría perdonado si lo hubiese herido—dijo Remus con temor pensando en esa posibilidad—si lo había condenado a vivir esto.


- ¿Permitirme? ¿Permitirme?
Lily abrió sus brillantes ojos verdes como platos. Snape se arrepintió de inmediato.

-Oh, lo había olvidado—dijo Ángela—no debió decirle eso a Lily, estallará.

- No quise decir… es sólo que no quiero que hagas el… ¡Le gustas, le gustas a James Potter! – las palabras parecían salir de Snape contra su voluntad

-Claro que me gustaba—aseguró james—¿a quien no le gustaría si es la mujer más maravillosa del mundo?, a ti también te gustaba!.

-Eso no es cierto—negó Lily—Severus y yo solo éramos amigos, solo nos queríamos como hermanos—Dumbledore no podía creer que Snape nunca le hubiese confesado sus sentimientos a Lily.

-¿Estas ciega?—dijeron varias voces al tiempo para que Alice continuara—Snape estaba enamorado de ti!.

-No es verdad—aseguró Lily—si el hubiese sentido algo mas por mi me lo hubiese dicho.

-No si pensaba que lo ibas a rechazar—dijo James serio—ni si pensaba que eso dañaría su amistad.

– Y él no es… lo que todos piensan… un héroe del Quidditch… - la amargura y el desagrado de Snape lo estaban volviendo incoherente, y las cejas de Lily se elevaban más y más en su frente.

-Bueno, el odio era totalmente mutuo—se burló Ángela.

- Sé que James Potter es un idiota arrogante – dijo, cortando a Snape

-Eso dolió, Lils—dijo james con gesto triste.

-Así eras en ese momento—dijo Lily seria—pero, tengo que reconocer—agregó con una sonrisa—que en ese momento ya me empezabas a gustar.

-¿En serio?—preguntó james con una sonrisa radiante

-Te lo dije—le recordó Remus cuando Lily asintió sonrojada.


– No necesito que tú me lo digas. Pero la idea que Mulciber y Avery tienen del humor es simplemente malvada. Malvada. No entiendo como puedes ser amigo de ellos.

-Fácil, porque…-pero la razón de sirius no a supieron porque Ángela lo calló de un pellizco.—ay!, eso dolió, ang!

-No era una caricia!—le contestó

Harry dudaba mucho de que Snape hubiese siquiera escuchado sus quejas sobre Mulciber y Avery. En cuanto la había oído insultar a James Potter, todo su cuerpo se había relajado, y mientras seguían caminando el paso de Snape se volvió distinto…

Ahora Lily pensaba que tal vez sus amigos y su esposo tenían razón, y Severus si estaba enamorada de ella, ¿Por qué nunca lo vio?. ¿seria tal vez porque su relación con Severus siempre había sido igual?, él, después de todo, siempre la había tratado de forma especial, hasta que empezó su gradual distanciamiento

Y la escena se disolvió…
Harry volvió a ver a Snape dejando el Gran Comedor luego de hacer su T.I.M.O. de Defensa Contra las Artes Oscuras, vio como se alejaba del castillo y paseaba sin darse cuenta cerca del lugar en donde James, Sirius, Lupin y Pettigrew estaban sentados juntos bajo el haya.

-No puede ser—se lamentó james—Harry tenia que ver precisamente ese día—Lily por su parte se entristeció, pes recordó con dolorosa precisión el insulto de Snape.

 Pero Harry se mantuvo distante esta vez, pues sabía lo que había pasado luego de que James levantaba a Snape en el aire y lo ridiculizaba, sabía lo que habían hecho y dicho, y no quería volver a escucharlo…

-¿Cómo lo sabe?—preguntaron james y Lily.

-A lo mejor alguno de nosotros se lo dijo—propuso sirius no muy convencido.

-No, jamás haríamos quedar mal a james de esa manera—negó Remus—no tengo idea de cómo pudo haberlo sabido.

Vio a Lily unirse al grupo y defender a Snape. A la distancia oyó a Snape gritarle, en su humillación y su furia, las palabras imperdonables:

Dumbledore dudó un momento antes de leer las siguientes palabras
Sangre sucia.

Los ojos de Lily se llenaron de una tristeza infinita, mientras que James, sirius, Remus y los demás se llenaron de furia, pues todos, exceptuando a Frank (y a Dumbledore que conocía la verdad sobre Snape), sabían que pese a que Lily se mostró fuerte e indiferente en el momento, después lloró, no por las palabras pronunciadas, sino por de quien vinieron.

La escena cambió…
- Lo siento.
- No me interesa.
- ¡Lo siento!
- Guarda tu aliento.


James estaba teniendo serios problemas para controlarse, recordaba que esa noche, y de hecho, esa semana, Lily estuvo deprimida en la sala común, no muchos lo notaron, y solo Alice y Ángela fueran testigos de primera línea, pero él, que siempre estaba pendiente de Lily se dio cuenta, la chica salía poco de la habitación y tenia unas ligeras ojeras, que, como supo después, intentaba ocultar con maquillaje muggle.

Era de noche. Lily, que vestía una túnica sencilla, estaba de pie con los brazos cruzados enfrente del portarretrato de la Dama Gorda, a la entrada de la torre de Gryffindor.

-No entiendo como si quiera te dignaste a hablar con el—dijo Ángela—yo lo habría enviado a freír espárragos!

-Y algún hechizo no habría sobrado—aprobó Alice, Lily se quedó en silencio, le dolía recordar esos momentos.

- Sólo salí porque Mary me dijo que amenazabas con dormir aquí.
- Iba a hacerlo. Lo hubiera hecho. Nunca quise llamarte sangre sucia, sólo…
- ¡Se te escapo! – no había pena en la voz de Lily – Es demasiado tarde, he encontrado excusas para ti todos estos años. Ninguno de mis amigos puede entender por que te hablo. Tú y tus queridos amigos Mortífagos… ¡Ves, ni siquiera lo niegas! ¡Ni siquiera niegas que es a lo que todos aspiran! No puedes esperar para unirte a Ya – Sabes – Quien, ¿verdad?

Dumbledore conocía la historia de primera mano, pues pese a que Snape no le había contado absolutamente todo, si le había dicho lo suficiente como para saber su arrepentimiento, y creer en el.

Snape abrió la boca, pero la cerró sin hablar.
- No puedo seguir pretendiéndolo. Tú escogiste tu camino, y yo el mío.

James abrazó a Lily con ternura, sabiendo lo mucho que su esposa odiaba recordar eso que tanto daño le hacia.

- No, escucha, no quería…
-¿Llamarme sangre sucia? Pero así es como llamas a todos los de mi clase, Severus. ¿Dónde está la diferencia?

-No hay diferencia—dijo Lily en un susurro.

Snape luchó consigo mismo, a punto de decir algo, pero con una mirada de desprecio, Lily se dio vuelta y atravesó el agujero del portarretrato. 

-Fue la última vez que hablamos—confesó Lily—aunque intentó que lo hiciéramos varias veces más, pero yo ya había tenido suficiente.

El corredor se disolvió, y la escena se demoró un poco más en rehacerse: Harry sintió que volaba a través de figuras y colores cambiantes hasta que todo a su alrededor se solidificó otra vez y se paró en la cima de una colina, triste y fría en la oscuridad, con el viento soplando a través de las ramas de unos cuantos árboles sin hojas.

Dumbledore supo que el momento de la verdad se acercaba, pronto los Potter sabrían que había sido Snape quien le había advertido que voldemort los buscaba.

El Snape adulto estaba sin aliento, girando sobre si mismo, con la varita firmemente sujeta en la mano, esperando algo o a alguien… Su miedo infectó a Harry también, a pesar de saber que no podía ser dañado, y miró sobre su hombro, preguntándose que sería lo que Snape estaba esperando…

-No es común que Severus muestre miedo—comentó Lily confundida.

Luego un destello de luz blanca cegadora voló a través del aire. Harry pensó en el resplandor, pero Snape había caído de rodillas y su varita había salido disparada de sus manos.
- ¡No me mate!

-¿Qué?—preguntaron todos.

-Solo se acerca el momento de la verdad—dijo Dumbledore intrigándolos aún más, pero no dio más explicaciones, de inmediato volvió a leer.

- Esa no era mi intención.
Cualquier sonido de la Aparición de Dumbledore había sido sofocado por el ruido del viento entre las ramas.

Todos miraron al director con la pregunta escrita en la cara, pero Dumbledore no dijo nada, solo mantuvo la vista en el libro.

Se detuvo junto a Snape con su túnica ondeando a su alrededor, y su cara iluminada por debajo por la luz creada por su varita.
- ¿Y bien, Severus? ¿Qué mensaje tiene Lord Voldemort para mí?
- Ni… ningún mensaje… ¡Estoy aquí por mi cuenta!

-Es una trampa—aseguraron james y sirius.—voldemort lo envió.

Snape se secaba las manos. Parecía un poco loco, con su desordenado pelo negro volando a su alrededor.
- Yo…vine con una advertencia… no, una petición… por favor…

-No puede creer nada de lo que el diga!—james y sirius hablaron de nuevo al tiempo.

Dumbledore agitó su varita. A pesar de que las hojas y las ramas aún volaban a través del aire nocturno a su alrededor, se hizo silencio en el lugar donde él y Snape se veían cara a cara.
- ¿Qué petición podría hacerme un Mortífago?

-Incluso Dumbledore lo sabe—dijo sirius—nadie puede negar que Snape es un mortifago.

- La… la profecía… la predicción… Trelawney…

-¿Pro-profecia?—preguntó Lily con voz ahogada.

-¿Esa profecía?—siguió james remarcando la primera palabra y mirando a su hijo que dormía.

- Ah, sí – dijo Dumbledore - ¿Cuánto le contaste a Lord Voldemort?

-¡¿FUE EL QUIÉN SE LO DIJO A VOLDEMORT?!—rugieron sirius, james y Remus mientras Lily perdía el poco color de su cara.

-LO VOY A MATAR!—escupió sirius.

- ¡Todo, todo lo que escuché! – respondió Snape – Es por eso que…. es por esa razón que… ¡él cree que se trata de Lily Evans!

-MALDITO INFELIZ!—gruñó james—POR SU CULPA UN LOCO ASESINO PERSIGUE A MI HIJO!


- La profecía no hacía referencia a una mujer – dijo Dumbledore – Hablaba de un niño nacido a finales de Julio…
- ¡Sabe lo quiero decir! El piensa que se trata de su hijo, y la va a cazar… los va a matar a todos…

-Pero algo no tiene sentido—dijo Frank hablando por primera vez en mucho tiempo—si es un mortifago ¿Por qué quiere poner en sobreaviso a quienes su amo quieres cazar?

-No me pidas que desentrañe la mente de un mortifago—le contestó sirius de mal modo.

-No—dijo Alice—Frank tiene razón—continuó—además, Harry dijo que estaba nervioso, y mencionó a Lily.

-Usted dijo que la verdad se acercaba—dijo Ángela mirando a Dumbledore—¿usted sabe algo que nosotros no?

-Sigamos leyendo—contesto Dumbledore con simpleza.

- Si significa tanto para ti – dijo Dumbledore – seguramente Lord Voldemort la dejará ir, ¿no? ¿No podrías pedir piedad por la madre, a cambio del hijo?
- Yo… yo ya se lo pedí…

-No!—gruñó Lily temblando—que me mate a mí, no dejaré que toque a Harry!

-Es un infeliz—escupió james—no me importa lo que diga de mi, pero insinuar que mate a Harry, eso es repugnante, es solo un niño—terminó mirando a su hijo—no ha hecho nada.

- Eres repugnante – dijo Dumbledore, y Harry nunca había oído tanto disgusto en su voz. Snape pareció encogerse un poco – ¿No te preocupa, entonces, que su esposo y su hijo mueran? ¿Ellos pueden morir, siempre y cuando tú obtengas lo que quieres?

-De verdad, voy a matarlo—dijo sirius con una voz baja y siseante—le agradezco que quiera proteger a Lily, pero jamás permitiré que lastimen a james o Harry, primero muerto y si para eso tengo que matarlo, no me temblará la varita!

Snape no dijo nada, simplemente miró a Dumbledore.
- Escóndalos a todos, entonces – gruñó – Proteja… Protéjalos a los tres. Por favor.

James se debatía entre la ira porque Snape insinuara que su hijo era prescindible, y la gratitud por su intento de proteger a Lily, los demás escuchaban atónitos, no creían lo que Dumbledore leía.


- ¿Y qué me darás a cambio, Severus?
- ¿A… a cambio? – Snape miró a Dumbledore, y Harry pensó que se iba a quejar, pero luego de un momento muy largo dijo – Lo que usted quiera.

Estaban asimilando lo que se leía, o al menos intentándolo, en ese momento Lily confirmó que sus amigos tenían razón, y su mejor amigo de la infancia estaba enamorado de ella, pensó que quizá, si Snape no se hubiese entregado a las artes oscuras ella se pudo haber enamorado de el, pero fue james finalmente quien ganó su corazón, y sabia que ese amor era seria para siempre.

La colina se deshizo, y Harry se encontró de pie en la oficina de Dumbledore. Algo hacía un sonido terrible, como un animal herido. Snape se dejó caer en una silla y Dumbledore, parado sobre él, parecía muy afligido. Luego de un momento, Snape levantó su rostro, y parecía un hombre que hubiese vivido cien años de miserias desde que había dejado la colina salvaje.

-Creo..creo que es el día de nuestra muerte, james—dijo Lily consternada

- Pensé… que iba... a mantenerla… a salvo…
- Ella y James depositaron su confianza en la persona equivocada – dijo Dumbledore – Igual que tú, Severus. ¿Acaso no esperabas que Voldemort la dejara ir?

Asombrosamente james descubrió que su odio por Peter era aún mayor que contra Snape, probablemente se debía a que su enemistad con Snape había nacido el mismo día en que se conocieron, mientras que a Pettegrew le había dado toda su confianza, su protección y su amistad, y el le había pagado traicionándolo por la espalda, y entregando a su esposa e hijo a una muerte segura.

Snape respiraba entrecortadamente.
- Su hijo sobrevivió – dijo Dumbledore.
Con un pequeño movimiento de cabeza, Snape pareció alejar algo desagradable.

Lily estaba en estado de shock, no acababa de asimilar todo lo que estaban descubriendo, pero en ese momento, de nuevo agradeció al cielo que su hijo hubiese sobrevivido.

- Su hijo vive. Tiene sus ojos, sus mismos ojos. Recuerdas la forma y el color de los ojos de Lily Evans, me imagino

-Eso es algo crudo—acusó Alice sintiendo pena por Snape, Dumbledore fingió no oírla.

- ¡NO! – aulló Snape – Se ha ido… muerta…

Lily, aún anonadada, dejó resbalar un par de lágrimas, que james limpió con ternura para luego besar su cabeza.

- ¿Te remuerde la conciencia, Severus?
- Desearía… desearía que yo hubiese muerto…

-Deberías haber muerto tú en lugar de ellos—dijo sirius sin compasión.


- ¿Y eso de qué serviría? – dijo Dumbledore fríamente – Si amabas a Lily Evans, si realmente la amabas, entonces está claro lo que debes hacer.

Lily ahora no dejaba de derramar silenciosas lagrimas, mientras james la mantenía segura en sus brazos, intentando darle fortaleza.

- ¿Qué… qué quiere decir?
- Sabes cómo y porqué murió. Asegúrate de que no fue en vano. Ayuda a proteger al hijo de Lily.

-Después de todo por tu culpa es que Lily y james están muertos—acusó sirius

-No seas injusto sirius—le recriminó Ángela—todos tenemos derecho a una segunda oportunidad.

-El no—negó testarudamente

-El también—dijo james para asombro de todos—no va a borrar nada de lo que ha pasado, pero si va a proteger a mi hijo le daré todas las oportunidades que quiera.

-Pero fue un mortifago james—le recordó sirius con urgencia—¿lo olvidaste?, tu mismo lo has dicho, nadie deja de ser un mortifago.

-Sabemos de alguien que si—apuntó Lily en voz muy baja y entrecortada.

-Regulus—completó Remus—el también lo fue, pero ya sabes que murió intentando hacer caer a voldemort.

-Espero que demuestre que merece su confianza—fue lo único que dijo sirius.

- Él no necesita protección. El Señor Oscuro se ha ido…
- El Señor Oscuro regresará, y Harry Potter estará en un peligro terrible cuando lo haga.

-¿Usted siempre supo que regresaría?—preguntó Frank.

-Sospechaba que había hecho algo para asegurarse de no morir—concedió Dumbledore—pero no estaba seguro de que fuera cierto, ni tampoco, de que era lo que había hecho.

Hubo una pausa muy larga, y lentamente Snape recuperó el control de sí mismo, reguló su respiración. Al fin dijo:
- Muy bien. Muy bien. ¡Pero nunca, nunca se lo diga a nadie, Dumbledore! ¡Esto queda entre nosotros! ¡Júrelo! No puedo soportar… especialmente el hijo de Potter… ¡Quiero su palabra!

-¿Por qué no quiere que alguien sepa lo mejor de el?—preguntó Lily contrariada.

-Por mi—dijo james con simpleza—creo que yo habría hecho lo mismo de ser el caso contrario, si tu lo hubieses elegido a él—confesó cabizbajo.

-Eso nunca—corrigió Lily—te amo, y eso nunca va a cambiar—luego hizo una mueca triste—sin embargo, nos equivocamos con Severus, y cuando esto acabe quiero hablar con el—james asintió solemne—ustedes también le deben una disculpa.

-No prometo nada—corearon james y sirius


- ¿Mi palabra, Severus, de no revelar nunca lo mejor de ti? – suspiró Dumbledore, mirando a la angustiada y feroz cara de Snape – Si insistes…

Todos empezaban a sentir una culpa apabullante, durante todo el libro, y de hecho, durante muchos años se burlaron de Snape, o lo insultaron, o lo tildaron de mala persona, lo catalogaron como alguien sin sentimientos, y luego descubrían todo eso.

-Pero si era fiel a Dumbledore debido a su amor por Lily—masculló Remus—¿por qué lo asesino?

-Estoy seguro de que lo descubriremos—dijo Frank.

La oficina se disolvió y rearmó instantáneamente. Snape caminaba de un lado a otro en frente de Dumbledore.
-…. mediocre, arrogante como su padre, decidido a romper las reglas, fascinado de descubrir que es famoso, llamando la atención e impertinente…

-Y ya odia a Harry—dijo james—de haber sabido que mi enemistad con Snape le habría traído problemas a mi hijo habría intentado meterme menos con el.

- Ves lo que quieres ver, Severus – dijo Dumbledore, sin levantar la vista de una copia de Transformación Moderna – Otros profesores me han dicho que el chico es modesto, agradable y razonablemente talentoso. Personalmente, me parece un muchacho encantador.

-Gracias—dijeron Lily y james a Dumbledore que asintió y les sonrió.


Dumbledore dio vuelta a la página, y dijo sin mirar:
- Échale un vistazo a Quirrel, ¿quieres?

-¿Quién es Quirrell?—preguntó Remus confundido.

-No tengo la menor idea—contestó Frank—jamás lo había escuchado.

Un espiral de colores, y ahora todo se había oscurecido, y Snape y Dumbledore estaban de pie, un poco alejados en el hall de entrada, mientras los últimos que quedaban del Baile de Navidad pasaban junto a ellos para irse a la cama.

-¿Baile de navidad?—preguntaron james y sirius—jamás tuvimos un baile de navidad!, no es justo.

- ¿Y bien? – murmuró Dumbledore.
- La marca de Karkaroff también se ha oscurecido. Está aterrado, teme una venganza, usted sabe cuanta ayuda le brindó al Ministerio después de que el Señor Oscuro cayera –Snape miró de reojo al perfil de nariz ganchuda de Dumbledore – Karkaroff huirá si la Marca comienza a quemar.

-¿Karkaroff?—preguntó Frank—¿el de Bulgaria?

-Quiza—opinó Remus—es de Dumstrang y ya sabemos la tolerancia de ese colegio con las artes oscuras, no es de extrañar que algunos mortifagos vengan de allí

- ¿Lo hará? – preguntó Dumbledore suavemente, mientras Fleur Delacour y Roger Davies venían desde el patio, riendo - ¿Y tú, te sientes tentado a irte con él?
- No – dijo Snape, con sus ojos negros fijos en las cada vez más alejadas siluetas de Fleur y Roger – No soy tan cobarde.

-Que bueno que voldemort no supo que lo estaba traicionando—dijo Alice..

-Fuimos muy injustos—concedió Ángela-¿recuerdan el castigo de luna, Neville y Ginny?—todos asintieron—solo los protegía cuando los envió al bosque prohibido, al igual que al resto de los alumnos.

- No – acordó Dumbledore – Eres un hombre mucho más valiente que Igor Karkaroff. Sabes, a veces pienso que sorteamos las Casas demasiado pronto…

Todos guardaron silenció ante esa declaración, pero sabían que, si Snape había arriesgado su vida tanto tiempo engañando a voldemort, debía ser un hombre muy valiente.

Dumbledore se alejó, dejando a Snape con cara de estar herido.
Y ahora Harry estaba una vez más en la oficina del director. Era de noche, y Dumbledore giraba en la silla que parecía un trono detrás del escritorio, aparentemente semiconsciente.

-¿Semiinconsciente?—se asustaron todos

-¿Qué pudo haberlo dejado en ese estado?—le preguntó sirius a Dumbledore.

-Por mucho que la gente lo crea—contesto Dumbledore—no soy invencible, solo soy un hombre.


Su mano derecha colgaba de un lado, ennegrecida y quemada. Snape murmuraba encantamientos, señalando la muñeca de esa mano con su varita, mientras que su mano izquierda vaciaba un cáliz lleno de una poción dorada en la garganta de Dumbledore. Al cabo de unos momentos, las pestañas del director se sacudieron para abrirse.


James y sirius estaban atónitos, más que cualquier otro en la habitación, ahora, además de que Snape juró proteger a Harry, le salvaba la vida  a Dumbledore.

- ¿Por qué? – dijo Snape, sin preámbulo - ¿Por qué se puso ese anillo? Lleva una maldición, seguramente ya lo sabía. ¿Por qué lo tocó?
El anillo de Marvolo Gaunt yacía en el escritorio frente a Dumbledore. Estaba roto; la espada de Gryffindor estaba tendida junto a él.
Dumbledore frunció el ceño.

-El horrocrux—dijo Remus sombrío—ahora ya sabemos lo poderosa que debe ser la maldición que tiene el anillo.

- Fui… un tonto. Me vi profundamente tentado…

A medida que Dumbledore leía se sentía culpable, recordaba su obsesión con las reliquias, obsesión que había ocasionado la muerte de su pequeña hermanita.

- ¿Tentado a que?
Dumbledore no respondió.
- ¡Es un milagro que haya podido regresar! – Snape sonaba furioso – Ese anillo portaba una maldición de un poder extraordinario, contenerla es lo más que podemos hacer; he atrapado la maldición en su mano, por ahora…

-Dumbledore…estaba…muriendo—balbuceó Lily—usted iba a morir, y…y..severus…él lo sabia.

Dumbledore levantó su mano, ennegrecida e inútil, y la examinó como si se tratara de una interesante antigüedad.
- Has hecho bien, Severus. ¿Cuánto tiempo crees que me queda?

-¿Cómo puede preguntar eso de manera tan tranquila?—cuestionó sirius.

-Para una mente organizada, la muerte no es mas que una nueva aventura—contestó Dumbledore con un guiño.

El tono de Dumbledore era el de una conversación normal, podría haber estado preguntando por un informe del clima. Snape dudó un momento, antes de hablar.
- No sabría decirlo. Tal vez un año. No hay forma de contrarrestar un hechizo así para siempre. Eventualmente, se esparcirá. Es el tipo de maldición que crece con el tiempo.

Sirius era el que estaba aún enojado con Snape, pero solo james habría podido saberlo a ciencia cierta, y no era por el pasado, james sabia que la rabia de sirius era por haber juzgado de nuevo, mal a una persona, se había equivocado otra vez, igual que con Regulus.

Dumbledore sonrió. La noticia de que le quedaba menos de un año de vida no parecía importarle mucho.
- Soy muy afortunado, extremadamente afortunado de tenerte, Severus.

Lily se sentía demasiado culpable, pues pese a que ella había renunciado a su amistad, Severus nunca lo había hecho, y luego de su muerte, aún con las negativas de Lily por verse, Snape había intentado proteger a Harry y fue fiel a Dumbledore por su recuerdo.

- ¡Si sólo me hubiese llamado un poco antes, hubiese podido hacer algo más, darle algo más de tiempo! – dijo Snape, furioso. Miró el anillo roto, y la espada - ¿Creia que con romper el anillo se romperia la maldición?

-Si confiaba tanto en el—insinuó sirius—¿por qué no le dijo que era un horrocrux?

Todos miraron a Dumbledore buscando una respuesta, pero el director se limito a leer de nuevo.

- Algo así… estaba delirando, sin duda alguna…. – dijo Dumbledore. Con un gran esfuerzo se enderezó en la silla – Bueno, en realidad, eso importará más adelante.
Snape se quedó completamente perplejo. Dumbledore sonrió.
- Me refiero al plan que Lord Voldemort tiene sobre mí- Su plan para conseguir que el pobre chico Malfoy me asesine.

-Usted se lo pidió—casi gritó Lily—usted le dijo que lo asesinara—su voz sonó como una acusación.—Dumbledore no agregó nada pues sabia que Lily no se equivocaba.

Snape se sentó en la silla que Harry solía ocupar, al otro lado del escritorio de Dumbledore. Harry se dio cuenta de que quería seguir hablando de la mano maldita de Dumbledore, pero que este rehusaba educadamente a seguir discutiendo el asunto. A regañadientes, Snape dijo:
- El Señor Tenebroso no cree que Draco lo consiga. Esto es simplemente un castigo por las recientes faltas de Lucius. Una tortura lenta para los padres de Draco, mientras ven como este falla y paga el precio.

-Pobre chico—dijo james imaginado por un segundo a su hijo en el lugar de Draco—encargarle  una tarea imposible, asesinar al mago más poderoso que existe—negó con la cabeza—voldemort no es más que un maldito cobarde.

- En otras palabras, el chico también está condenado por una sentencia de muerte, al igual que yo – dijo Dumbledore – Ahora, creo saber que el sucesor natural del trabajo, cuando Draco falle, eres tú.

Todos estaban anonadados, juzgaron a Snape todo el tiempo y resulta que el final este cargaba con un gran peso sobre sus hombros y lo peor, fue que por lo que leyeron, tuvo que cargar esa responsabilidad él solo.

Hubo una pequeña pausa.
- Ese, según creo, es el plan del Señor Tenebroso.
- ¿Lord Voldemort predice que en un momento no muy lejano no necesitará un espía en Hogwarts?

-Tiene que estar muy confiado en sus planes para creer que se podrá hacer con el control del colegio—dijo Alice.

-Evidentemente no estaba equivocado—sentenció sirius con amargura.

-Sí lo estaba—aseguro Lily—puso a Snape a cargo, el se encargaría de proteger el colegio y a los estudiantes.

-¿Proteger?—inquirió sirius atónito—¿Qué no escuchaste lo que Neville le contaba a los chicos?

-Sirius-dijeron Remus y james al tiempo antes de que Lily pudiese hablar, james continuo—si no fuera por Snape las cosas estarían peor probablemente—Lily tuvo problemas para controlar su expresión y no abrir la boca por el desconcierto, sin embargo, era evidente en el rostro de todos que estaban impresionados—el debía fingir ser aliado de voldemort, si se ponía a defender a todos los alumnos por su insubordinación voldemort habría notado que no era fiel a él.

- Cree que la escuela pronto estará bajo su control, sí.
- Y si realmente cayera bajo su control – dijo Dumbledore, casi, según parecía, al aire - ¿Tengo tu palabra de que harás todo lo esté en tus manos para proteger a los estudiantes de Hogwarts?
Snape asintió firmemente.

Lily sintió una enorme oleada de orgullo por su amigo, pues pese a todo lo que había pasado, Severus no vacilaba en arriesgar su vida para intentar proteger a aquellos que lo creían culpable.

- Bien. Ahora, tu primera prioridad es descubrir que es lo Draco trama. Un adolescente asustado es tan peligroso para el resto como para sí mismo. Ofrécele ayuda y guía, él aceptará, tú le agradas…
- … mucho menos desde que su padre perdió la confianza. Draco me culpa, cree que yo tomé el lugar de Lucius.

-Parece que la caída en desgracia de los Malfoy no fue cosa de un día—comentó Ángela con cierto regocijo.

-Severus ha debido hacer un excelente papel—dijo Lily con una sonrisa ladeada. 

- De todas formas, inténtalo. Me preocupo más por las posibles víctimas de cualquier ataque que se le ocurra al chico que por mí mismo. En último caso, por supuesto, sólo hay una cosa que hacer para salvarlo de la ira de Lord Voldemort.

James no podía creer que hubiese sido tan injusto durante toda su vida, él jamás habría podido hacer todo lo que su primer enemigo declarado mostraba que haría durante muchos años, desde luego no era que deseara que hubiesen sido íntimos amigos, pues sus personalidades eran demasiado opuestas como para encajar, además de estar enamorados de la misma mujer, pero si espero que a partir del momento se pudiese tener una relación cordial, un cese permanente de hostilidades.

Snape alzó las cejas y su tono de voz era sardónico al preguntar:
- ¿Piensa dejar que lo maté?
- Por supuesto que no. Tú debes matarme.

Las palabras salían de la boca de Dumbledore, pero se instalaban en su cerebro, lo había tratado realmente mal cuando éste vino a pedirle ayuda la primera vez, sin embargo, poco tiempo después, Severus Snape se ganó totalmente su confianza y le había pagado haciendo pasar por un infierno.

Hubo un largo silencio, interrumpido sólo por un extraño ruido de algo rompiéndose. Fawkes, el fénix, masticaba un poco de chucherias.
- ¿Quiere que lo haga ahora? – preguntó Snape, con la voz cargada de ironía - ¿O le doy algunos minutos para que componga su epitafio?

-Vaya, quien lo diría—dijo sirius con burla ignorando las malas miradas—Snape tiene sentido del humor.

-Sirius, contrólate—lo previno Remus

-¿Qué?—se encogió de hombros—solo dije la verdad

- Oh, todavía no– respondió Dumbledore, sonriendo – Me atrevería a decir que el momento se presentará solo en el transcurso de los acontecimientos. Dado lo que ha ocurrido esta noche – indicó su mano calcinada – podemos estar seguros que pasará durante este año.

-Pero entonces, si sabia que iba a morir—encaró Lily con el ceño fruncido mirando al director—¿por qué no le dijo a Harry todo lo que necesitaba saber?, ¿por qué no le explicó como destruir los Horrocruxes?.

-Jamás dejo un camino totalmente delimitado—contestó Dumbledore antes de volver a leer—cada reto está diseñado a medida de quien lo asume.


- Si no le importa morir – dijo Snape con rudeza - ¿Por qué no deja que Draco lo haga?
- El alma de ese chico aún no está tan dañada – dijo Dumbledore – no dejaré que se rompa por mi culpa.
- ¿Y mi alma, Dumbledore? ¿Y la mía?

Sirius jamás se habría imaginado que Snape tuviese conciencia, para el siempre había sido un mortifago más, un Slytherin idéntico a los otros, y ahora, pese a que no lo admitiera ante los demás, se daba cuenta de lo equivocado que estaba.

- Tú eres el único que sabe si tu alma se dañará al ayudar a un viejo a evitar el dolor y la humillación – dijo Dumbledore – Te pido este gran favor a ti, Severus, porque la muerte vendrá por mi con tanta certeza como los Chudley Cannons serán los últimos de la liga este año. Confieso que prefiero una salida rápida y sin dolor a la larga y caótica situación en la que me vería si, por ejemplo, Greyback está involucrado

-Seguro estaría encantado—gruño Remus—ese ser disfruta lastimando a cualquiera que se le ponga a tiro.

 (¿Oí que Voldemort lo reclutó?) o la querida Bellatrix, a quien le gusta gusta jugar con su comida antes de comérsela.

Sirius gruñó, no soportaba la sola mención de su prima, en lo que a él concernía, el mundo estaría mucho mejor sin ella, aquella arpía sin corazón obsesionada con la pureza de la sangre.

Su tono de voz era ligero, pero sus ojos azules atravesaban a Snape al igual que tantas otras veces habían atravesado a Harry, como si pudieran ver el alma sobre la cual estaban discutiendo.

-No solo a ellos—comentó Alice con seguridad y los demás asintiero
Al fin, Snape volvió a asentir con firmeza. Dumbledore pareció satisfecho.
- Gracias, Severus…
La oficina desapareció, y ahora Snape y Dumbledore caminaba juntos por los vacíos patios de la escuela a media luz.
- ¿Qué hace con Potter, todas esas tardes que pasan encerrados juntos? – preguntó Snape abruptamente.
-Parece que alguien está celoso de mi hijo—comentó James con humor pero sin ánimo de burlarse.

Dumbledore parecía cansado.
- ¿Por qué? ¿No tratarás de ponerle más castigos, Severus? El chico pronto pasará más tiempo castigado que fuera.

-Tendré que hablar firmemente con Severus—decidió Lily—no puede desquitarse con Harry solo porque físicamente se parece a James—terminó con el ceño fruncido.

- Está actuando como su padre otra vez…
- En apariencia, tal vez, pero su naturaleza es mucho más parecida a la de su madre.

Lily sonrió orgullosa al tiempo que james la besaba en la parte alta de la cabeza y le susurraba un “sacó lo mejor de ti, tus ojos y tu personalidad encantadora”.

Paso mucho tiempo con Harry porque debo discutir algunas cosas con él, información que debo darle antes de que sea demasiado tarde.
- Información – repitió Snape – Confía en él… no confía en mí.

-Parece un niño chiquito—se burló sirius y todos lo miraron con la ironía plasmada en el rostro.

-El que viene a hablar—se burló Remus mientras sirius simulaba mirarlo ofendido para segundos después romper a reír seguido por los demás.

- No es un asunto de confianza. Poseo, como ambos sabemos, un tiempo limitado. Es esencial que le de suficiente información como para que haga lo que necesita hacer.

Lily intentó no pensar mal de Dumbledore, pero odiaba la idea de que el director conscientemente le dejara a su hijo un camino incierto y peligroso sin darle al menos, toda la información que poseía, su Harry no era un guerrero, solo era un chico de 17 años con una carga muy pesada sobre sus hombros.

- ¿Y por qué no puedo recibir yo la misma información?
- Prefiero no poner todos mis secretos en el mismo cesto, especialmente si ese cesto pasa tanto tiempo colgando del brazo de Lord Voldemort.
- ¡Lo hago bajo sus órdenes!

-Y lo hace bastante bien, según hemos leído—aprobó Frank—no cualquiera puede engañar a voldemort y sobrevivir por tanto tiempo.

-Así es—aprobó Lily sonriente—hasta el último minuto Severus mantuvo su papel.


- Y lo haces muy bien. No creas que no estimo el constante peligro al que te expones, Severus. Entregarle a Voldemort información que parece valiosa mientras guardamos lo esencial es un trabajo que no le confiaría a nadie más que a ti.
- ¡Y aún así, confía mucho más en un chico que es incapaz de aprender Oclumancia, cuya magia es mediocre, y que tiene una conexión directa con la mente del Señor Oscuro!

-Bueno, no te pases—reclamó james—esta bien, nos equivocamos, pero deja de meterte con Harry!


- Voldemort le teme a esa conexión – dijo Dumbledore – No hace mucho, tuvo una pequeña lección sobre lo que realmente significa para él compartir la mente de Harry. Fue un dolor que nunca antes había experimentado. No volverá a tratar de poseer a Harry, estoy seguro. No de esa forma.

Se preguntaron a que se refería voldemort exactamente, pero sabían que la única posibilidad de tener alguna respuesta era permitiendo que Dumbledore leyera lo que faltaba.

- No entiendo.
- El alma de Voldemort, tan desfigurada como se encuentra, no puede soportar el contacto con un alma como la de Harry. Es como una navaja de acero congelado, como la carne en llamas…

-¿Almas?—preguntó Lily—¿Qué tienen que ver sus almas con la conexión de sus mentes?—cuestionó confundida, Dumbledore por su parte, vio confirmada otra teoría, y no le gusto para nada imaginar como reaccionarían todos al saber lo que su futuro yo haría más adelante con Harry.

- ¿Almas? ¡Estamos hablando de mentes!

James intentó que no le afectara que su esposa hubiese expresado lo mismo que Snape y con palabras casi idénticas.


- En el caso de Harry y Lord Voldemort, hablar de una cosa es lo mismo que hablar de la otra.
Dumbledore miró a su alrededor para asegurarse de que estuvieran solos. Estaban cerca del Bosque Prohibido, pero no había señal alguna de alguien cerca de ellos.
- Después de que me hayas matado, Severus…

A todos seguía asombrándoles la manera tan indiferente con la cual Albus Dumbledore lidiaba con su posible muerte, ellos no lograrían jamás tomarlo de ese modo, probablemente estarían en depresión o buscando diferentes maneras de escapar de sus garras.


- ¡A pesar de que rehúsa contarme todo, espera ese pequeño servicio de mi parte! – gritó Snape, y una furia verdadera apareció en su delgada cara – ¡Toma algo tan importante como si estuviera garantizado, Dumbledore! ¡Tal vez he cambiado de idea!
- Me diste tu palabra, Severus. Y ya que hablamos de servicios que me debes, pensé que habías aceptado mantener vigilado a nuestro joven amigo de Slytherin.
Snape estaba furioso, desafiante. Dumbledore suspiró.

-Bueno no es para menos—aportó Alice tímidamente mientras se dejaba caer en el pecho de su esposo—no es nada fácil lo que le están pidiendo que haga y si siente que le ocultan cosas será peor.

- Ven a mi oficina esta noche, Severus, a las once, y no podrás quejarte de que no confío en ti…

Muchos se preguntaban que otras cosas les quedaban por descubrir, que otras pruebas le esperaban a Harry y sobre todo ¿sobreviviría a su encuentro final con voldemort?, esperaban que si, porque lo contrario era impensable.

De nuevo estaban en la oficina de Dumbledore, las ventanas oscuras y Fawkes sentado en silencio, mientras Snape permanecía rígido y Dumbledore caminaba a su alrededor hablando.
- Harry no debe enterarse, no hasta el último momento, no hasta que sea necesario, de otra forma, ¿cómo tendría la fuerza necesaria para hacer lo tiene que hacer?

-¿Hacer? ¿Qué debe hacer?—preguntó Lily aterrada.

-¿No se referirá a buscar los Horrocruxes?—propuso Alice con escaso animo.

-Imposible, Harry siempre supo que los tenia que buscar—negó Lily antes de que alguien más la interrumpiera.

-Supongo que solo leyendo lo sabremos—decidió Frank—profesor Dumbledore…


- Pero, ¿qué debe hacer?
- Eso el algo entre Harry y yo. Ahora escucha con atención, Severus. Llegará un momento… después de mi muerte… ¡no discutas, no me interrumpas! Llegará un momento en el que Lord Voldemort parecerá temer por la vida de su serpiente.

-Ese momento ya llegó—dijo Remus pálido

-Y sev..sev no dejaba de ver a Nagini cuando c-cuando estaba con voldemort—les recordó Lily con un hilo de voz.

-Y nosotros pensamos que le daba miedo mirar a voldemort—dijo Alice afectada, sirius maldijo por lo bajo.

-¿Qué?—preguntó ante la ceja alzada de Lily—no descansaras hasta que lo admita ¿Verdad?—Lily asintió con una sonrisa que podía considerarse petulante—bien, me equivoque ¿de acuerdo?, me equivoque—confesó con tal voz que Lily se sintió culpable de haberlo hecho hablar—otra vez juzgue mal, igual que con Reg.

-Sirius..yo—empezó Lily pero su esposo la interrumpió—no fuiste tu canuto—le dijo con firmeza—todos lo hicimos, además hasta Lily pensó mal—se volvió hacia su esposa con disculpa en la mirada pero ella solo asintió—todas las pruebas apuntaban en su contra y nuestra enemistad con el no ayudo, no fue tu culpa.

-No fue culpa de nadie—relevo Remus—deja de culparte por las decisiones de los demás, Snape escogió seguir las artes oscuras cuando estábamos en Hogwarts, y luego decidió ser un mortifago, nadie lo forzó a eso—explicó con calma—pero, afortunadamente para el, recapacitó, y no fue algo publico, solo deberías sentirte culpable sí sabiendo su cambio siguieras juzgándolo—sirius asintió agradecido con sus amigos y luego miró a Lily diciéndole con una sonrisa que todo estaba bien, la mujer le correspondió.

- ¿Nagini? – Snape parecía atónito.
- Precisamente. Cuando Lord Voldemort deje de enviar a su serpiente a cumplir sus órdenes, y la mantenga segura junto a él bajo protección mágica, entonces, creo, será seguro decirselo a Harry.
James se inclinó inconscientemente hacia Dumbledore, a la espera por descubrir aquello que su hijo debía saber, esperaba que fuese algo que lo ayudara a sobrevivir.

- ¿Decirle qué?
Dumbledore respiro profundamente y cerró los ojos.
- Decirle que la noche en que Voldemort trató de matarlo, cuando Lily puso su propia vida entre ellos, como un escudo, la Maldición Asesina rebotó en Lord Voldemort, y un fragmento del alma de Voldemort se apartó del resto, y fue a caer en la única alma viviente que quedaba en ese lugar.

-No!—rugió Lily mientras el color escapaba de su cara, james se sintió defallecer, Remus la palmeó la espalda, aunque también estaba en estado de shock, sirius palideció su boca dejó escapar un gemido bajo mientras Ángela se hundía derrotada en su asiento, Alice sintió que un agujero se abría en su pecho mientras Frank pensaba que eso era lo peor que podría pasarle a un padre: saber que su hijo debe morir, pues todos lo entendieron, mientras Harry viviera voldemort no moriría y el Harry que ellos habían notado en el libro no podría vivir con eso, se entregaría a la muerte sin con ello contribuía a la caída de voldemort. Dumbledore, quien ya sabia que eso pasaría, les dio unos minutos para reponerse antes de volver a leer.

Parte de Lord Voldemort vive dentro de Harry, y eso es lo que le da el poder de hablar con las serpientes, y la conexión con la mente de Voldemort que nunca ha sido capaz de entender. Y mientras ese fragmento de alma, perdido por Lord Voldemort, permanezca adjunto y protegido por Harry, Lord Voldemort no puede morir.

-Usted lo sabia—acusó Lily con un dedo acusador hacia Dumbledore, lagrimas bajaban por sus mejillas pero no tuvo compasión—usted nunca cambio, Alice y yo lo defendimos, pero sigue siendo igual, no le importa Harry, nunca le importo—se limpió las lagrimas pero no sirvió de nada, estas seguían desbordándose de sus ojos sin misericordia james intentó frenarla pero no consiguió nada—no james, déjame—le ordenó—sirius tenia razón, confiamos en él—se volvió hacia Dumbledore de nuevo—confiamos en usted, y usted no ha hecho más que mentirnos.

-Lily..—intentó esta vez Remus sujetándola pues se había puesto en pie.

-Lily nada ¿no te das cuenta que es a mi hijo al que este hombre esta enviando a morir?—ni Dumbledore ni ninguno de los otros había escuchado jamás tanto despreció en la voz de la bondadosa Lily—claro, pero ¿Qué podemos decir?, él trabajo por el bien mayor, ¿Qué importa si eso lleva a Harry a la muerte?—recriminó.

-Alice—pidió james, pues sabia que solo ella lograba calmar a Lily cuando se ponía así—por favor.

-Lo siento—contestó ella con lagrimas brillando en sus mejillas—no me pidas que me meta en eso—miro a Lily—no puedes entender el dolor de una madre al saber que perderá a su hijo.

-También es mi hijo—dijo james con ferocidad—y también lo amo y también me duele que vaya a morir—alzó un poco la voz-pero

-Pero nada james—lo cortó su esposa—jamás puse en duda que esto sea tan difícil para ti como lo es para mi—le explicó—pero tu no defendiste al hombre que esta mandando a tu hijo a al muerte, tu y sirius si lo juzgaron como era, yo me creí su falso arrepentimiento.

-Lily—dijo Dumbledore con voz suplicante pero ella solo volvió la cara y se sentó sin dignarse a mirarlo.—sé que tienes derecho a estar molesta—Lily bufó indignada—pero tienes que entenderlo, solo así caerá voldemort, solo así…

-No me interesa—lo cortó—ahora si no le molesta, señor—dijo con voz cargada de veneno—me gustaría saber que más le va a pasar a mi hijo, para así evitarlo, ya sabe, en caso de que alguien se dedique a manipular su vida y usarlo como si fuese un peón, ¿Desea continuar o debo hacerlo yo?—Dumbledore decidió que no valía la pena discutir con Lily y menos en el estado en que la mujer se encontraba así que simplemente se limitó a reemprender la lectura.

A Harry le pareció que veía a los dos hombres desde el final de un largo túnel, lejos de él, con sus voces formando ecos en sus oídos.

Lily fulminó con la mirada a Dumbledore, pero casi al instante se dejó caer derrotada sobre james, quien intento consolarla, pero él no se encontraba nada mejor, sirius aún no lograba emitir sonido, miraba a su ahijado sin parpadear siquiera, pensando que había fallado en su tarea como padrino, Ángela le sujetó la mano con fuerza para darle apoyo, y luego negó levemente con la cabeza para indicarle que se equivocaba, pues la mujer había adivinado correctamente el rumbo de los pensamientos de su novio.

- ¿Así que el chico… el chico debe morir? – preguntó Snape, con calma.
- Y debe hacerlo Voldemort, Severus. Eso es esencial.

James se forzó a mantener la calma, no quería perder los estribos como lo había hecho su esposa, aunque eso no significaba que james no estuviese furioso con Dumbledore y decepcionado de el.

Otro silencio interminable. Luego Snape dijo:
-Pensé… que todos estos años… lo estábamos protegiendo por ella. Por Lily.

Sirius no podía creer que era aquel a quien habían hecho la vida imposible por tanto tiempo, quien estuvo cuidando a Harry, quien arriesgo su vida por el en nombre de Lily, quien reclamaba por su muerte.

-Lo hemos protegido porque es esencial enseñarle, educarle, dejarle que pruebe su fuerza – dijo Dumbledore, con los ojos aún cerrados – Mientras tanto, la conexión entre ellos se hace cada vez más fuerte, se desarrolla como un parásito. A veces creo que él mismo lo sospecha. Si le conozco bien, él lo habra arreglado todo para que cuando salga a enfrentar su muerte, esta realmente signifique el fin de Voldemort.

-Mi hijo no es una marioneta—se le escapó a james, Remus lo sujetó por el hombro para indicarle que se tranquilizara.

Dumbledore abrió los ojos. Snape estaba horrorizado.
- ¿Lo ha mantenido vivo para que muera en el momento correcto?

-Es exactamente lo que ha hecho—sollozó Lily abrazada a james.

- No te sorprendas, Severus. ¿Cuántos hombres y mujeres has visto morir?
- Últimamente, sólo a aquellos a los que no he podido salvar – dijo Snape, poniéndose de pie – Me ha utilizado.

-Parece que esa es una costumbre que tiene bien adquirida—dijo sirius hablando por fin, había decidido que no tenia sentido lamentarse por el pasado ni tampoco por un futuro que estaba dispuesto a cambiar, todo eso se había cambiado por una firme determinación de acabar con todo lo que habían leído antes de que pudiese comenzar.

- ¿Qué quieres decir?
- He espiado y mentido por usted, me he puesto en peligro mortal por usted. Se supone que todo esto era para mantener a salvo al hijo de Lily Potter. Y ahora me dice que le ha estado criando como a un cerdo para el matadero…

-No puedo creer que sea mi enemigo—escupió james—quien este velando por mi hijo, creo que no solo Peter ha traicionado nuestra confianza.—Dumbledore escuchaba en silencio, haciendo uso de su capacidad para mantener la calma en momentos tensos, era esencial que lograra recolectar toda la información para acabar con Voldemort, y quizá entonces tendría tiempo de empezar a remediar sus errores y dejar de cometer mas.


- Esto es conmovedor, Severus – dijo Dumbledore seriamente - ¿Te has encariñado con el chico, después de todo?

Lily odiaba que Dumbledore osara burlarse de Severus, sobre todo sabiendo todo lo que lo había hecho pasar, se obligó a mantener la calma.

- ¿De él? – gritó Snape – Especto Patronum!
De la punta de su varita salió una cierva plateada. Aterrizó en el piso de la oficina, voló a través de ella, y escapó por la ventana. Dumbledore la observó alejarse volando, y mientras su brillo plateado se desvanecía le dio la espalda a Snape, con los ojos llenos de lágrimas.

-Él les envió la espada—dijo Frank con asombro—los ha ayudado desde siempre!

-Sev—susurró Lily conmovida.

-Idiota—se quejó james.

-James ¿no lo habías perdonado e incluso defendido?—preguntó Lily confusa.

-Sí, pero ¿Qué quieres?—reclamó avergonzado—es tú patronus, el imbécil te ama, ¿debo alegrarme por ello?

-Yo te amo a ti—lo calmó Lily—además tu eres mi complemento, mi otra mitad—y james supo que Lily jamás lo dejaría por Snape, recordó sus patronus, ciervo y cierva, juntos, como dijo ella, complementándose mutuamente.

- ¿Después de todo este tiempo?
- Siempre – dijo Snape.

Lily se sintió conmovida, pero supo que no podría corresponder al amor de Severus, tal vez si las cosas hubiesen sido diferentes, pero tal y como había resultado todo, james seria su compañero hasta que la muerte los separara, y Severus solo era para ella un amigo, un hermano muy querido.

Y la escena cambió. Ahora, Harry observó a Snape hablándole al portarretrato de Dumbledore detrás del escritorio.
- Tendrás que darle a Voldemort el día correcto de la salida de Harry de la casa de su tía y tío – dijo Dumbledore – No hacerlo levantaría muchas sospechas, pues Voldemort cree que estás muy bien informado. Sin embargo, debes planear las distracciones; eso, según creo, asegurará la seguridad de Harry. Trata de confundir a Mundungus Fletcher.

-Es..increíble—balbuceó Remus—creo que Snape ha sido muy valiente, me parece que entendí porque dijeron que a veces se seleccionaba muy pronto a los estudiantes para las casas.

Y, Severus, si te obligan a formar parte de la persecución, asegúrate de actuar convincentemente… cuento con que mantengas la confianza de Lord Voldemort tanto tiempo como sea posible, o Hogwarts quedará a la merced de los Carrow…

Bueno, pensó james, al menos Dumbledore intentaba proteger Hogwarts, no era que eso alejara la rabia, pero al menos la mitigaba un poco, muy poco.


Ahora Snape estaba frente a frente con Mundungus en una taberna desconocida. La cara de Mundungus estaba curiosamente pálida, y la de Snape fruncida de concentración.
- Sugerirás a la Orden del Fénix – murmuró Snape – utilizar distracciones. La Poción Multijugos. Potters idénticos. Es lo único que podría funcionar. Olvidarás que yo te sugerí esto. Creerás que fue tu idea. ¿Entiendes?

-Pero ¿y la oreja de George?—preguntó Ángela—dudo mucho que Snape quisiera herirlo, si hubiese querido ser convincente hubiese usado algún hechizo que lo dejara fuera de combate pero no herido.


- Entiendo – murmuró Mundungus, sus ojos desenfocados…
Ahora Harry volaba en una escoba junto a Snape, en una oscura noche despejada. Estaba acompañado por otros Mortífagos encapuchados, y adelante estaban Lupin y un Harry que en realidad era George… un Mortífago que estaba delante de Snape levantó su varita, apuntando directamente a la espalda de Lupin.
- Sectumsempra! – gritó Snape.
Pero el hechizo, dirigido a la mano del Mortífago que llevaba la varita, en vez de darle a él golpeó a George…

-Me..salvó—dijo totalmente sorprendido—no quería atacar a George, fue un mal calculo.

-Creo, lunático—dijo james—que le debo a Snape mucho más de lo que jamás pensé—simuló estremecerse—será mejor que cambiemos todo eso, no quiero deberlo todo eso a Snape, luego no tendré excusa para meterme con el!—logró que todos rieran un poco y Lily rodó los ojos divertida.

Y luego Snape estaba de rodillas en la vieja habitación de Sirius. Las lágrimas caían del final de la ganchuda nariz, mientras leía la vieja carta de Lily. La segunda página contenía sólo unas pocas palabras.
…pudo haber sido amigo de Gellert Grindelwald. ¡Creo que esa mujer esta perdiendo la razón!

Con amor,
Lily.

-Bueno, es oficial cornamenta—se burló sirius con el ánimo de alegrar a Lily—tienes competencia, si te descuidas la pelirroja se irá con Snape.

-Idiota—comentó james riendo tirándole un cojín que sirius esquivó divertido.


Snape tomó la página que tenía la firma de Lily, y su amor, y la guardó en su túnica. Luego rompió en dos la fotografía que también sujetaba, y guardó la parte en la que Lily se reía, tirando al suelo el pedazo en el que se veía a James y Harry, debajo de una cajonera…

-Oye!—se quejó james—¿no podías solo duplicar la foto? ¿era necesario romperla?.

Y ahora Snape estaba nuevamente en la oficina del director, mientras Phineas Nigellus llegaba corriendo a su retrato.
- ¡Director! ¡Están acampando en el Bosque de Dean! La sangre sucia…

-Black tenia que ser—bufó sirius y cuando todos lo miraron se defendió—yo no soy Black, soy un Potter, tía Dorea dijo que me adoptaba ¿verdad james?

-No me costa nada—negó james y cuando sirius lo fulminó con la mirada continuo—vale, vale mamá lo dijo, eres un Potter honorario.

- ¡No use esa palabra!

-Eso!—dijo Frank—es una palabra espantosa.

- ¡… la chica Granger, entonces, mencionó el lugar mientras abría su bolsa y la escuché!
- ¡Bien, muy bien! – exclamó el portarretrato de Dumbledore detrás de la silla del director - ¡Ahora, Severus, la espada! ¡No olvides que debe ser tomada bajo circunstancias de necesidad y valor, y que él no debe saber que tú se la diste! Si Voldemort realmente puede leer la mente de Harry y te ve ayudándolo…

-Supongo que si Ron no hubiese llegado—dijo Alice—Snape habría ayudado a Harry en la charca y luego le habría modificado la memoria.

-Es posible—aceptó Lily.

- Lo sé – dijo Snape, cortante. Se aproximó al portarretrato de Dumbledore y lo hizo a un lado. Se movió hacia el frente, revelando una cavidad escondida al reverso, de la cual sacó la espada de Gryffindor.

-Y Bellatrix pensando que la espada estaba segura en Gringotts!—se burló james—me encantaría verle la cara si se enterara!.


- ¿Y aún así no me dirá porqué es tan importante darle la espada a Potter? – dijo Snape, mientras echaba una capa de viaje sobre sus hombros.
- No, no lo creo – dijo el retrato de Dumbledore – Él sabe que hacer con ella. Y, Severus, sé muy cuidadoso, no serán muy amables con tu llegada después del accidente con George Weasley… 

-No tendré como pagarle a Severus todo lo que ha hecho por Harry—comentó Lily entre triste y orgullosa.

-Creo que con que le regales tu amistad el estará encantado—propuso james—aunque si se te ocurre algo diferente cuenta con mi apoyo—terminó con algo de humor y se ganó un beso de su esposa.

Snape se giró hacia la puerta.
- No se preocupe, Dumbledore – dijo fríamente – Tengo un plan…
Y Snape dejó la habitación. Harry salió del Pensadero, y en unos momentos se encontró en el suelo alfombrado en la misma habitación cuya puerta Snape podría haber cerrado hace sólo unos momentos.

-Termino—anunció Dumbledore que no miraba a los ojos a Lily.

-Yo leeré el siguiente—se ofreció Remus—si me permite…

1 comentario:

  1. me encanta la historia es buennnissssima que pena que la sacaron de potterfics sos re creativa para hacer todos los comentarios de lily y eso me encantaaa

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